«AQUEL QUE REPOSA EN LAS ALABANZAS DE ISRAEL»

En 1712, cuando el Baal Shem Tov tenía 14 años de edad, era parte de una sociedad secreta de tzadikim ocultos con base en Europa oriental. Pronto fue reconocido como el que luego habría de transformarse en su líder. 

El joven Israel sugirió que los miembros de la sociedad no actúen sólo pasivamente sino que también hagan algo de manera activa para conectar a los judíos simples de aquellos países con su Padre en el Cielo. 

Hasta ese momento estos tzadikim se afanaban en despertar los corazones de los judíos pero cuidando al mismo tiempo de su propia pureza física y espiritual, evitando ser identificados como pertenecientes dicha organización. 

La idea era que si cada uno de ellos se concentraba en elevar su propia alma, podía a su vez afectar a aquellos judíos que lo rodeaban. Pero la desventaja de esta estrategia era que no tenía gran alcance por el simple hecho de estar ocultos. Los pobladores los conocían como personas comunes y corrientes, sin sospechar la verdadera e importante misión que estaban llevando a cabo. 

La acción que el Baal Shem Tov propuso iba más allá: comenzar a enseñar a los judíos simples no sólo acerca del temor sincero al Cielo, sino también a introducir el amor a Di-s y el amor al prójimo judío. 

 El punto era que no se enseñe como hasta ese momento una forma abstracta de «amor», sino una forma activa, iniciando una campaña para que siempre que un judío se encuentre con otro, le pregunte acerca de su bienestar. La persona entonces le contestaría, por supuesto, «Gracias a Di-s». Este intercambio, decía el Baal Shem Tov, habría de causar gran placer (najat ruaj) en lo alto, a causa de la demostración de amistad y amor entre los judíos, y por el hecho de haber recordado al Todopoderoso. 

Su propuesta fue aceptada por el grupo. Uno de los tzadikim más ancianos, Rabí Meir, bendijo al Baal Shem Tov con las palabras: «que venga a él bendición», תָּבוֹא עַלָיו בְּרָכָה, zozain gebench (en idish), porque Rabí Meir comprendió que esta propuesta era de origen Divino, de los mundos superiores. 

Cuando los otros compañeros oyeron las palabras de Rabí Meir, se dieron cuenta que la Providencia Divina había hablado por su intermedio, porque era el año 1712, que en el calendario hebreo es תע»ב, las iniciales de las palabras de la bendición. 

 Cuatro años más tarde, cuando el Baal Shem Tov ya tenía 18 años, fue elegido líder. Su primera instrucción fue que todos los miembros regresaran a sus casas y vivan entre los judíos en sus pueblos y villas y trabajen en la enseñanza de niños pequeños, cosa que por supuesto él mismo hizo también. 

 El Baal Shem Tov, que trabajaba en la ciudad de Iazlovitch, reunía cada día bajo su cuidado a los pequeños niños, recogiéndolos en sus casas y acompañándolos a la escuela, el jeider. En el camino le contaba historias sobre Moshé Rabeinu y repasaba las lecciones que estudiaban con sus morim (maestros). Al final del día, regresaba a los niños a su casa y se quedaba con cada uno hasta que estubiera listo para ir a dormir y recitara la plegaria del Shema de la noche. Hacía todo esto irradiando gran alegría y cantando alegres melodías. Esta fue su segunda campaña, que siguió a la primera a la edad de 14 años.

 -Comentario del Rabino Ginsburgh-

Antes del Baal Shem Tov, los tzadikim ocultos estaban desperdigados y no tenían un plan de acción organizado. A partir de su ingreso, comenzaron una serie de campañas con un objetivo concreto. La esencia de la primera campaña era enseñar al pueblo cómo relacionarse con el otro, por que cuando uno se encuentra con otra persona en la calle no es por accidente, es por Providencia Divina, para que nos interesemos genuinamente en nuestro prójimo judío. 

Para profundizar en esto, nos referiremos a una mitzvá de La Torá que nos ordena no ignorar los objetos encontrados en los espacios públicos, a pesar de que pueda demandar un tremendos esfuerzo y tiempo poder devolverlos sus verdaderos dueños que lo han extraviado. Al instruirnos que no ignoremos los objetos perdidos, un mandamiento llamado «hashavat aveidá», la Torá nos da a entender que cada vez nos ocurre el «accidente» de encontrar algo perdido es un ejemplo de la Providencia personal que el Todopoderoso exhibe en las vidas de cada uno de nosotros. Similarmente, al «encontrar» en la calle a un judío «perdido», está prohibido ignorarlo como persona y a sus necesidades físicas o espirituales. Cuando dos personas se encuentran en el camino, es una oportunidad de oro para ayudar al otro a «recuperar» parte de su ser. 

