Colabora con el instituto

Volver a la Nada Para Traer al Mashíaj (Video Rab Guinsburgh)

CABALÁ Y JASIDUT

PARASHÁ BERESHIT 5783

De una conferencia jasídica del 25 de Tishrei, día del fallecimiento de Rabi Levi Itzjak de Berditchev

Después de los 7 días en el primer relato de la creación, los 6 días de la Creación donde Dios creó los cielos y la tierra y todas sus huestes, y luego viene el Shabat Bereshit, el primer Shabat de la Creación: “Y fueron concluidos los cielos…”, y después del final de todos esos siete días comienza el siguiente versículo dice: 

“Estas son las generaciones de los cielos y la tierra cuando fueron creados, el día que Havaiá Elokim hizo la tierra y cielos”.

Esta es la primera vez que aparecen juntos estos dos Nombres de Dios (Havaiá y Elokim).

Además de esta primera aparición del Nombre Havaia vemos otro fenómeno excepcional, de repente se invierte el orden de las dos creaciones más generales como los cielos y la tierra, como si fuera en honor de la primera aparición del Nombre Especial, el Nombre Esencial, el Nombre Explícito, Havaia bendito Es, de repente el orden se invierte: “el día que Havaiá Elokim hizo tierra y cielos. Esto necesita ser entendido.

Sobre este tema hay una enseñanza en Kedushat Levi, la obra de Rabi Levi Itzjak de Berditchev. Dice que la “tierra” somos nosotros, el pueblo de Israel que es llamado “eretz jefetz”, “la tierra deseada”. Dios nos creó en la tierra, “para rectificar el mundo, la tierra, con el Reinado de Shakai”. Nosotros somos la tierra y los cielos son los ángeles, “el ejército del cielo” y “el ejército de la tierra”. Nosotros somos el ejército de Hashem en la tierra y los ángeles el ejército de Hashem en el cielo. 

En la Torá siempre está escrito los cielos antes que la tierra, pero he aquí, solo una vez en los cinco libros de la Torá está escrito “tierra y cielo”, la tierra antes del cielo. El versículo quiere decir que hay una cierta virtud en el mundo inferior, que somos nosotros, superior a los mundos superiores, hay algo en que nosotros precedemos a los ángeles, y en esencia es por el mérito de la revelación del Nombre Havaia, este nombre produce esto. El Nombre Havaia que es el milagro que está por encima de la naturaleza. De manera que produce y revela que hay una superioridad, una ley de prioridad de la tierra sobre el cielo.

Dice el autor de Kedushat Levi, de quien hoy es la hilula, 25 de Tishrei: en este mundo los ángeles son espirituales y nosotros almas investidas en cuerpos físicos, relativamente materiales, y lo material, lo físico recibe de lo espiritual (gueshem-lluvia, ruaj-viento, aire). Por eso en este mundo todavía, por ahora, los ángeles son más elevados que las almas. 

Pero esto no es verdad. En realidad, las almas en su raíz, y así se revelará en el futuro con la llegada de nuestro justo Mashíaj, ya mismo, que las almas son mucho más elevadas que los ángeles. Tanto es así que los sabios dicen que en el futuro por venir los ángeles le preguntarán a las almas, que se encontrarán antes y dentro de la cortina, próximos con Hashem, y los ángeles estarán afuera, a tal punto que ellos tendrán que preguntar a las almas “¿qué ha hecho Dios? Acerca de todo lo que hace Hashem, la Providencia Individual, etc. ¿Quién sabrá, quién entenderá, quién captará eso? Sólo las almas. 

¿Cuándo estaremos el pueblo de Israel, los justos, la “tierra”, antes que el “cielo”? Él dice: “el día que hizo Havaia Elokim”, aludiendo en realidad al día de la llegada del Mashíaj Tizkeinu. Y en ese día “Havaia Elokim”, el Nombre completo, será “tierra y cielo”, la tierra antes del cielo. 

¿Cómo llegamos a eso? Hay que hacer algo, como dice el Rebe “hagan todo lo que puedan”, para lograr el objetivo, que es la llegada del Mashíaj, la tierra y el cielo. ¿Qué hacemos para lograrlo? Dice que con esta finalidad vienen los siguientes versículos. ¿Qué viene después de “Estas son las generaciones de los cielos y la tierra cuando fueron creados, el día que Havaiá Elokim hizo la tierra y cielos”?

Está escrito un versículo sorprendente, de repente dice 

“Y todo arbusto del campo aún no [terem] estaba en la tierra, y toda la hierba del campo aún no brotaba, pues el Eterno Dios todavía no había hecho llover [matar] sobre la tierra, y hombre no había [Adam ain] para trabajar el suelo.”

