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Rebetzin Rivka Schneerson nació en 5593 o 5595 (1833 o 1835) siendo su padre, Rabi Aharon Alexandrov de Shklov, y su madre, Rebetzin Jaia Sará Alexandrov (más tarde, Zeslevski), la hija del Mitler Rebe. El 24 de Iyar de 5597 (1837) falleció su padre, Rabi Aharon Alexandrov. En 5603 (1843), su madre se casó con Rabi Aharon Zeslevski, el hijo de la Rebetzin Frieda, quien la crio a ella y a su hermana durante los siguientes tres años. En 5605 (1845) su madre enfermó gravemente y, tras una larga enfermedad, falleció el 10 de Adar de 5606 (1846). Cuatro años más tarde, el 11 de Nisán de 5610 (1850), la Rebetzin Rivka se casó con el cuarto Rebe de Lubavitch, el Rebe Maharash. Como Rebetzin, fue una figura muy importante en el Jasidut y asumió la responsabilidad de la gestión de muchos asuntos en los tribunales jasídicos de su suegro (el Tzemaj Tzedek), su esposo y su hijo (el Rebe Rashab). Desde que era una niña pequeña recopiló varias historias la mayoría de ellas sobre los Rebes de Lubavitch. Ella le contó estas historias a su nieto el Rebe Raiatz, y se convirtieron en una parte importante de sus enseñanzas y libros. El 9 de Shevat de 5674 (1914) hacia la noche, la Rebetzin Rivka comenzó a relatar muchas historias sobre su suegro, el Tzemaj Tzedek, y su esposo, el Rebe Maharash. En la mañana del 10 de Shevat le pidió al Rebe Raiatz que le trajera su sidur (libro de oraciones) y recitó el Shemá Israel y la Oración Silenciosa. Luego colocó sus manos sobre la cabeza del Rebe Raiatz y dijo en idish: “Iashar koaj far de tirja” (Bendito seas por tus esfuerzos). El Rebe fue a guardar su sidur y cuando regresó vio que ella había fallecido. El Rebe Raiatz escribió su famosa disertación “Bati Legani” en honor al primer iohrtzait (día del fallecimiento) de su abuela el diez de Shevat que luego fue también el día de su propio fallecimiento. El Rebe de Lubavitch más tarde pronunció una serie de discursos sobre el diez de Shevat sobre la base del Bati Legani original del Rebe Raiatz.

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Aproximadamente un año antes del nacimiento de su hijo, quien eventualmente sería el quinto Rebe de Lubavitch, el Rebe Rashab, el 10 de Kislev de 5620 (1860) la Rebetzin Rivka tuvo un sueño. En el sueño vio a su madre la Rebetzin Jaia Sará y a su abuelo el Mitler Rebe. Su madre le dijo con un rostro alegre: “Rivka, tú y tu esposo deberían escribir un rollo de la Torá”. El Mitler Rebe agregó: “Y tendrás un buen hijo y llámale como yo, no lo olvides”. “Rivka, ¿escuchas lo que mi padre te está diciendo?” agregó su madre. Así terminó el sueño.

Nueve días después en la noche del 19 de Kislev la Rebetzin Rivka tuvo el mismo sueño. Esta vez, además de su madre y su abuelo también vino un anciano. “Rivka, tú y tu esposo deberían escribir un rollo de la Torá”, le dijo su madre. “Y tendrás un buen hijo”, dijo su abuelo. “Amén, así dice Dios”, dijo el anciano. “Abuelo, bendícela”, dijo su madre, y el anciano la bendijo. “Amén”, respondieron la Rebetzin Jaia Sará y el Mitler Rebe y la Rebetzin Rivka se despertó.

Ella le contó su sueño a su esposo el Rebe Maharash quien dijo que quiere que el rollo de la Torá se escriba en un pergamino especial con pieles de animales sacrificados kosher. El Tzemaj Tzedek les indicó que comenzaran a escribir el rollo de la Torá en privado solo en presencia de los hermanos del Maharash y en la habitación del Tzemaj Tzedek.