-¿Cómo puede ser esto?- 

En el Cantar de los Cantares, el rey Salomón nos relata el pesar de la novia que ha «perdido» a su amado, y su confianza en que lo encontrará «afuera»  (אֶמְצָאֲךָ בַחוּץ), «te encontraré afuera». Esta novia que «perdió» a su amado simboliza el estado existencial de la persona que perdió su conexión con el Todopoderoso (su «Amado»). Explica jasidut que la noción de que Di-s puede ser encontrado «adentro», o sea «en mi interior», es aplicable sólo a los tzadikim, a las personas justas y santas que no perdieron su conexión con su Creador. Pero para un baal teshuvá, para quien su conexión con el Todopoderoso ha sido cercenada, tanto por su procedencia de ambientes no religiosos o por su conducta impropia, encontrar a Di-s requiere salir «afuera», salir fuera de su propio ser. 

Es verdad en general tanto para un tzadik como para un baal teshuvá, que para experimentar realmente la Providencia Divina debe abandonar su espacio privado, el ámbito intimo en que se siente seguro y protegido. Indudablemente cuando viaja uno se topa con la acción evidente e impresionante de la Providencia Divina. 

Jasidut explica que en nuestros tiempos cada judío debe esforzarse por encontrar al Todopoderoso tanto «afuera» como «adentro». La idea es que para poder rectificarme necesito conectarme con otras personas; así como no puedo vivir solo, tampoco puedo rectificarme por mi mismo. En nuestra generación, como nos enseño el Rebe de Lubavitch, incluso las mujeres deben salir al exterior para poder participar en el acercamiento de los judíos a su pueblo, a la Torá y al Todopoderoso. 

Esto es así porque todo el pueblo judío es como un gran organismo. 

La cabalá explica que nuestra rectificación esta vinculada directamente con nuestras posesiones. Jasidut elabora este concepto y aclara que no significa necesariamente que sean «posesiones materiales», sino que, más bien, posesiones son aquellas cosas que se desarrollan y se conectan con nuestra conciencia. 

De la misma manera que no se puede adquirir posesiones materiales estando encerrado en un cuarto, se debe tener algún contacto con los demás, porque si no se sale al mundo no se puede tomar posesión de las «posesiones» espirituales y por lo tanto quedan perdidas, diseminadas dentro de la conciencia. 

Esto proviene de lo que nos enseñaron nuestros sabios. Por ejemplo, que la pobreza y la riqueza son una medida del grado de conciencia y percepción de la persona, es decir, de su conexión con el Todopoderoso y su sensibilidad a la presencia y la acción de la Providencia Divina. 

Puede suceder que otro judío posea una chispa de conciencia que uno necesita para su desarrollo espiritual y que sea realmente la parte más esencial de nuestro ser que se encuentra fuera de nosotros. Ese ser la transporta y simplemente está esperando para mostrársela su verdadero propietario. 

Cuando uno sale y se encuentra con otro judío, la Providencia Divina ha orquestado las cosas de tal manera que esa persona en particular siempre lleva dentro de en si la chispa que nosotros necesitamos. Al decirle «hola» estamos catalizando la conexión entre las almas y activando una experiencia de la Divina Providencia. 

Al tener estas experiencias tan cotidianas, debemos saber que esa chispa que ese judío esta transportando para ti, es por cierto parte de tu rectificación personal desde la creación del mundo. Este elemento te pertenece y de hecho se supone que forma parte del camino a tu conocimiento de Di-s. Si das vuelta la cabeza y la ignoras, estás perdiendo algo que puede ser único en toda una vida (o muchas vidas) de experiencia.

Todo esto ocurre a nivel consciente y revelado. La continuación de la explicación de esta historia es lo que sucede paralelamente a nivel supra conciente: El Milagro de Dar «Gracias a Di-s» 

Para poder ser capaz de devolver un objeto perdido, o en nuestro caso,  poder devolver una «chispa de conciencia», una persona debe experimentar dos dinámicas psicológicas. 

La primera es estar interesado genuinamente en los demás. Esto no es lo mismo que tener buenos modales, que sólo requiere preguntarle a la gente «cómo está». Significa estar preocupado verdaderamente acerca de su situación. El Alter Rebe enseñaba a sus discípulos a sentir que eran una sola familia, viviendo de acuerdo a la Torá con amor mutuo. 

La segunda es que uno debe estar deseando ingresar al mundo del prójimo y ser una parte activa en sus dificultades y alegrías. 

Por cierto, antes de que le preguntes «¿cómo estás?», la persona a la que te enfrentas no está percatada aún de su propio estado. No debes sentir que es una pregunta vacía, temiendo por lo que tendrías que hacer para ayudar a la persona si la respuesta fuera negativa. Cada uno debe saber que está potencialmente en su poder ayudar al prójimo a curar sus heridas, cada uno de nosotros es un doctor potencial. 

Pero no puedes curar una herida que no se ve. (Esta también es la idea detrás del psicoanálisis, que alivia los problemas al exteriorizarlos en palabras, como el versículo: «Cuando una persona siente temor en su corazón, debe decirlo con palabras».) Para poder curar algo que esta reprimido primero debe salir a la luz. 

