TRES DE LOS CUATRO HIJOS DE LA AGADÁ EN LA PARASHAT BO 

LAS PLAGAS EN BO CORRESPONDEN A LAS PRIMERAS TRES SEFIROT


La parashá Bo comienza con las palabras: “Ve al Faraón, pues he endurecido su corazón… para que puedas relatar a tu hijo y al hijo de tu hijo que torturé a Egipto, y las señales que puse sobre ellos”. Unos versos más tarde leemos: “mañana traeré langostas dentro de tus fronteras…” y en la continuación de la parashá aprendemos acerca de las dos plagas finales. Estas 3 plagas corresponden a las 3 facultades intelectuales (la langosta al entendimiento, la obscuridad a la sabiduría y la plaga del primogénito a Keter, la supra consciencia). Las 7 plagas en Vaerá (la parashá de la semana pasada) corresponden a las 7 sefirot inferiores. Después de que los poderes intelectuales y la supra consciencia de Egipto es golpeada por las plagas, el pueblo judío puede liberarse de su cautiverio.


Existen muchas alusiones a estas tres plagas en la parashá y como veremos, hay temas centrales relacionados con el número 3. El nombre de la parashá misma suma 3 (בא , bo), aludiendo a estas 3 plagas finales. La “alef” de Bo corresponde a la plaga del primogénito y la “bet” de Bo corresponde a las langostas y la obscuridad que fueron juntas, tal como dijimos que ellas son la sabiduría y el entendimiento: “dos compañeros que nunca se apartan”. La “bet” está separada de la “alef”. 


Preparándonos para Pesaj y el orden de los hijos en nuestra parashá 


Hay algunas cosas menos importantes en esta parashá cuyos símbolos son bet-alef (בא ). Una de ellas son los hijos en la Agadá de Pesaj. De hecho, esta es la semana en la que nos preparamos para la lectura de la Agadá en Pesaj, que será en 2 meses. Entre los cuatro hijos, el diálogo mantenido con 3 de ellos viene expresamente de nuestra parashá. Sus respectivas referencias aparecen en un orden diferente al presentado en la Agadá. El orden va de abajo hacia arriba, que es el orden traído por las kavanot del AriZal. 


El hijo malvado y el hijo sincero (rashá y el tam


Primero escuchamos las palabras del rashá, el hijo malvado, que aparece en Exodo 12:26: “Y acontecerá que cuando vuestros hijos os digan ‘¿Qué es este servicio para vosotros?’” Esta es la pregunta que en el Talmud y en Agadá era hecha por el hijo malvado. La Torá continúa: “Y tú le diréis: ‘Es una ofrenda festiva de Pesaj para El Eterno, Quien salteó las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando golpeó a los egipcios…’” Es interesante notar que esta no es la respuesta que encontramos en la Agadá para el hijo malvado (allí es tomada de un verso posterior, Éxodo 13:8). Entonces, el hijo malvado es el primero que se nombra en la parashá. Después de este diálogo con el hijo malvado leemos dos parashiot (párrafos) que son bien conocidos porque los leemos al colocarnos los Tefilin.


Dejaremos por un momento al “hijo que no sabe preguntar” (שאינו יודע לשאול ). El maftir, los 3 versos finales (otra alusión al nombre de la parashá Bo, que es igual a 3) contienen el diálogo con el hijo sincero, el tam (תם ). Él también pregunta “¿Qué es esto?” (Éxodo 13:14). La respuesta que le damos (en la Agadá también) está en el siguiente verso: “Tú le dirás: ‘Con mano fuerte El Eterno nos sacó de Egipto’”. Nuevamente el verso final se dice al poner tefilín.


El hijo que no sabe cómo preguntar 


Ahora, dijimos que los 3 hijos (inferiores, de acuerdo con el AriZal) y el diálogo con ellos aparece en la parashá Bo de forma explícita. Pero nos saltamos a aquel por el cual se dice la Agadá durante la noche del Seder Pesaj. Por él realizamos la mitzvá de contar la historia del Éxodo de Egipto en el Seder de Pesaj. En la Torá se lee (Éxodo 13:8) “Y ese día lo relatarás a tu hijo…” והגדת לבנך ביום ההוא לאמר ). Esta declaración aparece sin una pregunta que la introduzca, así que es muy apropiada para identificarla con lo que hacen los sabios, que esta no es una respuesta sino una forma de abrir una conversación con el hijo que no sabe cómo preguntar.


El hijo que no es 


En realidad la descripción de este hijo como “que no sabe preguntar”, (שאינו יודע לשאול ) es un poco extraña. Cuando llamamos a alguien sabio, o malvado, es una sola palabra que captura su esencia. Igualmente con el hijo sincero (el תם ). Si quisiéramos reducir el nombre del cuarto hijo a una sola palabra, podríamos llamarlo el “que no es” (אינו ). El Rebe Najman por ejemplo, da un acrónimo para los cuatro hijos basado en la manera en que son descritos en la Agadá. Usa la palabra, Shajarit (שחרית ), donde jet es la inicial del hijo sabio (חכם , jajam), la reish es el malvado (רשע , rashá), la tav es la inicial del hijo sincero (תם , tam), y la shin sirve como inicial del hijo que no sabe (cómo preguntar) שאינו , sheeinó, “que no es”. Pero, si lo llamamos Eino (אינו ) para reducirlo, “el que no sabe”, entonces el acrónimo puede ser la palabra אחרת , ajeret, “otra”. Ciertamente, como discutiremos mucho más adelante, el hijo que no sabe preguntar es mejor descrito como “quien no es” (אינו ). Es como el hyle (היולי ), la materia amorfa.

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