Di-s se manifiesta de diferentes maneras. Después de la contracción inicial, si las multimanifestaciones de Divinidad permanecen verdaderas e intactas, sin ningún obstáculo que separe entre esa manifestación y nuestra consciencia, se puede verdaderamente apreciar la Unidad de Di-s. El estado existente después de la contracción inicial, en la cual la cuantificación en general no obstaculiza la consciencia Divina, en la que la realidad percibe a Di-s como único absoluto, es el estado del ser del mundo de Atzilut, “Emanación”.
La consciencia creada, inherente a los tres mundos más bajos: “Creación”, “Formación” y “Acción” (aquellos mundos cuyo estado de consciencia ha descendido del mundo de Atzilut) tienden a separar, diferenciar y dividir, y, por lo tanto, a percibir la realidad como pluralista en la naturaleza. Este fenómeno se puede seguir degenerando hasta llegar a la idolatría.Debido a que el origen del alma judía (incluso del nivel más bajo) deriva de la consciencia de Atzilut, ésta es capaz de percibir las multimanifestaciones del mundo que lo rodea y tener fe perfecta en la Unicidad absoluta de Di-s (a menos que elija conscientemente otra cosa). El alma no judía puede creer, “teóricamente” que Di-s es Uno; sin embargo, en el momento que retrata a Di-s manifiesto en la realidad como él la percibe, Di-s aparece frente a él en alguna forma de pluralidad (el número es irrelevante). Su mente crea una división en la unidad verdadera de Di-s, una división que tiende a degenerarse y que finalmente termina en idolatría, como se mencionó anteriormente.