(Por lo general, cuando se realiza una mitzvá importante, conviene publicitarla como si se anunciara un milagro. Cada mitzvá es un ‘milagro’, la revelación de la luz Divina que está por encima de la naturaleza, y un milagro debe ser publicitado. Sin embargo, hay méritos únicos que provienen de un lugar elevado y que requieren mucha cautela al bajarlos a la realidad de una manera rectificada. Así lo entendió el Tzemaj Tzedek sobre esta mitzvá en particular).

Se escribió el rollo de la Torá y menos de un año después nació un hijo del Rebe y la Rebetzin. El bebé se llamó Shalom Dovber en honor a sus dos abuelos Rabi Shalom Shajna y el Mitler Rebe, Rabi Dovber.

Este maravilloso sueño destaca la conexión especial entre el Rebe Rashab y sus santos antepasados. La directiva de escribir un rollo de Torá simboliza la gran Torá del niño que más tarde será llamado “el Maimónides del Jasidut”. La llave del Jasidut que pasó del Baal Shem Tov al Maguid de Mezritch y de él al Alter Rebe de Jabad ahora le fue entregada al Rebe Rashab.

¿Por qué su madre recibió este mensaje y no su padre, el Rebe?

En todo judío, particularmente en un Rebe, se esconde una chispa mesiánica que espera la redención. El nacimiento de un nuevo Rebe, incluso más de lo que es el nacimiento de su Torá y el liderazgo, es el nacimiento del Mashíaj. En Egipto la Nación de Israel fue redimida gracias al sacrificio de las mujeres que estuvieron dispuestas a casarse y tener hijos aun en medio de los horrores de la esclavitud. Lo mismo ocurre con las siguientes generaciones, las mujeres trazan el camino para todos, para dar a luz tanto espiritual como físicamente al último redentor.

La redención de Egipto fue comparada con un nacimiento. Todo el mes de Nisán, en el que falleció el Rebe Rashab, es el mes del nacimiento. La muerte parece lo opuesto al nacimiento, pero el Rebe Rashab escribió antes de su muerte: “Estoy ascendiendo al cielo pero les dejo mis escritos”. Cada vez que estudiamos de uno de sus escritos él vuelve a nacer. Estamos esperando el nacimiento de la Torá del Mashíaj, que como todos los nacimientos-redenciones también tendrá lugar en mérito de las mujeres justas.

Se cuenta que una vez, cuando el Rebe de Lubavitch parecía estar muy serio, uno de sus jasidim intentó alegrarle contándole un famoso chiste judío: Un predicador llegó a una aldea y les dijo a los simples granjeros que el Mashíaj pronto vendría. Entró en tantos matices y habló con tanto entusiasmo que un granjero corrió a su casa y le dijo a su esposa que comenzara a empacar, ¡porque Mashíaj llegará mañana a más tardar y todos nos mudaremos a la Tierra de Israel!

La esposa del granjero escuchó pero se mostró menos entusiasta. “Acabamos de terminar de plantar las patatas de esta temporada”, dijo “¿y ahora quieres que me mude? ¿Y a otro país? Es mejor pedirle al Mashíaj que envíe a los no judíos a la Tierra de Israel y nosotros nos quedaremos aquí sin los no judíos y con patatas…”.

El jasid le contó una de las versiones de esta historia al Rebe pensando que lo haría sentir feliz. Pero cuando el Rebe comenzó a escuchar la historia se puso aún más serio y dio la señal de detener la historia de inmediato. El jasid se detuvo por supuesto y el Rebe continuó su camino hacia el farbrenguen. En ese farbrenguen el Rebe dedicó un extenso discurso sobre la virtud de las mujeres justas que en cuyo mérito vendrá la redención.

A diferencia del mensaje del chiste que convierte a las mujeres en mentalmente más débiles que los hombres, el Rebe enfatizó su fe inocente y resuelta. El sentido interior del mes de la redención y del nacimiento en el mes femenino es el sentido de la fe. Una fe resuelta como ésta es el verdadero estado de conciencia expandida. Si un hombre necesita un ligero empujón o aliento es su esposa quien lo motivará a salir a recibir al Mashíaj.

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