LA CURACIÓN CON LA FE

La fe es el principio y fundamento de todas las facultades del alma. Si deseamos comprender el alma y su bienestar, primero debemos estudiar la fe. La salud del alma emana de la fuerza de la fe, y en última instancia, todo comienza y termina con ella. En el alma el poder de la fe corresponde a la tierra – uno de los cuatro elementos – como está escrito: “Todo fue desde el polvo, y todo vuelve al polvo”[1].

Hay cuatro interpretaciones de la raíz de la palabra “fe” (אֱמוּנָה), pronunciada emuná, en hebreo. Cada uno expresa un aspecto diferente de la fe:

El primer significado de fe es perseverancia, que significa poder y existencia perdurable. El verso que expresa esto es, “Oh Havaiá, Tú eres mi Dios; Te exaltaré; Alabaré Tu nombre, porque has hecho maravillas, consejo desde lejos, fiel y cierto.”[2] El significado directo del versículo es que Dios cumplió todas las promesas lejanas que hizo a nuestros antepasados de manera milagrosa. La frase final, “fiel y cierto”, emuná omen (אֱמוּנָה אֹמֶן) transmite la idea de “existencia sostenible” o “fuerza perdurable”.

El segundo significado de la fe es la confianza, lo que significa confiar en alguien y apoyarse en él. El simple significado de creer en alguien es confiar en él. Para que una persona sea emocionalmente saludable, debe encontrar una fuente de fortaleza en la que pueda confiar y depositar su fe. El verso que expresa esto (en sentido negativo) aparece en el Cántico de Haazinu,[3] donde Dios dice respecto a Israel: “Son una generación perversa, hijos en quienes no hay fe”,[4] es decir que no se puede confiar en ellos.

El tercer significado de la fe es la atención o crianza proporcionada por un tutor, omer (אוֹמֵן) o nodriza, omenet (אוֹמֶנֶת). El versículo que expresa esto aparece en el Libro de Ester respecto a Mordejai, “Y crió a Hadasa, es decir, a Ester, la hija de su tío”,[5] donde el significado es que Mordejai se ocupó de su crianza, cuidado y educación. Es responsabilidad del guardián o educador fomentar y fortalecer el poder de la fe dentro del alma del estudiante.

El cuarto significado de fe es “arte”, omanut (אָמָנוּת), como se expresa por ejemplo en el verso, “la obra del artesano”[6], maasé iedei oman (מַעֲשֵׂה יְדֵי אָמָּן). Hoy, en hebreo, distinguimos entre omanut (אָמָנוּת), que significa arte, y umnut (אֻמְנוּת), que significa artesanía, pero en las Escrituras no existía tal distinción. Desde un contexto lingüístico, podemos aprender que todas las formas de arte son expresiones externas de la fe. Esta última comprensión complementa la primera: el arte es el medio más importante y beneficioso para fortalecer el alma y su bienestar, ya que el arte expresa la fe. Por lo tanto, cuanto más exitosa sea una persona al expresarse a través de diversas formas de arte, más revelará los poderes ocultos de la fe dentro de sí misma.

Los cuatro significados de la fe y el nombre esencial de Dios

Ahora, contemplemos, siguiendo los métodos de la Cabalá, sobre la raíz suprema de las cuatro interpretaciones a través de su correspondencia [7] con las cuatro letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá (iud-hei-vav-hei), que son la estructura fundamental de toda existencia, tanto universal como particular:

  • Iud (י): Fe significando perseverancia. La letra iud en el Nombre esencial de Dios, Havaiá, representa el principio Padre (Aba). En el hogar, el padre significa fuerza y existencia.
  • Hei (ה): Fe que significa confiabilidad. La primera hei en el nombre del Tetragrámaton representa el principio Madre (Ima), quien infunde el sentimiento de confianza en quien se debe, como está escrito (respecto a Moisés, quien “ameritó comprensión”[8]), “En toda Mi casa, él es fiel.”[9]
  • Vav (ו): Fe que significa nutrir. La vav en el nombre del Tetragrámaton representa al hijo, cuya esencia es ser educado, “entrenado”, para descubrir y desarrollar el tesoro escondido de la fe dentro de la propia alma. La crianza depende de los atributos del corazón, de la emoción, que corresponde a la vav del nombre.
  • Hei (ה): Fe que significa arte. La hei final en el nombre del Tetragrámaton representa a la hija, el secreto de la realeza (realidad), que proporciona una expresión tangible a la fe.

