EL GUARDAESPALDAS del punto interior del corazón

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En la parashat Koraj está el precepto de cuidar el Templo Sagrado. Está escrito: “Ushmartem et mishmarteja umishmeret kol haohelja”, “Y cuidarán tu guardia y la guardia de toda tu tienda”, vemos tres veces seguidas la expresión “guardia”. A continuación, está escrito: “Ushmartem et mishmeret hakodesh veet mishmeret hamisbeaj”, “Y guardarán la guardia del Kodesh y la guardia del Altar”. Aparecen otras tres veces el concepto “guardar”, y aunque no son palabras consecutivas, de todas maneras, también están una a continuación de la otra. Entonces tenemos ya en forma consecutiva, o sea muy cerca, 6 veces la palabra “shmirá”, “guardar”. Si observamos en todos los demás versos, hay otras 4 veces “guardia”. Todo esto concentrado en un solo lugar en la Torá. En total hay 10 veces, “el décimo será sagrado para Hashem”. Diez veces es un partzuf completo de la shmirá, “guardia”, aquí, todo relacionado con la guardia de los cohanim y en especial con este precepto de cuidar el Santuario.

Los legisladores discrepan si este precepto también se aplica hoy, cuando el Templo Sagrado no está en pie, o sólo en la época del Templo. Hay quien dice que no sólo esto tiene aplicación en la actualidad, sino que es un precepto gracias al cual pronto en nuestros días ameritaremos la construcción del Templo Sagrado. Es decir, un precepto muy mesiánico.

Ahora, el hecho de que aquí se encuentre la mayor concentración de lishmor en la Torá, 10 veces. En 6 versos encontramos 10 veces la expresión “guardar”, nos está pidiendo ser explicado. Es decir, no es simplemente enseñar este precepto, cuán importante es por sí mismo, también enseña acerca del concepto “guardar”. ¿Qué es “guardar” en la Torá? Es que aprendemos, ante todo, que la guardia es cuidar el Kodesh, “Santuario”. Todo judío tiene un “Kodesh”, todo judío es sagrado, es un Pueblo sagrado. Lo principal del “Kodesh” en el judío está en el corazón, en el punto interior del corazón, en su “reuta deliba”, [su apego a Dios]. Eso es el Kodesh interior, es el heijal, “el Templo”, el Kodesh Hakodashim, “el Sancta Sanctorum”, es la “iejidá”, el nivel superior de su alma. Eso es su Kodesh, lo más sagrado que hay en él.

Ahora, cada uno tiene la mitzvá de cuidar. Existe un precepto positivo de “guardar”, y del segundo verso, “y guardarán la guardia del Sagrado”, surge el precepto negativo, no abandonar la guardia. Como vemos muchas veces, hay preceptos positivos juntos con negativos. Ambos se dijeron con la misma expresión de “guardar”, lishmor. Es decir que una vez es un precepto positivo, y la otra es “hishamer”, que como explica el Ramba”m es un precepto negativo. Entonces tanto el positivo como el negativo, está ordenado con la misma expresión.

Existe una conciencia de cuidar, shmirá. Esta conciencia es femenina, de la mujer que cuida, que genera un muro de contención. “Todo hombre que no tiene esposa, se queda sin un muro, etc.” (Talmud, Iebamot 62). La mujer cuida al marido. “Guarda el día de Shabat para santificarlo”, es cuidar [shamor] la sacralidad del Shabat, “en femenino”. “Recuerda el día de Shabat para santificarlo” es recordar, “zajor”, una expresión masculina “zajar”, pero guardar es una característica femenina.

Ahora, hay algo en la guardia del Mikdash, el Santuario, tanto en el general como en el santuario interior, que es mi Kodesh, mi parte sagrada en el corazón, de todo judío, que es el nivel femenino, la madre, del alma. Ahora, ¿para qué hace falta guardar? El Ramba”m escribe, en su obra Mishné Torá, en “Iad Hajazaká”, escribe “no hay que pensar que se tiene que guardar el Templo de los delincuentes y enemigos, porque esta mitzvá de cuidar el Santuario es honrar a Hashem. No es lo mismo un palacio en el cual hay guardianes que aquellos que no tienen guardianes. Si hay un palacio del rey sin guardianes, no es honorable, no le da honor al rey. Pero si hay un palacio, la mansión del rey, y hay guardaespaldas en todos lados, esto le da honor al rey.

