PARTE 16    LA FORTALEZA INTERIOR DE ABRAHAM

¿Cuál es el origen de la fortaleza interior de Abraham? ¿Cómo influencia realmente en la personalidad colectiva de sus descendientes, el pueblo judío?

La fortaleza interior de Abraham opera a través de la fe (emuná). En Cabalá, la fe es definida de forma diferente que como se usa popularmente. La fe es el estado más profundo de comunicación, una percepción supraracional y al mismo tiempo potencialmente experimental, arraigada más allá de los límites de una explicación lógica. Su veracidad es vivenciada con más fuerza y certeza que el conocimiento del mundo físico, a pesar de que no es verificable con los sentidos físicos externos, ni los instrumentos de la ciencia pueden detectar sus esferas más trascendentes. Por el mérito de Abraham y Sará, cada alma judía tiene como mínimo un nexo subconciente con la absoluta unicidad de Di-s, una memoria, por así decirlo, de haber experimentado esta realidad. Esta fe profundamente arraigada en Di-s se manifiesta como una fuerza e integridad interior. El pueblo judío persiste atravesando pruebas aparentemente insuperables, tanto de fuego (pogroms) como de hielo (asimilación), por tener una fe sabia e innata en Di-s como su Amo, Creador y Protector.

¿Aún así queda la pregunta de por qué tiene que haber pruebas, tribulaciones, dolor, agobio y sufrimiento? ¿Por qué Di-s creó un mundo en el cual es necesaria la adversidad?

ETania, basándose en el libro de Deuteronomio, explica que las adversidades del mundo físico muestran a Di-s lo que hay en el corazón humano. Pero ¿qué significa esto? ¿Acaso Di-s no lo sabe ya? De hecho, uno de los trece principios de fe establece “Yo creo con fe perfecta que Di-s conoce todos los actos y pensamientos humanos”. Y los Salmos confirman este punto: “El [Di-s] ha moldeado cada corazón. El entiende lo que hace cada uno”.

Entonces, la explicación debe ser que a través de las pruebas y tribulaciones nos educamos a nosotros mismos. Forzados a recurrir a los más profundos reservorios de fortaleza, aprendemos de qué estamos hechos. Especialmente en los tiempos de desafíos nos percatamos de la magnitud de nuestro amor y confianza en Di-s. Una prueba de fe revela dos cosas, la profundidad que tenía previamente nuestro amor innato a Di-s y las limitaciones de nuestro nivel actual de confianza. (Esta misma dinámica se aprecia también en las relaciones matrimoniales, donde un estado ocacional de adversidad provoca a menudo una profunda afirmación del amor, como así también la iluminación de aquellas áreas débiles que necesitan ser trabajadas).

Es útil también recordar que Di-s pone pruebas sólo de acuerdo con nuestra capacidad de sobrellevarlas y superarlas. Los sabios ven una parábola para esto en el procesamiento del lino, donde las fibras de alta calidad deben ser golpeadas vigorosamente para extraer su carácter excepcional, mientras que las de baja calidad serían destruidas con un tratamiento tan brusco.

La palabra hebrea eitan significa “la fortaleza de ser”, la característica internalizada por Abraham que revela el secreto de su poder. Está compuesta por las cuatro letras que se utilizan en hebreo como prefijo para construir el tiempo gramatical futuro simple (alef, iud, tav y nun).

Esto apunta a una idea muy importante en el proceso de educación. Previamente a la iniciación y a la inspiración de un deseo o voluntad en aras del desarrollo espiritual, los estudiantes están atados al pasado. Sus horizontes los limitan a una explicación de la realidad basada en las leyes de la causalidad física. Sólo ven que algo previo a este momento actual a causado un efecto en él. Aunque esto es verdad, es sólo una parte del cuadro. Todas las acciones acarrean consecuencias y generan efectos para bien o para mal, según el caso. Pero semejante punto de vista es incompleto, ya que no puede hacer frente a realidades espirituales que desafían el tiempo.

La iniciación nos introduce al “presente continuo” donde son posibles todas estas cosas por la renovación y recreación continua de cada momento, donde se expande la conciencia hasta incluir dimensiones más allá del tiempo linear y donde se sobrepasarán o manipularán las leyes físicas de la causalidad.

Pero mientras que la iniciación/inspiración nos excita a un idealismo que finalmente trasciende cualquier confrontación real con la adversidad, la integración entrena al estudiante a enfrentar la realidad y abordar cada dificultad con fortaleza de espíritu y fe en Di-s. Pero la integración no se detiene aquí, va más lejos aún y extrae una revelación del futuro.

Esto funciona así:

Cuando aprendemos a perseverar frente a las pruebas y las tribulaciones y a usar esas experiencias como un vehículo para profundizar nuestra relación con Di-s, le revelamos a Di-s y a nosotros mismos nuestro punto de “fortaleza del ser”, eitán. Esto es, hacemos real lo que ya existía previamente sólo como potencialidad. De esta manera crecemos hacia el futuro, como así también nos acercamos a la expresión de nuestro ser perfecto y verdadero, que es el punto final verdadero de la travesía de nuestro alma. Esto es llamado revelar el futuro, porque en Cabalá el futuro (atid) significa “lo que está preparado, pero aún no está revelado”, contrariamente a su definición más común como algo que no tiene existencia en absoluto en el presente. Esta es la rectificación requerida por la educación, descubrir que incluso nuestro futuro es una realidad actual.

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