ADAR ALEF: EL RITMO DEL ALMA

¡Mazal tov! Nuestro intercalado (literalmente, año preñado en hebreo) ha dado a luz a un niño y su nombre es “Primer Adar”. Esto no es solo una broma para el mes de Adar cuando aumentamos nuestra alegría. Normalmente, el año del calendario judío tiene 12 meses lunares y cada pocos años (7 en cada ciclo de 19 años) tenemos un “año preñado/intercalado” shaná meuberet, (שָׁנָה מְעֻבֶּרֶת) con 13 meses. En estos años, el primer Adar es el mes intercalado, jodesh haibur, (חֹדֶשׁ הָעִבּוּר), el mes de ibur, el treceavo mes que se agrega al año, mientras que el Segundo Adar es el Adar original que tenemos todos los años, por lo que Purim espera pacientemente hasta que lo celebremos durante el Segundo Adar.

¿Qué significa el mes de Adar, y especialmente el primero de los dos meses de Adar en este año intercalado? Según el Sefer Ietzirá (el Libro de la Formación), la letra con la que se creó el mes de Adar es kof (ק); kof es la letra 19, en alusión al ciclo de 19 años intercalados. Resulta que la letra kof sabe reír, ya que el “sentido” o “talento” especial del mes de Adar es la risa, y en este año, con dos meses de Adar, nos ponemos a reír sesenta días seguidos. El mes anterior a Adar es Shevat, cuya letra es la tzadik. Si juntamos la tzadik y la kof, tenemos dos de las tres letras de la raíz para risa (צחק, tzjok).

En estos dos meses de Adar nuestra misión es encontrar la risa positiva, porque la risa e incluso la alegría pueden ser negativas.[1] ¿Cuál es la fuente de la risa positiva? En la Torá, que es nuestra guía para entender cualquier concepto, encontramos que la palabra “risa” aparece primero en asociación con Itzjak, que significa “él reirá”. La risa aparece particularmente en relación con el nacimiento de Itzjak. Abraham se ríe cuando recibe la noticia de que Sará dará a luz a su hijo (esta es la primera aparición del verbo “reír” en la Torá). Más tarde Sará también se ríe. Finalmente, cuando nace Itzjak la madre eufórica dice: “Di-s me ha hecho reír, todos los que lo oigan se reirán conmigo.”[2]  Fue como si una enorme ola de risa contagiosa recorriera el mundo.[3]

Así, la risa aparece en el contexto del primer nacimiento en el pueblo judío, el nacimiento de Itzjak, un nacimiento sorprendente que, según las leyes de la naturaleza nunca podría haber ocurrido. No hay alegría como la alegría de los padres por el nacimiento de su hijo y no hay alegría como la alegría de una mujer estéril que da a luz después de años de tristeza y expectación.

La Risa Vacía

La risa negativa es la risa hueca del vacío, “Porque como el crepitar de las espinas bajo la olla, así es la risa del necio.”[4] Esta es la risa que llena el vacío con locura e insensatez. La risa positiva, por otro lado, es la risa que viene con algo nuevo, como un alma nueva que ha venido al mundo. Esta es también la forma en que debemos regocijarnos en las palabras de la Torá, particularmente cuando se revelan los secretos de la Torá, que estaban escondidos como un bebé en el vientre de su madre.

Esta es la descripción del Zohar de los rostros iluminados y sonrientes de los tzadikim cuando se revelan los secretos de la Torá. Para ser precisos, la risa viene tanto antes como después del nacimiento. Por medio de la risa la madre experimenta alivio y da a luz. Y cuando el bebé emerge al mundo la alegría y las risas son aún mayores.

En la dimensión del tiempo, el secreto del ibur (literalmente embarazo) es precisamente el mes de Adar, en el que aumentamos nuestra alegría. Oportunamente, el término, “el secreto del ibur” (סוֹד הָעִבּוּר, sod haibur) es igual al valor de “alegría”, (שִׂמְחָה, simjá), 353 que es también el valor de la frase: “El secreto de Dios es [revelado] a los que le temen”[5], Sod Hashem Leireav, (סוֹד הוי’ לִירֵאָיו), porque la revelación de los secretos de Dios se produce por medio de la alegría, y los secretos mismos traen alegría con ellos. La condición para revelar los secretos de Dios es tener temor del Cielo, que es también el atributo esencial de Itzjak, el atributo del temor. El temor del Cielo nos salvaguarda de la risa negativa y frívola que desprecia todo lo que es bueno y santo. Crea el lugar correcto en el alma para la aparición de la risa como una expresión de alegría positiva y de profunda diversión interior.

El Final de los Días

Si continuamos con el tema del año preñado, el año intercalado que contiene a Adar Alef, vemos que quien lo da a luz es el mes de Shevat, que precede a Adar, así como la letra tzadik de Shevat da a luz a la kof de Adar. Vimos que la combinación de tzadik y kof aluden a la palabra “risa” (צחק) y al nombre de Itzjak (יִצְחָק). Itzjak recibió la letra tzadik en su nombre de su madre Sará, quien lo dio a luz a la edad de 90 años, el valor numérico de tzadik. Recibió la kof de su padre, Abraham, quien tenía 100 años (el valor numérico de kof) cuando nació. También podemos combinar estas letras al revés y luego obtenemos la palabra “fin”, ketz, (קֵץ). En efecto, el mes de Adar es el último de los meses del año (enumeramos los meses a partir de Nisán, “el primero de todos los meses”[6]).