Fe: el Fundamento de la Salud y la Rectificación

¿Cuál es la conexión entre la salud y la fe? La frase “la obra del artesano” del Cantar de los Cantares[10] describe la Creación como una obra de arte modelada por el Creador. La Torá comienza con el versículo: “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”[11]. En una interpretación homilética, nos gusta explicar que las primeras palabras indican que lo primero es lo primero (el principio): ¡uno debe estar sano! Debido a que la palabra para “salud”, barí (בָּרִיא) es casi idéntica a la palabra “creado”, bará (בָּרָא), decimos que lo primero es estar sano en cuerpo y alma. De hecho, la continuación del verso “los cielos y la tierra” alude a los cielos y la tierra dentro de la persona: los cielos son el alma,[12] y la tierra es el cuerpo.

Hay dos significados asociados con “creado” (בָּרָא):

El Ramban (Najmánides) escribe en su comentario sobre el primer verso de la Torá que no hay palabra en el lenguaje sagrado que describa el surgir de la nada excepto el verbo crear, bará (בָּרָא). Según esto, la Torá nos está diciendo que el Universo fue creado ex nihilo, es decir, de la nada. Su materia no es anterior al acto de creación del Creador como creían los antiguos griegos.

Sin embargo, encontramos una interpretación completamente contradictoria en los libros de Cabalá. De acuerdo con esta interpretación, el primer verso de la Torá, “En el principio, Dios creó” se entiende como algo que sucede con el telón de fondo de su segundo versículo, “Y la tierra [ya] estaba informe y vacía”.[13] Esto parecería indicar que el relato de la creación describe una etapa específica en el proceso de desarrollo de los mundos – una etapa que involucra rectificación y sanación. En otras palabras, la Torá comienza describiendo la etapa de rectificación, que viene después de un desmoronamiento previo. Antes de la creación, había una realidad primordial conocida como “el Mundo del Caos”, olam haTohu (עוֹלַם הַתֹּהוּ), que no podía sostenerse y se hizo añicos. Ahora necesita ser rectificado, y el verbo que expresa este proceso de restauración es “crear” – para restaurar el mundo roto. Ahora, la clave para ver la relevancia de esta interpretación para nosotros como pueblo es que una persona que ha experimentado el trauma del colapso o la destrucción de su vida es como toda la Creación que necesitaba ser sanada, restaurada y rectificada.

Ahora tenemos lo que parecen ser dos perspectivas completamente opuestas con respecto a la Creación y nos enfrentamos a la pregunta de si el mundo es como una hoja de papel limpia y vacía (según la primera interpretación), o ¿es como un papel que ha sido escrito y luego se ha borrado y que ahora necesita ser rectificado en la mayor medida posible (según la segunda interpretación)?

La respuesta a esto queda clara en los mismos libros de Cabalá y Jasidut: para sanar verdaderamente el alma, uno debe llegar a un lugar oculto dentro de ella, una raíz primaria y superconsciente que está más elevada que el estado de quebrantamiento que se manifiesta más cerca de la superficie. El poder de rectificar y sanar proviene de esa parte del alma que existe por encima del punto de fractura y la rectificación visible a nuestros ojos. La conexión con ese lugar y con esa parte del alma solo puede hacerse a través de la fe. Se debe tener fe en la creencia de que, en lo más profundo de la gran sensación de quebranto, todavía hay una raíz inmutable y oculta que se encuentra por encima de todos los quebrantos, y desde la cual se puede descubrir y seguir un camino de verdadera curación. Ese lugar que buscamos a través de nuestro poder de la fe no está roto y nunca podrá romperse. Es paralelo a lo que está dicho en relación con el Todopoderoso Mismo, “Yo, Havaiá, no he cambiado,”[14] así como, “Tú eres el mismo antes de que el mundo fuera creado, Tú eres el mismo después de que el mundo fuera creado, Eres el mismo en este mundo y eres el mismo en el Mundo Venidero.”[15] Dios es el núcleo inmutable de toda la realidad y revela este núcleo inalterable e inmutable del alma Divina dentro de Israel, que es “una parte de Dios en lo Alto”, es el secreto de la fe.

