RABI MEIR: DESAFIANDO AL ALCALDE

DESAFIANDO AL ALCALDE POR LAS SELIJOT

Un día, durante el mes de Elul, rabi Meir Abujatzeira [hijo del Baba Sali], llegó a una de las principales ciudades de Marruecos, con la intención de permanecer allí durante unos días, para dar vida nueva a la comunidad que lo había invitado a fortalecer su estado espiritual. La primera noche de su estancia, Rabeinu Meir, deseando recitar el Selijot, le preguntó a su anfitrión a qué hora la gente se reunía en la sinagoga. El anfitrión respondió que el alcalde les prohibió recitar selijot (las oraciones de perdón previas a Rosh Hashaná), porque, según él, perturbaba el sueño de los vecinos musulmanes.

 Era claro que Rabeinu Meir no estaba contento con esta situación, pero la gente no podía desafiar una decisión firmada y sellada por el propio alcalde. Rabeinu Meir, sin embargo, no dudó y le pidió a su asistente convocar a todos los líderes comunales de inmediato. Les preguntó si era cierto que por temor al alcalde se les impedía recitar selijot. Admitieron que muy a su pesar así era. Rabeinu Meir instruyó reunir a todos los judíos de la ciudad esa noche en la sinagoga local para recitar las selijot. La medianoche se acercaba rápidamente.

 Un poco después de las dos de la mañana cientos de judíos se reunieron en la sinagoga con sus libros de oraciones en la mano, con un estado de ánimo premonitorio.

 Rabeinu Meir mismo iba a ser el conductor de la Oración. Antes de las selijot les habló alentadoramente, pidiéndoles que viertan sus corazones al Todopoderoso e instándolos a compensar todo lo que habían perdido hasta ese día. A continuación, comenzó a rezar en voz alta, con la congregación siguiéndolo. Los sonidos de la oración emanaron de la sinagoga, para sorpresa de los vecinos no judíos que inmediatamente convocaron a la policía.

 Los agentes de policía, oyendo acerca del servicio de oración judía encabezada por Rabeinu Meir, se apresuraron a la casa del alcalde para recibir órdenes. Con ojeras de sueño claramente visibles debajo de sus ojos, el alcalde escuchó con atención el informe del comisario de policía. Echando humo, ordenó a la policía detener el rezo de las selijot inmediatamente. Uno de los oficiales le informó que Rabeinu Meir, hijo del Baba Sali, había organizado el grupo y fue incluso a servir como Líder de Oración. El alcalde, ahora furioso dijo con desprecio: «¿Quién es el Baba Meir y quién lo autorizó a desobedecer tan descaradamente la ley?» 

Tan pronto como terminó de pronunciar las palabras, el alcalde de repente se encontró incapaz de continuar. Su cuerpo se paralizó y su rostro se convirtió en una mueca retorcida. Se hundió impotente en su sillón, mientras sus ojos desorbitados gritaban aquello que él era incapaz de decir. 

Era obvio que su problema fue causado por haber deshonrado al tzadik. Un mensajero fue enviado a la sinagoga para traer a Rabeinu Meir. Cuando el mensajero entró en el templo, todos contuvieron la respiración. Hubo un silencio absoluto mientras apresuradamente se dirigió a la plataforma elevada en el centro de la sinagoga. Rabeinu Meir, sin embargo, indicó que no podía interrumpir incluso por el emisario del alcalde. A la congregación le hizo una señal de que debían seguir orando con más fervor aún.

 Al final de la Selijot, Rabenu Meir se volvió hacia el mensajero para escuchar lo que tenía que decir. Con un poco de miedo el hombre relató ante él la historia del alcalde en su mansión, que yacía como una piedra. Rabenu Meir le dijo: «Ve y dile que se recuperara completamente sólo si él promete no seguir persiguiendo a los judíos y les permite practicar sus creencias religiosas».

 Cuando el mensajero le dijo esto al alcalde, accedió inmediatamente parpadeando sus ojos a aceptar estas condiciones. En cuestión de minutos su fuerza regresó como si nada hubiera sucedido.

 El alcalde temblaba mientras esperaba a Rabeinu Meir que lo venga a visitar. La puerta se abrió y cayó a los pies del Baba, suplicando su perdón. Aprovechando el momento, Rabeinu Meir exigió que el alcalde firme un compromiso explícito de no obstaculizar a sus ciudadanos judíos en la observancia de la tradición judía hasta su más mínimo detalle.

 Desde ese día, los residentes judíos de la ciudad pudieron sin más problemas llevar una vida judía.

Fuente: Adaptado por Ierajmiel Tilles de Abir Iaacob: La vida y tiempos de los Santos Grandes Rabinos de la dinastía Abujazera (vol 2.) por Janoj Regal. Crédito de la foto: //Geni.com

Nota biográfica: Rabí Meir Abujatzira, popularmente llamado «Baba Meir» (10 Tevet 1917-17 Nissan 1983), era el hijo mayor y sucesor espiritual designado de Baba Sali. El Rebe de Lubavitch indicó en una conversación privada que él era uno de los pilares del mundo. Sin embargo, falleció un año antes que su ilustre padre. Nacido y educado en Marruecos, donde se convirtió en uno de los rabinos más importantes de allí, así como un cabalista consumado. En 1966 hizo aliá y se trasladó a Ashdod, donde después de rechazar una oferta para ser rabino jefe de Jerusalén, vivió recluido por el resto de su vida. Hoy en día, uno de sus cinco hijos, rabí David, es el rabino en jefe de Naharia.

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