PARTE 9   PLANTAR Y ALIMENTAR

Otra metáfora que se asemeja a la relación iniciación/inspiración e integración es la de plantar un árbol y luego nutrirlo hasta que fructifique. Esto se ajusta particularmente bien con nuestra metáfora anterior de entrar y establecerse en la Tierra de Israel, ya que el proceso de plantar árboles fue el máximo símbolo de reclamo de la tierra. Este también tenía que ser un proceso de dos etapas, siendo la primera la de literalmente plantar, que fue seguido luego de la atención adecuada de los árboles para que maduren correctamente y produzcan frutos.

Plantar un árbol en Israel, tanto literalmente o como metáfora, es diferente que hacerlo en otro lugar. Esto es así porque la Tierra de Israel recibe la atención constante de la Providencia de Di-s, como Moisés le dijo a los israelitas en el libro de Deuteronomio:

“La tierra que van a heredar no es como la tierra de Egipto de donde salieron, donde plantaban vuestras semillas y la regaban a pie como un jardín vegetal. La tierra hacia la cual están cruzando para heredar es tierra de montañas y planicies, donde van a tomar agua de la lluvia de los cielos. [Esta es] una tierra que Di-s, tu Di-s, cuida. Los ojos de Di-s, tu Di-s, están siempre sobre ella, desde el comienzo del año hasta el final del año”.

En Israel, es tangible y palpable el compromiso de Di-s en todos los detalles de cada momento de cada vida. Hasta los fenómenos naturales como la lluvia y el viento, revelan por si mismos que son regulados directamente por El. Aunque Di-s es la causa definitiva de todas las cosas en todos lados, Su influencia fuera de la Tierra de Israel está oculta bajo muchas capas de la realidad.

La diferencia entre la relación de Di-s con Israel y los otros sitios es como la que existe entre la luz directa del sol y la luz indirecta de una lámpara, que es accionada por electricidad que deriva de combustibles, que surgen de antiguos vegetales que crecieron de la fotosíntesis, cuya energía proviene del sol. Cada paso intermediario enmascara y diluye más y más la radiación original. En fin, a pesar de que la lámpara trae luz al mundo, es una trivial imitación de la gloria original del sol.

Plantarnos en la tierra de Di-s, tanto sea inmigrar literalmente a Israel o metafóricamente entrar a una realidad de concientización de Di-s, significa iniciarse en una intensa experiencia de sentir que Di-s se involucra en nuestras vidas. Esto tiene su precio. Mientras que por un lado cosechamos los beneficios de un crecimiento acelerado que proviene de una dosis más concentrada de influencia espiritual, el costo es que nuestras imperfecciones se colocan de repente bajo un poderoso reflector. El egoísmo, la autoindulgencia, la pereza y la neurosis resaltan con toda su fealdad y simplemente no pueden ser toleradas como lo son en otros lugares. La depuración de estos rasgos y la incomodidad –y a veces el sufrimiento- ocasionado por este proceso está por lo tanto también intensificado.

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