Hacer frente a las dificultades

El Tania – el libro fundamental de Jasidut, escrito por Rabi Schneur Zalman de Liadi, el fundador de Jabad – se compone de consejos para curar el alma. En uno de sus pasajes, describe a una persona que tiene dificultades en el área de la familia, la salud o el sustento,[16] y estas penurias materiales abruman enormemente su alma. Entonces, el autor explica que solo hay un camino para hacer frente a estas dificultades: ¡el camino de la fe!

Estas son sus palabras[17]:

“…solo la verdadera fe en el Creador del principio, es decir, esa creación ex nihilo, que se conoce como “el principio de la sabiduría”, reshit jojmá (רֵאשִׁית חָכְמָה), y es esta, Su sabiduría, la que no puede ser comprendida por ningún ser creado. Esta creación, el surgimiento continuo de toda la existencia de la nada, está sucediendo constantemente a través de Su sabiduría, que todo lo vivifica. Cuando una persona contempla profundamente y visualiza constantemente en su mente cómo su propia existencia emerge de la nada en cada momento, ¿cómo puede concebir que algo es malo para él o que experimenta algún sufrimiento en términos de su sustento u otras dificultades en el mundo? Porque, lo que no se puede concebir, eso que es Su bendita sabiduría, es la fuente de la vida, la bondad, el placer y la dicha que sobrepasa al Mundo Venidero. Es sólo porque uno no contempla esto que le parece que hay mal o sufrimiento. Pero en verdad, ningún mal desciende de lo Alto, y todo es bueno. Es solo que su magnitud y abundante bondad no se pueden concebir. Esta es la esencia de la fe, por la cual el hombre fue creado…

Cuando una persona visualiza en su mente que está emergiendo constantemente desde la nada y la inexistencia absoluta, no sentirá ningún sufrimiento en absoluto. El sentimiento de sufrimiento llega a una persona porque no puede captar la nada, eso que es la sabiduría Divina que es la fuente de la vida, la bondad y el placer, “la dicha que supera al Mundo Venidero”. Por lo tanto, le parece que hay maldad y sufrimiento en el mundo. Sólo cuando una persona contempla con “verdadera fe en el Creador de la Creación” puede descubrir la nada Divina que sana al ser destrozado.

La conexión que se establece con la nada Divina a través de la fe es una alianza (la esencia del pacto que Dios hizo con los Patriarcas: Abraham, Itzjak y Iaacov). Aquel que se conecta con la nada Divina, de la cual emerge toda la existencia en cada momento, ciertamente no sentirá ningún mal ya que esa misma nada es la esencia y fuente de placer y bondad que supera al Mundo Venidero. La nada Divina trasciende tanto el estado de quebranto (que es “este mundo”) como el de rectificación (el Mundo Venidero), y, por lo tanto, es específicamente lo que empodera a una persona para rectificar cada herida.

¿Qué es la Nada?

Es necesario decir unas palabras sobre a qué se refiere la “nada” (ain). Ain se refiere a aquello que es tan completamente distinto y santificado de todo lo que nos es familiar y tangible que en relación con nuestra comprensión es como si no existiera en absoluto. Cuando no nos conectamos con el Ain, nos encontramos sujetos a la naturaleza desintegrada de este mundo, inmersos en sus dificultades y sufrimientos. Solo cuando volvemos al Ain a través de la fe todo se transforma en una bondad absoluta que no se puede comprender.

