LA INCLINACIÓN DEL CORAZÓN DEL HOMBRE

Parashat Noaj – Día 4

Meditación Jasídica del Rabino Itzjak Ginsburgh

Noé sale del arca y eleva una ofrenda al Creador, y luego dice: [Bereshit 8:21]

“וַיָּרַח ה’ אֶת רֵיחַ הַנִּיחֹחַ וַיֹּאמֶר ה’ אֶל לִבּוֹ לֹא אֹסִף לְקַלֵּל עוֹד אֶת הָאֲדָמָה בַּעֲבוּר הָאָדָם כִּי יֵצֶר לֵב הָאָדָם רַע מִנְּעֻרָיו”

“y sintió Hashem el aroma placentero y dijo Hashem en su corazón: ´Ya no volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud”

Como la inclinación del corazón del hombre es mala, no destruiré nuevamente al mundo. Pero recordemos que al final de la Parashat Bereshit [6:6-8] dice, “Vio Hashem que era grande la maldad del hombre en la tierra y que toda inclinación que sale del pensamiento de su corazón es mala todo el día… y dijo Hashem borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado”. Como la inclinación del corazón del hombre es mala destruirá el mundo.

¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo es que el mismo hecho se usa al principio como un motivo para castigar y al final como un motivo para no castigar?

Este es el secreto del atributo de la misericordia en el Creador que debemos emular. Al principio miro al otro críticamente y pienso: “se comporta mal, no puede continuar así, debe ser severamente castigado.” Pero viéndolo nuevamente digo: “Dios mío, no se está comportando bien, hay que tenerle compasión. Seguramente tampoco él quiere comportarse así, por eso hay que apiadarse de él y ayudarlo.” El atributo de rigor y juicio se convierte en el atributo de misericordia.

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