PARTE 23  LA MANOS, LOS OJOS Y LA BOCA DEL MÉDICO

En los Cinco Libros de Moisés hay catorce apariciones de la raíz hebrea que significa curación (refuá. Este es el valor numérico de la palabra “mano” en hebreo (iad). Esto alude a la conección temática entre la curación y la mano, sugiriéndo que hay un poder curador en la mano del médico. La palabra “mano” en hebreo también significa “poder” o “habilidad”.

Además, de acuerdo con la Torá, el proceso general de curación se lleva a cabo a través de la interacción entre las manos, los ojos y la boca del médico:

Como decíamos, las catorce apariciones de la palabra curar representan la mano del médico.

El médico modelo de la Torá es el sacerdote (kohen). En cabalá, el poder innato del alma del sacerdote deriva de la sefirá intelectual de jojmá (sabiduría), que está asociada con el sentido de la vista.

El sacerdote diagnostica la enfermedad con la vista y luego la cura con ella.

Jojmá se correlaciona en las emociones con la sefirá de jesed (bondad), el poder de curar a través del amor (que es despertado, inspirado por la observación del terapeuta y reflejado en el padecimiento del paciente.

La palabra “curar” (refuá está compuesta por las mismas letras que las de la frase “la luz de la boca” (or pé). El consejo comprensivo del médico, el consuelo y la seguridad irradia luz y energía curadora a su paciente.

Como ya se acotó anteriormente, el Baal Shem Tov enseña que todo proceso completo de crecimiento espiritual o, por supuesto, todo acto completo de rectificación (es decir, el cumplimiento de una mitzvá con el pensamiento, la palabra o la acción) debe proceder a través de tres etapas: sumisión, separación y dulcificación. De momento que la curación verdadera es un proceso tanto espiritual como físico, la concientización de un verdadero curador debe atravesar estas tres etapas.

Respecto al prójimo, el sentido del tacto (en la mano del médico) está inicialmente “en la oscuridad”, y trata de localizar, contactar y sentir la dolencia e identificar su origen. En el alma, esto demanda un estado de sumisión. La visión, (el sentido de la vista del médico) arroja luz sobre la enfermedad, diferenciando las áreas afectadas de las que no lo están. Esto corresponde a la etapa de separación. Finalmente, las palabras bondadosas y reconfortantes del médico (la luz de su boca “endulzan” la conciencia del paciente que sufre, llenándolo de esperanza y confianza, el estado psicológico que conduce a la recuperación de la salud.

Por supuesto, los tres sentidos pueden manifestar las tres etapas de sumisión, separación y dulcificación al estar contenidos (según la terminología de la cabalá y el jasidut “interincluidos”) dentro del nivel general de dulcificación. El tacto del médico alivia la herida, la luz de sus ojos brinda energía curadora al área afectada, sus palabras no sólo reconfortan, sino que completan verdaderamente el propio proceso curativo, como si le dictaminarán al paciente “tu estás bien” (y de esta manera, ciertamente, se pone bien).

3. Dulcificaciónboca—habla
2. separaciónojos—vista
1. sumisiónmanos—tacto

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