LOS PELIGROS DE LA CABALÁ

Lo primero debemos preguntar antes de estudiar Cabalá es cuál es el modo correcto de hacerlo sin ponernos en peligro, dado el enorme poder, altamente energético (psicológicamente) y que puede alterar la conciencia (espiritualmente), de esta parte de la Torá. Las pasadas experiencias nos brindan muchos ejemplos de gente que perdió la cordura o fue dañado psicológicamente por estudiar Cabalá de una manera inapropiada. Muchos de estos individuos no eran completamente estables desde un comienzo, pero de todas maneras no hay dudas de que el estudio impropio de la Cabalá contribuyó en cierta medida a su crisis psicológica.

En nuestra generación esto es menos frecuente, porque estas personas que no son psicológicamente estables buscan en general ayuda profesional de alguna tipo y están en alguna clase de programa de tratamiento. Pero aunque muchos peligros psicológicos ya no son más que temas de estudio, siguen existiendo peligros espirituales tales que ponen en riesgo el bienestar espiritual y por ende físico de la persona.

La Cabalá es una Parte de la Torá

El primer peligro radica en la noción de que es posible estudiar Cabalá sin observar las mitzvot. El pueblo judío recibió la Torá en el Monte Sinaí sobre la base de su declaración “naasé venishmá” (1), que significa “haremos y luego entenderemos”. El hacer crea los recipientes, mientras que entender trae la luz o el alma adentro de estos recipientes. Es importante entender que el propósito definitivo por el cual Di-s creó el mundo fue la formación de los recipientes, viviendo una vida buena emulando a Di-s, la esencia de la Torá con sus 613 mandamientos para los judíos y los 7 mandamientos para la humanidad.

El intento de tener experiencias místicas o incluso proféticas sin crear los recipientes adecuados que los contengan es peligroso, porque es como crear “un alma sin un cuerpo”. La mayoría de las veces estas mismas vivencias son simple ilusión, y no hay existe en realidad más que la imaginación de la persona trabajando. Pero si se vuelven reales entonces en esencia son el equivalente de la muerte, porque eso es esencialmente “un alma sin cuerpo”. La importancia de crear recipientes se compara con la importancia del lugar que tiene la Tora en la vida. En este sentido, los mandamientos de la Torá “dan vida” (2), o sea, hacen posible la vida al crear los recipientes en donde entre el alma.

La Torá nos cuenta acerca de grandes almas, como los hijos mayores de Aharon (el Gran Sacerdote, hermano de Moisés) Nadav y Avihu, que estaban inmersos plenamente en los más profundos misterios de lo Divino, pero, como no cumplieron con un mandamiento de Di-s, perecieron mientras servían en el Tabernáculo (3). En Cabalá, su error es descrito como “correr” hacia Di-s de manera demasiado entusiasta, sin el ancla provista por el cumplimiento apropiado de los mandamientos que permite a la persona permanecer “con los pies en la tierra”, incluso al trascender los más elevados niveles de espiritualidad. Esta es la esencia del primer peligro: sin estar afirmado apropiadamente en la tierra a través del cumplimiento de las mitzvot, la persona puede perder fácilmente contacto con la realidad.

Hemos mencionado que desde los tiempos del Baal Shem Tov, el estudio de la dimensión interior de la Torá se volvió permisible y hasta necesario para todos, tanto hombres como mujeres. Esto es especialmente cierto respecto de la Cabalá en cuanto a su máximo nivel de revelación, el Jasidut. La Cabalá como se manifiesta en el Jasidut es una necesidad para todos. El Rebe de Lubavitch escribe que la permisibilidad y la conveniencia del estudio de la Cabalá, tal como aparece en el Eitz Jaim del Arizal depende del grado de deseo que tiene cada persona en particular por este tipo de estudio. Para poder entrar de manera segura y salir de la huerta metafórica, el pardés (4), es necesario estar bien protegido de semejante poderosa energía y bien asentado en la realidad a través del cumplimiento serio de toda la Torá.

