PARTE 12    INSPIRACIÓN Y CRECIMIENTO ESPIRITUAL

Demos una mirada a la fase de iniciación/inspiración y su expresión en la voluntad.

Fase de la EducaciónEtapa de Crecimiento EspiritualEstado de la Voluntad
Iniciación/ Inspiración3. dulcificaciónDeseo de unirse a Di-s
2. separaciónDeseo de crecimiento espiritual
1. sumisiónDeseo de servir a Di-s

El estado de la voluntad que da comienzo a todo aspecto del proceso de la educación es un deseo puro e inequívoco de servir a Di-s de toda forma posible. Este giro inicial hacia el servicio espiritual requiere lo que el Baal Shem Tov llama “sumisión”, la rendición de toda voluntad personal a la voluntad de Di-s. Esto significa aceptar las restricciones y obligaciones del trabajo espiritual e ignorar el egoísmo y las demandas oportunistas del ego.

Luego sigue una manifestación de la voluntad un tanto más desarrollada, cual es el deseo de alcanzar un estado del ser donde cada acto se realiza con el sólo propósito de sustentar el crecimiento espiritual. Esto corresponde a la etapa de “separación” del Baal Shem Tov, ya demanda un grado de discriminación más elevado. Debemos elegir continuamente entre acciones que fomenten el desarrollo espiritual, como por ejemplo cumplir los mandamientos de la Torá, y las que son simplemente mundanas.

La fase final del despertar de la voluntad es el deseo de comprender la santidad inherente en cada acto, de usar cada momento, cada cosa, no importa cuán mundano sea, como una oportunidad para dirigirse a la unificación con Di-s. El libro de Proverbios describe esta fase con una declaración simple: “En todos tus caminos, conóceLo”. “En todos tus caminos” significa a través de todas tus acciones. “Conócelo” se refiere al contacto y la comunicación con Di-s.

De acuerdo con el Baal Shem Tov, nosotros podemos “dulcificar” la aparentemente insulsa realidad ordinaria e incluso su amargura sólo si primero perfeccionamos e internalizamos la habilidad de la discriminación, porque el trabajo de transmutar el mal en bien está basado en la habilidad de distinguir la realidad de la ilusión. Es obvio que quien no perfeccionó la etapa preliminar de la “separación” no será de fiar para diferenciar entre el propósito verdadero y los ilusorios. Por lo tanto, sus actos e intenciones no pueden reflejar verdaderamente la voluntad de Di-s y pueden tener un efecto negativo o atrofiante, más que nutritivo y estimulante. El error más común entre la gente con aspiraciones espirituales es el deseo de “dulcificar” sin hacer previamente las distinciones requeridas.

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