Y VERÁN AHORA QUE YO, YO SOY ÉL. PARASHAT HAAZINU

Al final de la parashat Haazinu “Escuchen los Cielos”, está escrito “Verán ahora que Yo, Yo soy Él.” [Número 32:39] Ahora verán que Yo, Yo soy Él. Sobre esto el Baal Shem Tov nos brinda una de sus parábolas más importantes y profundas. El Rey, que es el Rey de reyes de reyes el Sagrado Bendito es, eleva delante suyo muros tras muros, con toda clase de cosas espantosas. Quien quiera acercarse al rey tiene que arriesgar verdaderamente su vida, atravesar todas las bestias salvajes, serpientes. Y hasta es tentado para quedarse en cada muro, y no seguir avanzando hacia el rey. Hay sólo uno, que es el mismísimo hijo del rey, que da su vida y atraviesa todos los muros y llega hasta el rey. Cae frente al rey con el corazón quebrado, en un estado de anulación absoluto y le dice y le ruega “Papá, papá”, ¿por qué me has ocultado tu rostro de tal manera, tantos ocultamientos? Y también todos esos muros, todas las barreras ¿para qué todo eso? El padre le dice, date vuelta, mira, ¿qué ves? El hijo mira para atrás y ve que todo es una luz única, una luz infinita, no existen los muros ni separaciones, no hay bestias salvajes ni serpientes, nada de nada. Todo lo que hay es la luz del Rostro del Rey Viviente. Esta es la explicación del verso con que culmina la parashat Haazinu. “Vean en este momento”, miren ahora, observen todo lo que había, toda la realidad, “Que Yo, Yo soy Él”. Todo soy Yo, solamente Luz Infinita Bendita Sea. ¡Shaná Tová, Umetuká!!

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