¡PACIENCIA, PACIENCIA!

De la clase del rabino Ginsburg , 11 Adar 5772

El pecado del becerro de oro es un pecado de la falta de paciencia.1 El pueblo judío estaba esperando que Moisés que descienda del monte Sinaí y pensaban que su descenso se había retrasado “y el pueblo vio que Moisés tardaba en descender de la montaña y el pueblo se conglomeró alrededor de Aarón y le dijo: ‘Levántate y haz un dios para nosotros.'” Ciertamente no era fácil esperar durante tanto tiempo. Inmediatamente después de la revelación en el Monte Sinaí, Moisés subió a la montaña, entró en la niebla donde estaba Dios, y nos dejó abajo, en tensa expectación. Un día y otro día pasaron, ya pasaron cuarenta días, y nuestra paciencia se quebró. ¿Cuánto tiempo más podemos esperar? Incluso los sabios dijeron (como cita Rashi) que antes de su ascensión Moisés les había dicho que no iba a volver hasta dentro de cuarenta días. Sin embargo, los cuarenta días ya habían pasado y no había ninguna señal de vida de Moisés. ¿Qué será?

Al parecer, Dios nos quiso poner a prueba nuestra paciencia. Hay muchos que pasaron la prueba, pero la irritabilidad había comenzado a invadir el campamento, como está dicho, “Y el pueblo vio”, y en todo lugar donde dice “el pueblo” (הָעָם , haam) y no “los Hijos de Israel”(בְּנֵי יִשְׂרָאֵל , bnei Israel) se está refiriendo a la gente sencilla, e incluso a la “multitud mezclada” que salieron de Egipto con el pueblo judío. Aarón fue paciente y trató de esperar lo máximo posible: primero les dijo que trajeran sus joyas… entonces edificó un altar… y finalmente proclamó: “Habrá una fiesta para Dios mañana.” Pero era imposible de contener los ansiosos pecadores: “Y se levantaron temprano por la mañana” y el baile comenzó inmediatamente. En el momento en que Moisés llegó ya era demasiado tarde.

La historia de la impulsividad

Esta no era la primera vez que la falta de paciencia había dado lugar a la tragedia, ni sería la última. De hecho las tragedias históricas en su conjunto parecen ser el resultado de la impulsividad, y si la gente sólo pudiera esperar un poco más, todo se vería completamente diferente.2

El primer pecado en la historia de la humanidad se deriva de una falta de paciencia. Si Adam y Javá hubieran esperado sólo un par de horas más, hasta el atardecer del viernes por la noche, que era el comienzo del primer Shabat, se les habría permitido comer del fruto del Arbol del Conocimiento. Pero no es fácil esperar una fruta tan suculenta, que se ve tan tentadora que simplemente nos pide comerla de inmediato, especialmente cuando la serpiente nos acosa diciendi “nada va a suceder.”

Tampoco el rey Shaúl pasó la prueba de esperar al profeta Shmuel. Era en efecto una prueba difícil. Los filisteos se habían reunido para la guerra y los soldados judíos habían huido para salvar sus vidas, a excepción de Shaúl y un puñado de sus fieles seguidores. La paciencia de Shaúl se quebró y ofreció el holocausto, entonces Shmuel llegó y le dijo: “Y ahora, tu reinado no será establecido”.3 Has fallado en la prueba.

Incluso el rey David no fue la excepción. Los sabios afirmaron “Batsheva estaba predestinada para David, pero él la comió inmadura [es decir, la tomó prematuramente]”.4 En lugar de esperar pacientemente a que ella estuviera lista para él, como una dulce fruta madura, la arrebató y la “comió” como una fruta verde y los amargos resultados hablan por sí mismos.

¡Paciencia hombre!

La paciencia y la moderación son un tema central en la rectificación de la psiquis. Esta cualidad tiene un significado especial en lo que respecta a las relaciones humanas, sobre todo entre marido y mujer. Un buen matrimonio comienza con paciencia, con cada uno de los miembros del matrimonio siendo considerado con el otro y adaptándose al ritmo del otro.