¿Pero qué es honrar? Si ahora hablamos del Santuario, el Kodesh interior, la reuta deliba. “La tierra se ilumina con Su honor”. Honrar es revelar lo que honramos. Nuevamente, si el palacio no tiene guardias, no tiene honor. ¿Qué significa esto? Que no hay una revelación de lo que sucede dentro del palacio. Los guardianes dan honor. ¿Qué significa que dan honor? Que dan expresión, revelación y dan a entender hacia afuera, a todos, también lo que sucede en los lugares más íntimos del palacio, dentro del punto del corazón. Revela, le dan expresión lo sagrado que hay en mí, el Kodesh, de todo judío, que es la reuta deliba, mi apego esencial a Dios.

Ahora, hay otra explicación que el Rambam no trae, pero los otros comentaristas explican que también se entiende literalmente: hace falta guardianes para evitar que entren impuros al Santuario. Porque hay personas que a causa de la impureza tienen prohibido ingresar, y hay que cuidar que no entren, que no mancillen el Santuario.

Ahora, está escrito algo más, que aunque esta guardia no es por los delincuentes o los enemigos, de todas maneras la forma en que se distribuyen los guardianes, y cómo van recorriendo, como también aclara el Rambam, hacen recorridos alrededor del Santuario como los soldados que cuidan a causa los enemigos. Y si no es como hacen los soldados de guardia, la guardia que vigila si hay enemigos, no se considera de ninguna manera una guardia.

Es decir, que por un lado está negando esto; no pienses que es por los enemigos, es sólo por el honor. Pero por otro lado tiene que aparentar y verse exactamente como si fuera por miedo a los enemigos. Y entonces tengo que afirmarme bien y cuidar contra los enemigos.

Entonces, hay aquí en realidad 3 niveles: Hay un aspecto que es sólo en la imaginación. Como si estuviera obligado; lo femenino necesita un enemigo, que incluso no existe en la realidad. Si hay un enemigo se entiende, pero aquí no hay un enemigo. De todas maneras hay que figurarse un enemigo para que la guardia se pare correctamente. Es algo muy importante, hay que dar vida a un enemigo. ¿Quién es el enemigo? El instinto del mal que quiere ingresar, profanar también aquí. Nuevamente, existe un impuro que no es un enemigo, sólo está impuro. Es un judío no un gentil. Cuando se dice simplemente enemigo es un gentil, es el instinto del mal del gentil. El impuro es un judío, pero de todas maneras tiene prohibido entrar.

Hay aquí 3 niveles de conciencia en esta guardia: Está lo imaginario, y para esto hace falta en cierta medida dar vida al enemigo que no existe. Como cuando preguntan ¿cómo cumpliremos el precepto de borrar a Amalek cuando ya se haya borrado completamente? Hay algo que se tiene que cumplir, hay que perpetuarlo para poder guardar por la necesidad de honrar.

Estos son los tres niveles de hajnaáhavdaláhamtaká, “sumisión, separación y dulcificación del Baal Shem Tov:

1. Cuando imagino e incluso doy vida al enemigo, es decir, que la guardia tiene que comportarse y aparentar que hay un enemigo, aunque no haya un enemigo, este no es el verdadero objetivo, esto es “sumisión” en el alma.

2. Que tenga que cuidar de los impuros, para que sólo entren los puros, (nuevamente, todo esto hay que pensarlo cómo se produce dentro de mi corazón) esto es “separación”, “separar entre lo puro y lo impuro”, que sólo pueda entrar el puro.

3. Y que el verdadero objetivo es el honor. Porque ¿qué es el honor? Es revelar lo que sucede en la intimidad, en el interior del palacio, dentro de la cámara real, donde se encuentra el mismo rey. Revelar esta gloria, este honor a todo el mundo. Como está escrito sobre el candelabro, la menorá del Templo Sagrado de Jerusalem, que no hace falta iluminarlo sino que es sólo para iluminar al mundo entero, es el objetivo final.

Y así es la Nukva, lo femenino, es “’cuidar’ lo femenino”, en relación a todo lo que sucede en el Santuario. Y esto son las 10 veces que aparece shmirá, “guardia”, la compleción del partzuf de shmirá, la estructura cabalística de “guardar”, que figura aquí en el contexto especial de cuidar el Santuario.

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