Y luego viene otro verso que recordamos antes:

“Y un vapor subía desde la tierra, y regaba toda la superficie del suelo.”

Y solo entonces viene el versículo:

Y formó Havaia Elokim al hombre del polvo del suelo, y sopló en sus narices aliento de vida, y el hombre se convirtió en un alma viviente.

El mensaje principal de esta enseñanza es que para llegar al estado en que la tierra antecede al cielo, que es el Mashíaj, se necesita [que sea Adam ain, en el sentido positivo que el hombre sea nada.] El sentido literal del versículo “Y todo arbusto del campo aún no estaba en la tierra, y toda la hierba del campo aún no brotaba, pues el Eterno Dios todavía no había hecho llover sobre la tierra, y hombre no había…” Suena como algo negativo, que por ahora no hay un hombre. Como dice Rashi: no hay alguien que entienda lo bueno de la lluvia para que pueda rezar y pedir lluvia. Por eso los vegetales todavía no brotan porque no hay lluvia. Están esperando al ras del suelo, como escribe Rashi en nombre de los sabios. Y después “y un vapor subía…” y luego “y formó Havaia Rlokim al hombre…”

Pero Leivi Itzjak dice no, en realidad en lo profundo está diciendo que esta expresión “Adam ain”, lit. “Adam nada” es la clave de la redención: de momento que el hombre sea “nada”, no como antes en sentido negativo “y Adam ain”, significando “no había un hombre”, sino que Adam sea nada es nuestro objetivo. Cuando el hombre llega al nivel de nada se llama en Cabalá “má”, מה, “qué”, hace el qué, o sea que él mismo es nada, siente que “Ein od milevadó”, “no hay nada más que Él” y yo soy nada. No existe que yo esté separado de Hashem, pero sí que  “yo soy nada”, y por medio de la nada de la persona (“ustedes son llamados “Adam”, el pueblo de Israel, los judíos son llamados con el nombre elogioso Adam). Cuando la persona llega a ser “Y Adam nada”, genera en toda la creación de Hashem, y despierta ese sentimiento de ego de todo lo que hay en el mundo, y entonces todo lo que hay en el mundo se transforma para estar en un estado de “terem”, “aun no”. 

¿Qué significa terem, טרם, “aún no”? “Aun no” y “lluvia” [matar, מטר] tienen las mismas letras en otra combinación. Está escrito en el sagrado Zohar, que “arbusto del campo”, alude al Mashíaj ben Iosef, y la “hierba del campo”, “aun no brotó”, al Mashíaj ben David. Mashíaj ben David es llamado “Ish Tzemaj Shemó”, “su nombre es hombre que brota”. “Desde abajo brotará”. Entonces, en el sentido literal “aun no brotó” significa que todavía no llegó a brotar. Pero Rabi Leivi Itzjak lo interpreta a la inversa, de forma positiva: justamente brota en mérito de su estado de “terem”, de “todavía no”. 

Pero si esto se refiere realmente a los vegetales, no al Mashíaj ben Iosef y el Mashíaj ben David, sino a la naturaleza, ¿a qué se refiere que “todo arbusto del campo “todavía no” estaba en la tierra”, “y la hierba del campo “todavía no” brotó…y Adam no había”? Nos dice que el hombre que está en un nivel de “nada”, que en realidad es nuestro cometido, es infundir la conciencia del todavía no. ¿Qué es terem, todavía no? Hoy existe el concepto de trom mudá, “preconsciente”. En Torat Hanefesh, la psicología de la Torá, está el estado de inconsciente o supra consciente, (y a veces se dice subconsciente, pero en Kedushá solo están los dos primero). Hay algo limítrofe entre el inconsciente, al borde de la consciencia pero todavía no es consciencia, que se llama “preconciencia”. Cuando el hombre es “nada” regresa el ámbito de la supra consciencia, a Keter. 

Dentro de Keter en sí mismo hay un nivel que se llama “Reisha deAin”, la Cabeza de la Nada”, el origen del placer Divino que hay en el alma. El placer Divino del alma es que “yo no existo”. El placer del alma animal proviene del ego, por ser, por existir, pero el placer del alma Divina es de la nada, “la Cabeza de la Nada”, que se encuentra en la supraconsciencia del alma. Y cuando la persona regresa a la cabeza de la nada, produce en toda la creación el estado de “trom”, “todavía no”. Este estado es “todavía no”, es exactamente cómo el mundo se verá y se percibirá a sí mismo con la llegada del Mashíaj Tzidkeinu, este es un estado mesiánico. 

Share the Post:

Artículos Relacionados

COLABORA CON EL INSTITUTO

¡Recibe las ÚLTIMAS NOVEDADES en tu correo!

Comunidad

Para participar de nuestras actividades y recibir nuestros mensajes diarios