Cómo sanamos

Ahora reconciliemos las dos interpretaciones de la palabra “creación” analizadas anteriormente. La interpretación del Ramban, que el mundo fue creado por Dios ex nihilo y la nada absoluta (contrariamente a la creencia griega en el pasado eterno del mundo), se aplica principalmente a la conciencia del momento presente, y no al pasado.

Por otro lado, en cuanto a la conciencia pasada, la interpretación cabalística es adecuada, ya que creación implica rectificación (curación, como se señaló anteriormente). Juntas, estas dos interpretaciones significan que uno debe reconocer que hubo un estado pasado de quebrantamiento, pero que ahora les corresponde a ellos emerger del estado provocado por ese quebrantamiento y rectificarse a sí mismos y a los demás. Por lo tanto, el verdadero significado de “En el principio Dios creó” (בְּרֵאשִׁית בָּרָא) es que lo primero es reparar la ruptura (según la segunda interpretación) de manera que siga el principio de “algo de la nada” (siguiendo la primera interpretación), pero no en el sentido de creación ex nihilo que ocurrió hace años, sino como una creación continua de algo de la nada que trasciende el tiempo y aparece en él en cada momento, incluido este mismo momento.

En Cabalá, el desmoronamiento del Mundo del Caos ocurre desde la sefirá de entendimiento (biná) y más abajo hasta conocimiento (daat), etc.[18] En cambio, la sefirá de sabiduría (jojmá), que se sitúa por encima del entendimiento, y que vimos corresponde al “principio de sabiduría”[19] (רֵאשִׁית חָכְמָה), que es el aspecto de ayin que es completamente inasible para la mente humana), se sitúa por encima del tiempo, por encima del proceso de ruptura y rectificación/curación. La ruptura experimentada en el entendimiento, en biná, debe ser rectificada por la fuerza de renovación que se encuentra en el ayin de sabiduría, como se alude en la frase, “Y la sabiduría se hallará desde la nada [desde ayin]”[20], vejojmá main timtzé (וְהַחָכְמָה מֵאַיִן תִּמָּצֵא) que en las obras cabalísticas y jasídicas se interpreta en el sentido de que la sabiduría, que emerge del ayin, se encontrará en la comprensión.[21] Por lo tanto, la sabiduría que surge del ayin encontrará su camino hacia la comprensión y allí el ayin se volverá parte del ser, restaurando así la naturaleza rota de la realidad.

En resumen, a través del poder de la verdadera fe en que el mundo se renueva constantemente ex nihilo en este mismo momento, es posible curar sin esfuerzo la situación causada por eventos pasados. Debido a que la nada Divina trasciende incluso el Mundo Venidero, no hay necesidad de involucrarse en una lucha abierta entre el bien que se revelará en el Mundo Venidero y el mal presente en nuestra realidad presente. Lo único que se requiere es iluminar nuestra realidad con el bien Divino que está por encima de todo.

Fe – la cabeza incognoscible

Como se señaló anteriormente, la esencia de la fe no se puede entender en absoluto. En la terminología cabalística, la fe se identifica con la parte más alta de la sefirá de corona. La corona se refiere al nivel supra consciente del alma y consta de tres elementos conocidos colectivamente como las “tres cabezas de la corona”.[22] La cabeza más elevada se llama Cabeza Incognoscible, o Radla (רדל”א), un acrónimo de ” la Cabeza que no puede ser conocida.” No se conoce a sí misma y, en consecuencia, también es incognoscible para los demás. Debajo de ella está la “Cabeza de la nada”, o Reisha DeAyin, que se identifica en el pensamiento jasídico con la fuente del placer en el alma. La cabeza más baja es la “Cabeza de Paciencia” o, alternativamente, la “Cabeza Alargada”, o Reisha De’Arij, que se identifica como la fuente de la voluntad en el alma. La fe, la Radla, corresponde a la verdadera nada absoluta por encima de Reisha De’Ayin.