Un bebé no puede posponer sus necesidades, porque para un niño lo que no puede percibir aquí y ahora para él no existe. A medida que crecemos, comenzamos a comprender el secreto de la paciencia. Alguien que psicológicamente sigue siendo un niño sólo puede cambiar la satisfacción de una necesidad inmediata por una necesidad mayor que venga después. Pero alguien que llega a la verdadera adultez puede entender que es emocionalmente saludable actuar con moderación. No te apresures a estallar en ira, se paciente. No seas demasiado apurado para comer, no, lávate las manos, haz una bendición y come lentamente. No saques conclusiones apresuradas, lanzando palabras y haciendo cosas que puedes lamentar más adelante. No seas demasiado rápido para actuar antes de saber qué y cómo debes hacerlo. No seas impulsivo.

La paciencia surge cuando el alma está en control completo del cuerpo, y la mente está en control de los atributos del corazón. Por otra parte, la paciencia proviene de la fe. Cuando creemos que hay alguien allá arriba que está a cargo de las cosas, no es necesario presionar para que sucedan y sabemos que todo sucede en el momento adecuado. Pero si es sólo mi ego el que me llena el ambiente, entonces me vuelvo impaciente e insisto en que todo suceda ahora, porque quizás no vaya a conseguir lo que quiero.

Aquí es donde comenzó la caída del pecado del Becerro de Oro. Para recibir la Torá, para que la Presencia Divina more dentro de nosotros, tuvimos que renunciar a nuestros deseos instintivos y esperar y relajarnos hasta que Dios apareció. Pero el pueblo quería ¡”Dios ahora!” Ellos querían un dios accesible, tangible y brillante que se pueda ver y bailar a su alrededor; un Becerro de Oro “instantáneo” que comenzó a mugir directamente del fuego [de hecho, “becerro” (עגל , eguel) [en arameo significa “velocidad”]. El pueblo judío podía ser apaciguado, pero la multitud mezclada era imprudente e impulsiva y no pudieron ser contenidos.

Moisés tuvo tiempo

Hemos mencionado el pecado de las personas que no podían esperar pacientemente. Pero ¿qué sucedía realmente con Moshé mientras todo el mundo estaba esperando? ¿Qué le retrasó allí arriba en el monte Sinaí? Los sabios explican que Moshé le dijo al pueblo judío que iba a estar de vuelta en cuarenta días, pero él no incluyó el día de su ascenso porque no era un día completo. Sin embargo, esto provocó un malentendido, porque el pueblo judío sí contó el día de la ascensión de Moshé, y por eso calcularon mal su regreso por un día.

Moshé era super paciente. Cuando lo necesitó se tomó todo el tiempo del mundo. Así como sabía vigilar pacientemente a sus ovejas y sólo a la edad de ochenta años de edad se fue a Egipto para redimir al pueblo judío, por eso fue capaz de estar en el monte Sinaí día tras día (e incluso los alimentos podían esperar pacientemente hasta que Moshé descienda de la montaña). La Torá es “más que una tierra medible”,5 y hasta que todo esté claro hasta el más mínimo detalle, no había ningún motivo para darse prisa. No podía traer de vuelta un producto inacabado, tuvo que llegar a la perfección final y sólo entonces pudo descender. Si tenía que estar en el monte Sinaí durante cuarenta días, entonces tenía que estar cuarenta días completos, de principio a fin.

La paciencia de Moshé está relacionada con su humildad, como Rashi interpreta la frase, “Y el varón Moshé era muy humilde -[es decir] humilde y paciente”.6 Moshé tenía la cualidad positiva de la timidez “El descarado se fue al infierno y el tímido al Paraíso”.7 No estaba bajo presión para llegar a ninguna parte, y aun cuando Dios lo mandó llamar para redimir al pueblo judío, se negó una y otra vez, “¿Quién soy yo para que vaya al Faraón?”8

No Tardes

Sin embargo, existe un límite incluso para la paciencia. Alguien que espera demasiado tiempo dudará en actuar sobre la realidad cuando llegue el momento adecuado. Siempre podemos prepararnos mejor, esperando hasta que llegue el momento absolutamente perfecto. Pero, esta tendencia hacia el perfeccionismo es responsable de sabotear cualquier acto positivo, porque cualquier idea abstracta que se lleva a la práctica se ve limitada en cuanto se concreta.

