PARTE 31   DESARROLLAR EL TALENTO Y A LA VEZ ANULAR EL EGO

La única manera que tenemos de expresar nuestro propio potencial de gracia y belleza, asegurándonos de que provenga del lado de la santidad y no del de la ilusión, es desembarazándonos del engreimiento. La “gracia ilusoria” de aquellos que no se doblegaron a Di-s es autoindulgencia y autoglorificación. Esto sólo solidifica el ego, refuerza el estado de separación de Di-s y por lo tanto se convierte en una fuerza de destrucción. Pero aquellos que dominaron el orgullo y alcanzaron un estado de verdadera sumisión a Di-s son “guerreros sagrados” –en vez de ser una fuerza de destrucción, son una fuerza para el bien y el servicio a Di-s. El rey David es considerado el máximo exponente de esa clase de personas. Su falta de amor propio le permitió librar las guerras de Di-s, hacer las preparaciones para la construcción del templo y gobernar como rey sobre Israel.

El péndulo es una analogía adecuada de esto. Si primero se precipita hacia la humildad y la sumisión del ser, entonces el impulso opuesto y equivalente hacia las alturas lo vuelve a balancear hacia la humildad. No se está expresando el ego sino más bien una preocupación por la eminencia de Di-s y la voluntad de combatir a los poderes del mal que se oponen a Su voluntad.

Resulta entonces, que si no eliminamos previamente el engreimiento, todo intento de cultivar nuestros talentos no pondrán de manifiesto la paz y la gracia que debería acompañar semejante crecimiento, sino que por el contrario crecerán las malas hierbas de la competición y la inseguridad.

En vista de esto, todo interés por la belleza parece superficial. ¿Por qué poner tanto énfasis en superficialidades? ¿No es quizás la belleza un beneficio complementario, ocacional y no esencial, en la ruta hacia un propósito significativo en la vida? La respuesta se podrá comprender con esta profunda parábola:

Incluso la realización de un propósito significativo en la vida es sólo un medio para el fin verdadero de crear una morada para Di-s en nuestras vidas. Como el novio debe desear a su novia, así Di-s debe desear a Israel. ¿Cuál es la cualidad que despierta, por así decirlo, las pasiones de Di-s? Sólo la belleza que refleja un estado de verdadera sumisión. La Torá afirma: “¿Por qué Di-s escogió a Israel como Su pueblo? Porque (ellos) son la más pequeña de las naciones.” Rashi, El gran comentador bíblico del siglo XI explica esto aún más: “se sometieron a Su voluntad y se humillaron ante El.” Esto crea el estado de gracia que promueve el despertar y la unificación con Dios desde lo alto.

La gracia es definida como un estado de balance que revela la propia unión de arriba y abajo mediante la distribución simétrica de elementos positivos y negativos. El educador es un artista cuyo medio es la personalidad; su éxito se mide por el aura de gracia que rodea a sus estudiantes, lo que indica un sentido de paz interior. Debe mantener un delicado balance, fomentando una identidad fuerte e individualidad que motivará al estudiante a desarrollar sus talentos especiales, aunque suprimiendo en este todo indicio de altivez y autoindulgencia. Debe tener en mente en todo momento que un sentido exageradamente desarrollado del yo puede degenerar en arrogancia, mientras que un énfasis exagerado en la sumisión puede aplastar la motivación. El educador debe lograr un estado de balance entre estos dos elementos contradictorios, revelando así la gracia Divina oculta dentro del alma de cada estudiante.

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