Normalmente, cuando le preguntamos a un amigo «¿cómo estás?» tu intención debe ser hacerle ver qué amoroso y bueno ha sido para con él el Todopoderoso. La simple respuesta «gracias a Di-s» por si misma, puede revelarle una comprensión profunda de su situación y que en realidad está pleno del amor y las bondades de Di-s. 

Sin embargo, si ves que una persona no está conciente de las cosas por las que deberías estar agradecido a Di-s, entonces está en ti interceder para su beneficio. Cuando una persona que no responde de forma significativa, positiva, es porque está experimentando frustración y dificultades, es tu deber ayudarlo a abrirse y escucharlo. Tu tarea es entonces revelar la presencia del Todopoderoso, el verdadero «gracias a Di-s» que está presente incluso en sus problemas y dificultades. 

Explican los sabios que muchas veces el Todopoderoso obra milagros de tal manera que la persona que se beneficia de ellos no puede reconocer de dónde provienen. Pero aunque él no los pueda reconocer, tu sí!! Hacer una simple pregunta puede ser todo lo que se necesita para encender su percepción de la bondad que ha recibido. 

Por supuesto, puede ser que la respuesta sea negativa. Si ese es el caso, entonces es un signo claro de que ahora depende de ti ejercitar la segunda dinámica, que es la de involucrarte verdaderamente en sus problemas. 

El primer paso para hacer esto es ayudar a la persona a comprender que todo proviene sólo del Todopoderoso, las cosas buenas y las dificultades. Que simplemente sea capaz de entender que, por ejemplo, no tener suficiente dinero para pagar las cuentas es algo que proviene de Di-s, ya resuelve la mitad del problema porque, una vez mas, la razón principal de que lo hayas encontrado es para transferirle la percepción y la conciencia de la Providencia de Di-s. Una vez que se ha logrado esto la persona es «rica» de nuevo y los problemas se vuelven más fáciles de resolver.

TRAER A DIOS «ABAJO» 

¿Cómo se relaciona todo esto con el versículo que es el titulo de esta historia? 

Mientras que no nos percatemos de la Providencia y la Presencia del Todopoderoso, lo imaginamos como algo trascendente, o sea desconectado y apartado de nuestras vidas. ¿Cuál es el camino para hacer que Di-s sea inmanente para otro judío? ¿Cómo podemos ayudar a cada judío a experimentar palpablemente la Presencia del Todopoderoso en sus vidas? 

La respuesta la brinda el versículo: «Aquel reposa en las alabanzas de Israel». 

«Las alabanzas de Israel» se refiere a la simple frase «gracias a Di-s» que damos cuando nos preguntan como estamos. Cuando un judío agradece a Di-s, el Todopoderoso «desciende» para posarse –es decir, revelar Su presencia- en la realidad de la persona, experimentando el entendimiento claro y la comprensión de que su alma esta arraigada en el Todopoderoso.

EL BAAL SHEM TOV EN ACCION 

Para ilustrar todo lo que se dijo, vamos a relatar otra historia, traída esta vez por el Friedeger Rebe (el Rebe anterior de Jabad): Un día el Baal Shem Tov llegó a un pueblo donde vivía un judío muy anciano que se sentaba y estudiaba Torá todo el día en soledad. Ya venía realizado esto por más de cincuenta años, sentándose solo en su cuarto envuelto en su talit y con sus tefilin puestos, ayunando además durante las horas del día. Sólo luego de la plegaria de la noche probaba una hogaza de pan mojada en agua. 

El Baal Shem Tov entró a su cuarto y le preguntó «como estás», ¿tienes suficiente para comer? ¿Dispones de medios de vida aceptables? El anciano estudioso lo ignoro. El tzadik Le repitió las preguntas varias veces hasta que el anciano hizo un gesto como ordenándole al molesto pueblerino que pare de molestarlo y salga de la casa. 

Viendo que era ignorado, el Baal Shem Tov le pregunto: «Rebe, ¿por qué no le das al Todopoderoso Su diario sustento?», utilizando el termino rabínico «Como Si Fuera», para referirse a Di-s. Al escuchar esta terminología utilizada por un simple paisano, el gran anciano se sintió confundido, cómo podía ser que una persona tan simple utilice un lenguaje tan culto. 

El Baal Shem Tov sintió su confusión y le explicó: «El judío ‘reposa’ en el sustento que le da el Todopoderoso, pero ¿con qué sustento se mantiene el Todopoderoso?» 

El Baal Shem Tov continuó: «el rey David nos dice en los Salmos: ‘Tu eres santo’ y con qué sustento te ‘mantienes?’ –’con las alabanzas de Israel’. ‘Como Si Fuera’ reposa sobre las alabanzas que el pueblo judío le da por los regalos de alimento y salud que El les da. Y como retribución por estos agradecimientos, el Todopoderoso les da hijos, vida y alimentos, todo en abundancia».

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