Iaacob nunca muere

VIVIR CON JASIDUT 5772

La parashá de esta semana concluye el libro de Bereshit y el relato de la Torá de la vida de Iaacov donde describe sus últimos diecisiete años de su vida en Egipto. 17 es el valor de la palabra “bueno” (tov) y por cierto estos fueron los 17 mejores años de la vida de Iaacov. De hecho, la guematria del nombre de la parashá, Vaiejí es 34, también múltiplo de 17. ¿Cómo es posible que Iaacov haya pasado sus mejores años en el exilio de Egipto? Después de todo fue forzado a abandonar la Tierra Santa para ir a Egipto, el lugar más impuro, la tierra donde fueron esclavizados sus hijos. ¿Cómo puede ser que viviera los mejores años de su vida allí, habiendo tantos otros lugares? 

 La respuesta que se da generalmente es que al final de su muy dura vida Iaacov tuvo la alegría de ver a su familia unida, con amor y fraternidad entre Iosef y sus hermanos. Éste ciertamente no fue el caso cuando vivían en la Tierra Santa; parecería implicar, como escribió Najmánides en su epístola desde la Tierra Santa: “Cuanto más sagrado, más se destruye”, la rivalidad y el ímpetu por pelear y discutir era mucho más fuerte en la Tierra Santa que en Egipto. 

LAS CHISPAS RECOLECTADAS AGREGAN VIDA

 Desde una perspectiva interior, si observamos el último verso de la parashá de esta semana: “Israel se asentó en la tierra de Egipto, en la tierra de Goshen, y se establecieron allí y fueron fructíferos y se multiplicaron grandemente”, encontramos que su valor numérico es 2794 = 11. 254. Entonces, como el verso contiene exactamente 11 palabras, el valor promedio de cada palabra es 254, el valor exacto de la frase principal de la parashá:”¡Iosef aún vive!”  (od Iosef Jai)

 Las palabras exclamadas por Iaacov cuando recibió por primera vez noticias de su hijo después de 22 años.

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