GRACIAS POR LA BENDICIÓN DE LA PLEGARIA

En el libro de Salmos dice el rey David: “Bendito Elokim que no apartó mi plegaria ni Su bondad de mí”. [Salmos 66:20]

Primero Dios le da a la persona la claridad y la voluntad de rezar, de clamar a Dios, luego le hace llegar la bondad.

Así sucedió en Egipto; cuando estuvimos en Mitzraim, esclavizados en el exilio de Egipto, a tal punto que todos los exilios son llamados como el exilio de Egipto, primero clamamos y rogamos. “Los Hijos de Israel clamaron y entonces se elevó su grito a Dios.” Después de que gritamos a Dios, el Creador nos escuchó, y fue el comienzo de la redención.


Está escrito que el comienzo de la redención es que Dios le brinda al hombre la posibilidad de comprender la raíz de su problema, su carencia. Y cuando de repente se le aclara cuál es la raíz del problema y la severidad del problema, entonces grita a Hashem y entonces Hashem lo salva. Así sucede con cada uno y una.


Y entonces bendecimos, tal como el rey David bendice a Hashem, “Bendito Elokim que no apartó mi plegaria ni Su bondad de mí”, que Hashem me da la plegaria y entonces también me da la bondad al salvarme.

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