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Al comienzo de la parashá Vaierá, encontramos a Abraham Avinu hablando con Hashem, e interrumpe la conversación para recibir huéspedes. Esta es su mitzvá especial, hajnasat orjim, hospedar u hospitalidad. De aquí aprenden los sabios de bendita memoria, que es más grande recibir huéspedes que recibir a la Presencia Divina.

El Baal Shem Tov agrega, aunque una persona sea un gran sabio y pueda pensar, quizás justificadamente, si ocupo el tiempo en recibir invitados es bitul Torá, no cumplo el precepto de estudiar Torá.
 
Y más aún, cuando la persona trae invitados es común que hable de temas mundanos, y así llegar muy fácilmente a caer en lashón hará, “difamación”, y todo tipo de conversaciones prohibidas. Entonces diga, Dios nos libre, para no hablar lashón hará, no me conviene ocuparme de esto, recibir invitados. 

Dios no lo permita dice el Baal Shem Tov. La hospitalidad es también más importante que la sospecha de incurrir en no estudiar Torá y en la difamación. ¿Por qué? ¿Por qué esto es tan grande, recibir invitados que recibir a la Presencia Divina?

Quien recibe a un huésped aquí abajo, en esencia está incorporando dentro de este mundo el Huésped, al Todopoderoso. Porque Dios creó el mundo por el deseo, por así decirlo, de tener una morada en los mundos inferiores. Y así estamos haciendo que se concrete la intención de la creación a través de la hospitalidad. 


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