REBE REB ELIMELEJ

(Basado en un farbrenguen dado en el Sheva Brajot de M”M y Dévora Faia Fridman, 24 de Adar 5766)

Rabi Elimelej de Lizhensk, también conocido como “Rebe Reb Melej”, fue el hermano menor de Rebe Zusha de Anípoli. Fue un discípulo del Maguid de Mezritch y luego de la desaparición de este en 5533 (1773) fue reconocido como el Rebe de toda Polonia., porque la mayoría de los tzadikim de ese país eran discípulos o discípulos de sus discípulos. También era conocido como el pequeño Baal Shem Tov. Su aniversario de fallecimiento es el 21 de Adar. 

Cierta vez el Alter Rebe, fundador de Jabad, que era 20 años menor que Rebe Reb Melej, se involucró en una disputa con un conocido opositor del movimiento Jasídico. Este sabio en particular era una persona honesta y sincera que había sido predispuesto contra el jasidut por medio de todo tipo de elucubraciones ficticias acerca de la conducta de este movimiento. Durante el transcurso de su conversación con el Alter Rebe, éste lo impresionó grandemente por su sabiduría y piedad.

 De a poco el Alter Rebe lo pudo convencer de que el Jasidut era un sendero espiritual positivo y auténticamente ortodoxo. Finalmente, convencido, le preguntó al Alter Rebe: “¿Y qué piensa de este libro en particular?”, señalando, mientras hablaba, un libro que había sido dejado en el suelo debajo de un banco.

 El Rebe miró el libro y vio que era una obra del Rebe Reb Melej, “Noam Elimelej”. En los círculos del Jasidut de Polonia, este libro es considerado la obra más importante de las enseñanzas jasídicas (como en Jabad es el Tania). Este libro sagrado fue tirado a el piso, denigrado a causa de falsas calumnias acerca de los senderos de los tzadikim. Y ahora le estaba preguntando al Alter Rebe qué pensaba acerca de este libro y de su autor.

 El Rebe le contestó: “Conozco muy bien a su autor, fue un gran tzadik. ¡Puedo decirle que si lo hubiera tratado de la misma manera, arrojándolo al piso y pisoteándolo, hubiera quedado tan silencioso como este libro!”

 Esta es la verdadera cualidad jasídica. Incluso si usted, Dios lo prohíba, lo estuviera pisoteando, una persona verdaderamente humilde y modesta no reaccionaría. Rezamos por esta cualidad tres veces al día, al final de la Amidá (la plegaria silenciosa): “Y que mi espíritu sea como el polvo frente a todos”. Con estas palabras, le estamos suplicando al Todopoderoso que nos permita sentirnos como el polvo que todos pueden simplemente caminar sobre él.

 Nuestro primer patriarca Abraham fue el primero en decir: “Y yo soy polvo y cenizas”. Por esta razón, Abraham mereció volverse el primer judío. Y esta fue la cualidad especial de Rebe Reb Melej. Para poder ser llamado judío, una persona debe desear ser como el polvo de la tierra.

 El Rey Shlomó dice, por cierto, “Todo viene del polvo y todo regresa al polvo”. EL fundamento verdadero de la rectificación de nuestro carácter y nuestro espíritu empieza y termina en nuestra capacidad de llegar a ser humildes y simples. Si la persona es un tzadik verdadero, seguramente logrará esto y se sentirá como nada ante el Todopoderoso.

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