Parte de la CoronaNombreFuente de
La Cabeza IncognoscibleRadlaרֵישָׁא דְּלָא אִתְיָדַעfe
La Cabeza de la NadaReisha De’Ayin  רֵישָׁא דְּאָיִןplacer
La Cabeza de la PacienciaReisha De’Arijרֵישָׁא דְּאַרִיךְvoluntad

Vestimenta y Expresión

Un poder del alma puede ser conocido por el individuo o por otros sólo cuando está envuelto en una vestimenta, o recipiente. La vestimenta o recipiente sirve como medio de expresión de ese poder o facultad y así permite que se vuelva conocido y familiar. Si, por el contrario, el poder o facultad no está investido en nada, no puede ser percibido o captado. En el alma, sólo hay un poder que no está revestido de ninguna vestimenta; esta es la Cabeza Incognoscible, que corresponde a la fe. Debido a esto, a veces se hace referencia a la fe como Reish Gli [23] (רֵישׁ גְלִי) – literalmente, la cabeza que se revela y se despoja de todas las vestiduras. Todas las sefirot y todos los partzufim en la Cabalá están investidos uno dentro del otro, como una tubería dentro de otra tubería, a excepción de Radla – el poder de la fe sincera y sencilla.

Cuando una persona está subordinada a algo, cuando está absorta, atrapada o aplicada a cualquier cosa (ya sea un deseo material, una búsqueda de experiencia espiritual o ciertas actividades intelectuales), no puede revelar su poder de la fe. La verdadera fe es abstracta y sublime, trascendiendo por encima de cualquier esquema conceptual preliminar.

Se relata que hubo jasidim, que cuando alcanzaron el cenit de una profunda contemplación de lo Divino, ¡perdieron la certeza de su propia existencia! Esta es la Ley de la Incertidumbre[24] del alma en el nivel de Radla. Cuando una persona considera estar presente y viva, no puede experimentar su ferviente y primaria facultad de la fe. Sólo cuando alcanza la incertidumbre absoluta sobre su propia existencia puede verdaderamente encontrar a Dios. Cuando Abraham, el padre de todos los hombres de fe, alcanzó un estado de soledad existencial, fue entonces cuando descubrió a Dios, el Creador del mundo.

Así, la fe puede describirse como un estado de “soledad existencial”[25], bdidut kiumit (בְּדִידוּת קִיּוּמִית). Abraham es conocido como “el Ivri[26] (transliterado como “Hebreo”), que literalmente significa “quien cruzó” porque el mundo entero estaba de un lado, y él estaba del otro lado.[27] Estar del “otro lado” del mundo entero se refiere a no aceptar todos los supuestos que normalmente se hacen; rechazando todas las certezas comúnmente sostenidas sobre la existencia y la realidad. Abraham lo rechazó todo cuando Dios “le sacó fuera”,[28] es decir que Dios figurativamente colocó a Abraham más allá de los límites de la experiencia dentro de la realidad, ante el Universo, y allí Abraham le reveló el camino de la fe. Fue allí donde descubrió a Dios. Las palabras “mírame desde la cima de la fe”[29], tashuri merosh amaná (תָּשׁוּרִי מֵרֹאשׁ אֲמָנָה) se refiere, según los sabios,[30] a Abraham, quien revela a Dios a través de la “cabeza revelada”, reish gli (רֵישׁ גְלִי), la connotación para el poder de la fe del alma, que vimos anteriormente.

En el Zohar, se dice que “cuando la cabeza del pueblo es rectificada, todo el pueblo es rectificado”.[31] Cuando la cabeza de la nación es rectificada, naturalmente toda la nación es rectificada (y a la inversa, cuando el rey no se rectifica, ningún individuo puede ser rectificado). “Rectificación”, en Cabalá, implica investidura.[32] Como se mencionó, la vestimenta es lo que permite la expresión y la revelación. Por lo tanto, la “cabeza del pueblo” a la que se hace referencia en esta frase del Zohar, también se refiere a la Cabeza Incognoscible, Radla. Cuando se enfoca en un solo individuo, la “cabeza del pueblo” se refiere al poder de autoexaltación del alma. El equivalente a la rectificación de todo el pueblo ocurre cuando el poder de la fe del alma se expresa e inspira a todos los poderes conscientes del individuo y luego se revela a través de ellos. Cuando la fe ilumina el alma y guía todos los aspectos de la vida de un individuo, todas las demás facultades también se rectifican. En contraste, cuando la fe está dañada, todas las demás facultades también están dañadas. El fundamento de la fe lo determina todo.