A menudo asociamos la palabra “fin” (קֵץ) con el “Fin de los Días” (קֵץ הַיָּמִים, ketz haiamim), el futuro oculto, cuando tendrá lugar la redención verdadera y completa. También estamos familiarizados con el uso de la palabra “fin” con respecto a la Resurrección de los Muertos: “Y te levantarás para tu parte al final de los días.”[7] Al final de los días todos los secretos serán revelados – especialmente el secreto más escondido, el secreto de la redención. Entonces, la alegría y la risa abundarán sin que haya ni una gota de tristeza o pena. Este es el secreto de Itzjak. Itzjak ve el buen futuro, el nacimiento del redentor y la redención, y luego se ríe de todo corazón.

Es cierto que actualmente no podemos reírnos de todo corazón, porque estamos experimentando un mundo lleno de tristeza (aunque creemos y sabemos que todo es para bien). También debemos tener cuidado de que la risa no le haga el juego a la inclinación al mal, como dijeron los sabios: “Está prohibido que una persona llene su boca de risa en este mundo.”[8] Sin embargo, cuanto más nos acercamos a la redención más abundan las risas, hasta que el Mashíaj (מָשִׁיחַ) nos hará completamente felices, ishamaj, (יְשַׂמַּח).

Itzjak experimentó por primera vez la Resurrección de los Muertos cuando estaba atado en el altar. Las letras de su nombre, Itzjak (יִצְחָק), también se pueden permutar para formar las palabras “el fin de la vida”, ketz jai, (קֵץ חַי, ketz jai). No cabe duda que la risa más feliz del mundo será con la Resurrección de los Muertos cuando comprendamos que toda la muerte del mundo no fue más que una fuente de risa de santidad.

El Ritmo

Cada uno de los 12 meses corresponde a una de las 12 tribus de Israel. Pero, ¿qué pasa con el mes 13º, Adar Alef, que acaba de nacer en el año preñado? El tzadik, Rabi Levi Itzjak de Berditchev dijo que la tribu que corresponde al mes de Adar Alef es Levi (quien generalmente no se cuenta entre las 12 tribus). El servicio especial de los Levitas en el Templo fue acompañar el servicio de los sacerdotes con cantos y música. Cada uno de los 12 meses también tiene una afinidad esencial con un sentido o talento especial, y el del mes de Adar Alef es la música.

El sentido de la música comienza con el sentido del ritmo. El secreto de la intercalación puede entenderse como el secreto de correlacionar los dos ritmos diferentes de los cuerpos celestes – el ritmo del sol, que marca el ritmo del año solar, y el ritmo de la luna, que marca el ritmo del año lunar.

La palabra hebrea para “ritmo”, ketzeb, (קֶצֶב), tanto en su significado original (medir y cortar[9]), como en su sentido moderno (ritmo), se desarrolló a partir de la palabra “fin” (קץ), que como vimos se crea con los meses de Shevat y Adar. Entonces se deduce que cuando hay dos meses de Adar, debemos agregar la letra beit (ב), cuyo valor es 2, y produce la palabra “ritmo” (קֶצֶב), el ritmo apropiado para el calendario judío.

El canto y la música con el ritmo adecuado tienen un lugar importante en el servicio del Templo como expresión de alegría y anhelo por Di-s tanto dentro como fuera del Templo. La música inspira la profecía y el espíritu de santidad, como nos dicen los profetas, “Y fue cuando el músico tocaba la música, y la Mano de Di-s estaba sobre él.”[10] Pero, aunque no hayamos nacido con oído musical, todos debemos guardar nuestro ritmo interior, la columna vertebral del alma, que sabe elegir lo apropiado en el momento y lugar adecuados, utilizando nuestra facultad de “conocimiento” (daat), que afina nuestro carácter y acciones de acuerdo con el ritmo innato de nuestra alma.

Rabino Itzjak Ginsburgh


[1] Véase, por ejemplo, Eclesiastés 2:2, Génesis 21:9 y Éxodo 22:6.

[2] Génesis 21:6

[3] En el Ialkut Shimoni §93: “Cuando Sará fue recordada para ser preñada, muchas mujeres estériles fueron recordadas con ella, muchos enfermos fueron sanados con ella, (los oídos de) muchos sordos fueron abiertos con ella, (los ojos de) muchos ciegos fueron abiertos, y muchos de los enfermos mentales fueron sanados.”

[4] Eclesiastés 7:6

[5] Salmos 113:9

[6] Éxodo 12:2

[7] Daniel 12:13

[8] Berajot 31a.

[9] 1 Reyes 6:25 y 2 Reyes 6:6

[10] 2 Reyes 3:15.

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