PARTE 43 APRENDER DE LA EXPERIENCIA

La sabiduría innata del sistema inmunológico yace en su adaptabilidad, que le permite experimentar por un proceso de prueba y error hasta que detecta y rechaza las amenazas que acechan al cuerpo. Esto se realiza a través de la creación de anticuerpos que se ponen en contacto con las sustancias extrañas y crean células que las erradican. El proceso de aprendizaje que tiene este sistema se refleja en el dicho de los sabios: “No existe una persona tan sabia como la que tiene experiencia”. Cuando algo invade el cuerpo, el sistema inmunológico lo captura y aprende como reaccionar ante tal amenaza. Esto se alude en el término hod, que también significa hacerse “eco” o reconocer.

El problema con el Lupus es que la persona no sabe cómo reaccionar frente a él; como que a cierto nivel no aprende de la experiencia. Por ejemplo, la persona tropieza debido a que no está familiarizada con cierta experiencia nueva, y por medio de la prueba y error aprende como caminar correctamente (por esa experiencia) sin tropiezos.

Tropiezo se relaciona con la pierna izquierda, el miembro del cuerpo identificado con la sefirá de hod en cabalá. De esta manera aprendemos cómo andar a través de la prueba y el error. Según el Sefer Ietzirá el “sentido de caminar” está controlado también por dicha sefirá, que está asociada con la pierna izquierda en particular.

Por otra parte, la palabra hebrea para las leyes de la Torá, halajá, significa literalmente “andar”. Nuestros sabios dicen que “una persona no aprecia apropiadamente las leyes hasta que no tropieza en ellas”. Incluso de los justos está escrito: “Siete veces un justo [tropieza], cae y se vuelve a levantar”. El justo es alguien que, a pesar de los tropiezos, siempre se levantará habiendo aprendido de la experiencia. Las piernas, nuestro contacto permanente con el suelo, “contacta” o “toca” la experiencia exterior. Las piernas son la extensión física del cuerpo que contacta con la realidad exterior.

Ingratitud

Descubrimientos recientes del mundo médico para el tratamiento del Lupus, nos han regresado aparentemente a nuestro pasado remoto. La plasmaféresis, que no es más que una variación de una de las más antiguas prácticas médicas, ha resurgido como una opción viable para el tratamiento del Lupus. Asemejándose al antiquísimo proceso de la sangría, esta técnica involucra deshacerse de la sangre mala del cuerpo. Como está reflejado en la Torá que el médico era inicialmente un mero practicante de la sangría, está siempre fue conocida como un método de curación. Las numerosas aseveraciones de los sabios sobre esta práctica, son una evidencia acerca de su complejidad.

La sangría es también una propiedad de tipo hod que, al igual que la menstruación, procura remover la sangre mala como parte del proceso curativo. Que el Lupus afecte a la mujer durante sus años fértiles, puede ser una sugerencia de que si una mujer menstrúa adecuadamente, liberando así la sangre mala, no contraerá Lupus.

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