26 TATUAJES, CORTES Y LOS NOMBRES DE DI-S

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Cada varón judío tiene el deber de estudiar Torá, sea pobre o rico, físicamente sano o padeciendo dolor, joven o muy anciano. Incluso un mendigo que va de puerta en puerta debe fijar cierto tiempo para el estudio de la Torá durante el día y durante la noche, como está escrito: “Y las pronunciarás día y noche” (Ioshúa 1:8).

Quien no tiene en absoluto conocimientos para estudiar Torá, o le es imposible hacerlo por sus numerosas ocupaciones, proveerá [de sus necesidades] a otros que sí lo hacen, y esto se le considerará como si él mismo hubiera estudiado, como interpretaron nuestros Sabios –sea su memoria bendición– (Bereshit Rabá 99) el versículo: “Regocíjate Zevulún en tu salida e Isajár en tus tiendas” (Deuteronomio 33:18): Zevulún e Isajár formaron una sociedad. Zevulún se dedicó a los negocios y proporcionó a Isajár su sustento, de modo que aquel estuviera libre para abocarse al estudio de la Torá. Por ello el [mencionado] versículo antepuso Zevulún a Isajár: porque la Torá de Isajár era gracias a [el apoyo de] Zevulún.

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