USAR LA SABIDURÍA HUMANA

Te presentamos la entrega semanal por email que puedes ver en este enlace, y una meditación sobre el Shabat del 9 de Av que no se ayuna y la Ciencia

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Este Shabat es el nueve de Av, el día en que lamentamos la destrucción de los dos Templos Sagrados en Jerusalén y nuestro exilio en hasta hoy. Como este año el nueve de Av es en Shabat, ayunamos y hacemos duelo el domingo, el diez de Av. En Shabat no hay luto y para asegurarnos de que no parezca que lo estamos haciendo, este Shabat debe ser más festivo y las comidas de Shabat deben ser “como las fiestas del Rey Salomón”. 

De todas maneras, dejamos de estudiar Torá a mediodía del Shabat 9 de Av y al ponerse el sol comenzamos el ayuno y las costumbres de duelo.

Elevando la ciencia en general y en particular

Tisha BeAv es el tiempo de duelo por la destrucción del Templo, pero más ampliamente, el duelo es por el exilio en general – la realidad que aún no ha sido rectificada. Más agudamente, el duelo no es (solo) por el pasado, sino por el presente, como el conocido dicho del Sabio “Toda generación en la que el Templo no fue construido en su tiempo es como si fuera destruido en su tiempo…”

¿Cómo se manifiesta el exilio en el campo de la Torá y las relaciones científicas, y cuál es la corrección requerida?

En la definición más básica, la ciencia es el estudio del universo y la naturaleza, utilizando la sabiduría humana para conocer la creación, sus componentes y leyes. Usar la sabiduría humana no es algo malo en sí mismo, es neutral, como se explica en el jasidismo sobre la ‘klipat noga’, y como tal puede elevarse y ser incluida en la santidad y el servicio de Dios, o caer y convertirse en parte de una cosmovisión de herejía y negación de Dios. Es cierto que en el jasidismo se explica que la cáscara de Noga permanece ‘permitida’, mutar, incluso cuando cae: no está asur, atada y ‘prohibida’ en el reino de la impureza, sino que puede elevarse y rectificarse. En nuestro caso, esto demuestra que aunque la ciencia haya caído, es posible depurarla y corregirla y elevarla a la santidad.

De motivar la apostasía a fortalecer la fe

Desafortunadamente, hasta el día de hoy la ciencia en su conjunto ha ‘caído en las klipot’: es un componente importante de la cosmovisión secular que ha dominado la cúpula de la humanidad durante los últimos siglos. El progreso científico y el progreso tecnológico condujeron a la secularización y la apostasía, y cada descubrimiento y logro se suma a la experiencia de la experiencia “práctica” de la persona que se maneja por su cuenta. Por otro lado, como respuesta a esto, las personas de fe se alejan de la ciencia y niegan dedicarse a ella, perdiendo así la verdadera y pura sabiduría humana que hay en ella.

Este es el exilio: la caída de la sabiduría humana y su oposición al Creador, y el agotamiento de la fe en Dios que tiene que haber en la sabiduría humana y que debería contener.

¿Cuál es la forma de solucionarlo? La distinción descrita 

anteriormente, según la cual la ciencia es una ‘cáscara noga’ neutra que puede elevarse a la santidad, es una guía de que uno no debe desesperar de la ciencia ni negarla por completo: debe limpiarse de los desperdicios que se aferran a ella y elevarse a la santidad.

De hecho, la corrección completa consta de dos etapas generales, una general y otra particular: la primera etapa es la corrección del contexto de la ciencia, o la imagen del mundo en el que está ‘incrustada’. Una cosmovisión creyente en Dios correcta incluye la sabiduría humana e interpreta la ciencia para que aprenda sobre su Creador y revele su sabiduría infinita. Así, cada descubrimiento e innovación científica inspira admiración por la sabiduría de Dios y su providencia personal, y fortalece la fe.

La segunda etapa, que es una innovación mayor, es conectar los descubrimientos y logros con la Torá. No solo una admiración general por la sabiduría de la creación, sino la conexión de los conocimientos científicos con las ideas de la Torá. Encontrar la conexión, el paralelo o el reflejo de los asuntos de la Torá en la ciencia fortalece la creencia en Di-s mucho más poderosamente: prueba que tanto la Torá como la ciencia revelan al único Di-s.

Basado en el libro ‘Unificación de la Torá y la Ciencia’

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