Incluso Moshé necesitaba saber cuándo era bueno esperar y cuando tenemos que actuar de inmediato. De hecho, cuando Dios le habló a Moshé por primera vez, él cometió ese error y se negó muchas veces, hasta que Dios se enojó con él. En nuestro caso también, podemos oír de los versos una nota muy suave de crítica “Moshé se retrasó” en su encuentro con el pueblo judío, porque quería estar absolutamente seguro de que todo estaba listo y tal vez estaba incluso un poco vergonzoso9 de descender con la Torá. La timidez o la vergüenza pueden ser una cualidad positiva, pero si sobrepasa los límites del buen gusto podrían llegar a “echarse a perder”.10

Curiosamente, la única otra vez en la Torá en que aparece la raíz de “tarde” (בֹּשֵׁשׁ , boshesh) es con referencia a Adam y Javá antes de pecar “Y ellos no eran tímidos.”11 וְלֹא יִתְבּשָׁשׁוּ) , velo itbosheshú) Esto alude al hecho de que Moshé trató de rectificar el pecado de Adam de no saber esperar, pero se fue al otro extremo y fue demasiado tímido. La moderación cuidadosa también requiere una acción rápida en el momento justo, como en la expresión acuñada por el Baal Shem Tov, “agilidad deliberada” (זְרִיזוּת בִּמְתִינוּת , zerizut bimtinut). El equilibrio correcto entre esperar y actuar resulta de integrar el enfoque de Moshé con el enfoque del pueblo. Si hubiera habido una buena comunicación entre Moshé y el pueblo judío habría habido un equilibrio entre la tendencia de Moshé a esperar y la demanda del pueblo que descienda a ellos de una vez. La buena comunicación entre ellos hubiera evitado el malentendido, y hubiera sido evidente para todos cómo debían contarse los días. La buena comunicación le habría “transmitido” a Moshé, aun estando todavía en el monte Sinaí, el estado espiritual del pueblo allí abajo, y habría sabido que había llegado el momento de descender, antes de que sea demasiado tarde.12

Atrevimiento Positiva

Debemos aprovechar la cualidad del atrevimiento positivamente, usándolo como un catalizador que promueva la moderación al tiempo que advierta no posponer las cosas demasiado y levantarse y hacerlas. Según los sabios hay algunas críticas a Moshé por haber aceptado a la insolente multitud mixta como parte del pueblo judío. Pero, así dicen los cabalistas, Moshé vuelve y se reencarna a través de las generaciones para rectificar sus almas. La rectificación de la multitud mezclada es utilizar esa misma cualidad de desfachatez para hacer una impresión en la realidad sin ser demasiado tímido, para establecer el reino de Israel sobre la tierra, y no contentarse con una Torá celestial y letras que vuelan por el aire.

Hay una prohibición en contra de impaciencia “presionar por el final [es decir, la redención final]” (לִדְחוֹק אֶת הַקֵץ , lidjok et haketz) cuando se debe a una falta de fe, pero ahora estamos en el final de la redención y está prohibido “alejar el final.”13 (לְהַרְחִיק אֶת הַקֵץ , leharjik et haketz) El mismo sabio que dijo: “el insolente se dirigirá al infierno” también dijo: “Sé audaz como un tigre”. Nosotros necesitamos un toque de insolencia audaz para que nuestra timidez positiva deje de esconderse detrás de las paredes de la sinagoga y se salga a la luz para liderar la realidad y rectificar el mundo.

NOTAS

1 Ver también, El Misterio del Matrimonio capítulo 9

2 Véase Shemot Rabá 32:1.

3 Shmuel 13:14.

4 Sanedrín 107a.

5 Iov 11:9.

6 Números 12:3.

7 Avot 5:20.

8 Éxodo 3:11.

9 Las palabras para “tímidez” (בּוּשָׁה , bushá) y “tardar” (בּוֹשֵׁשׁ , boshesh) comparten el mismo portal de dos letras en hebreo (בש ).

10 “Puede llegar a hecharse a perder” (לְהַבְאִישׁ , lehabish) también comparte el mismo portal de dos letras de “tímidez” (בּוּשָׁה , bushá) y “tardar” (בּוֹשֵׁשׁ , boshesh).

11 Génesis 2:25.

12 Véase el artículo “¿Quién tiene la culpa por el pecado del becerro de oro?” En nuestro libro en hebreo, “La dimensión interior” (הממד הפנימי ).

13 Ketubot 111a; allí una versión establece que Dios hizo jurar al pueblo judío que no iban a “alejar el fin” y una segunda versión que afirma “que no iban a presionar por el final.”

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