VAMOS A HABLAR DE “ESO”

Del libro “Shejiná beineiem”, “La Presencia Divina entre Ellos”, cap. “Compañeros fieles”.

Esta semana la Torá se dedica principalmente a los shidujim, la búsqueda de pareja. Gran parte de la parashá relata el proceso de formar la pareja de Itzjak Avinu con nuestra amada Rivka Imeinu, en el relato más extenso y detallado de toda la Torá sobre el “oficio” de casamentero.

Itzjak y Rivká son la pareja perfecta en la Torá. Efectivamente, por la amplia cobertura que se hizo del caso; porque es la primera vez que aparece la palabra “amor”, אהבה, de pareja, como está dicho: “y la amó”; porque es la única pareja con la cual se utiliza una expresión especial para referirse a las relaciones íntimas: “Y he aquí Itzjak hace reír, יצחק מצחק, a Rivka su esposa” (donde la expresión “Itzjak metzajek” alude a que invierte toda su personalidad “itzjakit” en este acto).

Ya que nos encontramos con la pareja perfecta, aprovecharemos esta oportunidad para dar algunos consejos para un matrimonio feliz. Nos centraremos en el tema de la comunicación de la pareja, que es la clave más importante para una relación correcta. Es interesante que en la Torá no exista una conversación directa entre Itzjak y Rivka, salvo las palabras que ella le dirigió, al final de la parashá sobre el problema del partido para Iaacov, nuevamente shidujim. Esto se puede interpretar que la conexión entre Itzjak y Rivka es tan interior y modesta, que no tenemos derecho a saber de ella, y para nosotros lo más importante es lo que sucede entre ellos antes del matrimonio mismo. Entonces, meditemos en los preparativos para el matrimonio de Itzjak y Rivka, y obtendremos de ellos las bases sólidas para la construcción de un hogar judío feliz.

La Falta de Comunicación

Al principio vamos a extendernos en el diagnóstico preliminar de los problemas de comunicación entre los cónyuges, tomando en cuenta que estos problemas están naturalmente más del lado masculino de la familia (con perdón los lectores masculinos, pero así sucede…). Muchas veces, hay una renuencia a hablar de los problemas y dificultades (tanto físicos como de conducta), porque un problema indica debilidad. Y al hombre no le gusta exponer sus puntos débiles y hacer de sí mismo un don nadie…

Por otra parte, más allá de la incomodidad de admitir nuestras deficiencias, uno teme que esto suponga un perjuicio para la relación. Después de todo, en nuestras relaciones interpersonales cada uno tiene un “rol” hecho a la medida de su imagen particular. Y si ahora esta imagen empieza a cambiar, y de repente ya no soy la persona tan fuerte y conquistadora que era, aumenta el temor de que la relación anterior se derrumbe. Esto crea una situación tal, que la pareja es incapaz de explicarse uno al otro, y la falta de comprensión irá en aumento. Y justamente, se explica que el primer pecado del mundo fue debido a la falta de una adecuada comunicación entre Adám y Javá, cuando Adam no le explicó perfectamente a Javá la orden de Dios. Y sucede que desde entonces tenemos que enfrentamos con este problema.

¿Cuál es la solución a este problema? ¿Cómo podemos liberarnos y revelar todo lo que hay en nuestro corazón al cónyuge? Para ello, vamos a aprender algunos principios de Itzjak y Rivka.

Conexión Espiritual

En primer lugar, la conexión principal de la relación de pareja es espiritual y no material. Esto no quiere decir es suficiente el amor platónico, Dios no lo quiera. El propósito es una conexión real entre el hombre y la mujer “y serán una sola carne”.[1] Pero la relación comienza a crecer a partir de la dimensión espiritual, la conexión de las almas, y de allí se llega a la dimensión física. Si es así, un problema en el plano físico no amenaza con destruir la esencia de relación conyugal, y por lo tanto se puede hablar de él sin miedo.

Este principio es muy importante en la historia de la pareja que nos ocupa. La elección de Rivka para Itzjak se describe ampliamente como encontrar una mujer de cualidades nobles, bondadosa como ninguna (también inteligente y decidida, “mujer inteligente”), una mujer que pueda tomar el lugar vacío de Sará nuestra matriarca, “Y la trajo Itzjak a la tienda de su madre Sará”. Mientras que Itzjak es el hombre introvertido y profundo (cavador de pozos), una figura solemne que sale a orar al campo. La conexión entre las almas es la base de la relación, y la conexión física sólo la refleja y la lleva a la acción. Así se puede atravesar todas las dificultades, como los años de infertilidad desesperanzadora, pero aun la conexión está viva y perdura, y el amor sólo va aumentando, “y fue su esposa y la amaba.”