[1] Eclesiastés 3:20.
[2] Isaías 25:1.
[3] Deuteronomio cap. 32.
[4] Ibíd. v 20
[5] Ester 2:7.
[6] Cantar de los Cantares 7:2.
[7] La palabra “Cabalá” en las Escrituras deriva de la palabra que significa “paralelo” como en Éxodo 26:5, maqbilot halulaot (מַקְבִּילֹת הַלֻּלָאֹת).
[8] Véase Rosh Hashaná 21b. Zohar 2:115a y Nitzotzei Zohar allí.
[9] Números 12:7.
[10] 7:2.
[11] Génesis 1:1.
[12] De hecho, el valor de “los cielos”, hashamaim (הַשָּׁמַיִם) es el mismo que el valor del “alma”, neshamá (נְשָׁמָה).
[13] Génesis 1:2.
[14] Malají 3:6.
[15] Liturgia matutina de Shabat.
[16] Moed Katán 28a.
[17] Tania, Igueret HaKodesh 11.
[18] Con respecto a la afirmación de que el desmoronamiento comienza desde comprensión y continúa hacia abajo, hay dos interpretaciones que se ofrecen en la Cabalá, que escribiremos en notación abreviada para aquellos versados en este tema:

  1. Todo el desmoronamiento se manifiesta en la parte de Adam Kadmon (Hombre Primordial) que son las luces del Nombre Sag (63), que, de los cuatro rellenos centrales del Nombre esencial de Dios, Havaiá (72, 63, 45 y 52) corresponde a comprensión
  2. El comienzo de la destrucción de las sefirot de Nekudim, el Mundo del Caos, estaba en la parte trasera, ajorim (אֲחוֹרַיִם) de Aba e Ima, y la relación entre la parte frontal, panim (פָּנִים) de Aba e Ima y su parte trasera es paralela a la relación posterior entre sabiduría y entendimiento.

[19] Salmos 111:10.
[20] Iob 28:12.
[21] En hebreo, la palabra para “será encontrado”, timtzé (תִּמָּצֵא) está relacionada con la palabra que significa “realidad”, metziut (מְצִיאוּת). Donde sabiduría corresponde al Ayin, la nada que no se puede asir, comprensión corresponde a los comienzos de la realidad. Así, la sabiduría que emerge de la nada se encontrará, es decir, llegará a ser y se hará parte de la realidad, a través de comprensión.
[22] Un tema explorado en detalle en nuestro volumen en hebreo, Shiurim BeSod HaShem Lierei’av vol. 3, págs. 295 y siguientes.
[23] Véase Onkelos en Éxodo 14:8.
[24] El equivalente del Principio de Incertidumbre de Heisenberg en Física Cuántica.
[25] Las iniciales de “soledad existencial”, bedidut kiumit (בְּדִידוּת קִיּוּמִית) son בק; su valor numérico es 102, el mismo que “fe”, emuná (אֱמוּנָה). El valor de esta frase, “soledad existencial” (בְּדִידוּת קִיּוּמִית) es 4 veces el valor de “Abraham” (אַבְרָהָם), como arriba.
[26] Génesis 14:13.
[27] Midrash Bereshit Rabá 42:8.
[28] Génesis 15:6.
[29] Cantar de Cantares 4:8.
[30] Shir HaShirim Rabá 4:3.
[31] Como se cita en las obras jasídicas, basado en Zohar 3:135a.
[32] De hecho, en arameo, las vestimentas se llaman tikunim, que significa “rectificaciones”.

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