El maestro no debe impartir la falsa concepción de que no es necesario comprometerse con la Torá toda cuando alguien desea aprender Cabalá. Sin embargo, debe saber cómo cumplir con el legado del Baal Shem Tov, que incluso aquellos judíos que están lejos del estudio de la Torá estudien esta sabiduría, ya que muchos de ellos que crecieron lejos de la Torá no desean al principio asumir la responsabilidad de cumplir los preceptos. El verdadero maestro de la Cabalá ha de saber cómo tomar apropiadamente el riesgo de acercar a alguien a la Torá a pesar de que aún no esté preparado para cumplirla en su totalidad.

El Maestro Real, Erudito y de Naturaleza Interior

Real: El segundo peligro involucra a quién elegimos para que nos enseñe Cabalá. No se debe recibir sabiduría de una fuente no auténtica, incluso si decidimos aceptar vivir de acuerdo con la Torá como parte del estudio de la Cabalá.

Brindaremos algunos ejemplos de fuentes falsas. Si usted va a ver a alguien así llamado cabalista y comienza realizando todo tipo de cálculos con su nombre, y el de su esposa y su conclusión es que su nombre no es bueno y debe ser cambiado, o no es una buena pareja para su esposa, entonces puede estar seguro cien por ciento que esta persona es un charlatán. Haría mejor mantenerse lo más alejado posible de alguien así. El Arizal dejó bien aclarado que en nuestras generaciones ya no hay necesidad o legitimidad de usar la Cabalá práctica. (5)

Erudito: En segundo lugar, hay muchos maestros que aunque tienen buenas intenciones, en realidad son ignorantes en lo que respecta al resto de la Torá. Como su conocimiento de la parte revelada de la Torá es tan flojo, no pueden entender plenamente sus facetas ocultas; consecuentemente, tanto conciente o inconcientemente, enseñan un conocimiento incorrecto. (6)

Interior: Finalmente, un defecto más sutil respecto a la fuente de nuestro estudio es que muchos de los maestros que enseñan hoy en día sólo comprenden los aspectos externos de la Cabalá. La parte más grande de las enseñanzas del Arizal está basada en la distinción entre los aspectos externos e internos de las cosas. (7) Incluso alguien que sabe de Torá y Cabalá, puede carecer completamente de su conocimiento interior. El entendimiento interior se refiere a ser capaz de no sólo entender intelectualmente el significado de las enseñanzas de la Cabalá, sino más bien, como se explica en extenso en Jasidut, de ser capaz de experimentarlos de una manera rectificada y sagrada. Un auténtico maestro de Cabalá comprende y transmite a sus estudiantes que la Cabalá no se refiere solamente a la realidad externa. Reconocer a un maestro que comprende la sabiduría de la Cabalá de una manera íntima depende de la sensibilidad a la verdad qie tiene el estudiante.

El anterior Rebe de Lubavitch, Rabi Iosef Itzjak, dijo algo muy importante a este respecto. Si una persona acostumbra observar el mundo superficialmente, arruina su habilidad de adquirir luego un punto de vista o perspectiva interior. Es como si la perspectiva externa produjera una especie de daño mental o espiritual al alma Divina.

Para explicar un poco más esta falla, debemos utilizar la declaración de nuestros sabios que dice: “una mujer crea un lazo sólo con el primer hombre que hace de ella un recipiente (es decir, que ella es íntima de él). (8) Un maestro de la Torá es llamado rav (rabino). Un maestro de la dimensión interior de la Torá es llamado Rabi (con la letra iud adicional al final). La relación entre el estudiante y el maestro de Cabalá es como la de marido y mujer. Así, como una mujer, creas un nexo o pacto intelectual con el primer maestro que te inspira con las enseñanzas de la Cabalá. Es difícil romper esta unión, no del todo imposible, pero muy difícil.