Supervisión Permanente

Otro principio es la creencia en la Providencia Divina. El tema de la historia del shiduj de Itzjak y Rivká, el descubrimiento de que todo está causado de lo alto. Como por ejemplo, la prueba que el siervo le hace a la joven da “justo en el blanco”, y todo con una sincronización tan perfecta que todos agradecen de todo corazón: “Y de Havaiá salió esto”.

Este shiduj nos enseña acerca de todos los shidujim del mundo. Encontrar una pareja adecuada a veces parece una tarea imposible, como está dicho: “es más difícil encontrar la pareja del hombre que la apertura del Mar Rojo”[2]. Y he aquí, que esta cadena de circunstancias se encaminó al encuentro de la feliz pareja, que ahora anuncian la decisión más importante en sus vidas. No hay casualidades, Dios mismo se sienta y forma las parejas.[3] Cuando vemos el emparejamiento exitoso, sentimos el toque de la Providencia Superior que dirige todo y lo condujo hasta aquí.

La misión de la pareja es preservar la conciencia de que en toda la vida matrimonial, recordando todo el tiempo que nuestra sociedad tiene tres lados, yo y tú y el Gran Casamentero. El tercero está con nosotros todo el tiempo, nos apoya, nos ayuda y nos conduce –y de aquí viene la fe de que “todo lo que hace Hashem, lo hace para bien”,[4] y si hay problemas difíciles “eso también está bien”[5].

Cuanto más presente y robusta es esta creencia, es más fácil hablar de los problemas, las carencias y las debilidades. Quién piensa que está solo en el mundo no puede admitir su insignificancia porque es como si se estuviera suicidando conscientemente. Pero quien siente la providencia y la supervisión, la misericordia infinita que lo rodea, puede reconocer su insignificancia sin que eso lo destruya. Tampoco hay necesidad de apegarme forzosamente a la imagen particular que he tenido hasta ahora, porque puedo ahora revelar nuevos aspectos de mí sin que la tierra se abra bajo mis pies.

Por supuesto, lo mejor es que la pareja se ocupe juntos de este tema, y reforzar mutuamente la fe en el tercer socio, y entonces se volverán más abiertos entre sí, la comunicación fluirá y la conexión conyugal se profundizará.

Una Charla Personal

El principio complementario es la oración. Así fue la imagen del primer encuentro entre Itzjak y Rivká: “Y salió Itzjak a meditar al campo, hacia la tarde,” va a rezar la plegaria de la tarde, mira hacia arriba y ve camellos [gmalim] que vienen (y sobre ellos Rivka, la bondadosa, hagomelet jasadim), y frente a él Rivka montada en un camello para admirar la elegancia del hombre que sale al campo y habla con Dios.

Más aún, Itzjak oraba para encontrar la pareja (como algunos comentaristas explican) -y la oración aquí se responde inmediatamente y viene el emparejamiento. Pero en realidad este shiduj exitoso se había cerrado antes, pero en la oración verdadera se cumple el verso: “aún no has leído, pero yo responderé”[6]. Hashem prepara desde un principio la respuesta a la oración que vendrá.

Esta oración siguió acompañando a Itzjak y Rivka de por vida. Por eso, cuando se supo que Rivka era estéril, ambos se unieron en la oración: “Y oró Itzjak al Señor en presencia de su esposa”, “Él se paró en una esquina y rezó, y ella se paró en otra esquina y rezó”. (Rashi).  Dios no sólo está con nosotros supervisando cada detalle, sino que por nuestra parte nos dirigimos a Él de una forma completamente personal, con una conversación que es la oración, y he aquí una hermosa sugerencia para la pareja perfecta: Itzjak más Rivka suman “plegaria”, יצחק רבקה = תפלה.

El hombre y la mujer que construyen juntos un hogar judío, deberían dar un lugar prominente a la oración en su mundo en común, en la plegaria permanente de lunes a viernes, el Shabat y los días festivos, recitando salmos y plegarias, y básicamente proclamando en cada ocasión “Con la ayuda de Dios”, poniendo todo en manos del Creador. Cuando uno se acostumbra a hablar con Dios en la oración, todo el universo de la palabra se hace más delicado, refinado, y la comunicación en el matrimonio se ve influenciada por el clima de oración y logra tocar correctamente los asuntos interiores.

La relación conyugal construida sobre estas bases es la receta para una vida matrimonial feliz, para el hogar judío donde se cumple “Si el hombre y la mujer lo merecen, la Presencia Divina está entre ellos”[7]


[1] Bereshit 2:24

[2] Sotá 2:1

[3] Bereshit Rabá 68:4.

[4] Berajot 61:1.

[5] Taanit 21:1

[6] Ishauahu 65:24

[7] Sotá 17:1

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