Cabalá y Jasidut

El tercer peligro en nuestra generación es estudiar Cabalá sin Jasidut. Como ya se explicó, la quinta etapa de la revelación de la sabiduría de la Cabalá es el Jasidut. Desde la época en que este fue revelado es la forma preferencial para estudiar esta sabiduría. La Cabalá debe ser estudiada también de los textos originales, pero siempre con la inspiración y las fuentes supremas que brindó y reveló el Jasidut. El Baal Shem Tov explicó que incluso cuando los textos clásicos de Cabalá, que precedieron al Jasidut, son estudiados con un corazón ansioso por el entendimiento interior, no obstante, a causa de la tosquedad de la mente humana, las enseñanzas pueden ser mal interpretadas y pueden resultar en un antropomorfismo del Todopoderoso, que por otro lado es conocido en hebreo como hagshamá.

Las enseñanzas de la Cabalá, especialmente en los textos del Arizal, involucran una personificación de lo Divino. Es descripto con una secuencia completa de personajes interactivos (parzufim). La única manera de evitar una mala interpretación de esta personificación es estudiar la Cabalá con Jasidut. Por ejemplo, incluso sin llegar hasta los personajes de lo Divino del Arizal, podemos tomar el secreto de la contracción, sod hatzimtzum, que es la primera cosa enseñada en su trabajo central, el Etz Jaim. Si, Di-s no lo permita, una persona entiende este secreto literalmente, podría pensar que Di-s no está omnipresente en la realidad, que de alguna manera “Di-s ha dejado la tierra” (9) y se alejó de ella. Sólo estudiando las enseñanzas del Jasidut estamos convencidos de que la contracción de la luz de Di-s no debe ser entendida literalmente sino como una metáfora. La manera correcta de interpretar estas enseñanzas sólo puede ser comprendida estudiando Jasidut.

Sumisión, Separación, Dulcificación

Los tres peligros descriptos corresponden al modelo básico de la transformación psicológica introducido por el Baal Shem Tov. Las tres etapas de este modelo son conocidas como sumisión, separación y dulcificación.

La etapa de sumisión corresponde al primer peligro, porque para superarlo se debe reconocer sumisamente que la acción debe preceder al entendimiento y que para estudiar Cabalá debe haber un compromiso de estudiar la Torá como un todo, tal como hizo el pueblo judío en el monte Sinaí.

La etapa de separación implica distanciarse de un maestro de la Cabalá no auténtico.

La etapa final de dulcificación corresponde a la dulzura de estudiar Cabalá en nuestra generación como debe ser estudiada con la inspiración que nos brindan las enseñanzas del Baal Shem Tov.

Notas

1. Exodo 24:7

2. Levítico 18:5.

3. Ibid. 10.

4. La palabra hebrea pardés, que significa “huerta”, es un acrónimo de los nombre de las cuatro partes de la Torá: pshat, el significado simple del texto; remez, los indicios e insinuaciones dentro del texto; drush, las implicaciones que derivan del texto a las que se arriban a través de reglas hermenéuticas; sod, el significado simbólico y esotérico del texto. (Las interpretaciones cabalísticas son consideradas parte del nivel de sod).

5. Rabi Jaim Vital, el estudiante más avanzado del Arizal, escribió en extenso acerca de esta prohibición en su libro titulado Shaarei Kedushá (Los Portales de la Santidad)

6. Las enseñanzas reveladas de la Torá (como el Talmud) están basadas en pensamientos racionales. Las facetas ocultas como la Cabalá (especialmente como aparecen en los escritos del Arizal) están basadas en ideas supraracionales. Explicamos arriba que el nivel de estudio racional precede al nivel supraracional así como la neshamá (intelecto) precede a jaiá (la inspiración supraracional del “viviente”)

7. Etz JaimShaar Pnimiut Vejitzoniut (40).

8. Sanedrin 22b.

9. Ezekiel 8:12.

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