INTRODUCCIÓN: Un momento antes de comenzar
¿Qué es la Sefirat Haomer, La Cuenta del Omer?
La cuenta del omer es un período de siete semanas que nos llevan desde la festividad de Pesaj, la celebración de la libertad en la cual salimos cada año de Mitzraim, las limitaciones de la esclavitud de Egipto, hacia la festividad de Shavuot, “Las Semanas”, la celebración de la Entrega de la Torá, cuando recibimos año trás año la Torá que nos enseña nuestro derrotero en el mundo. Como tal, la cuenta del Omer constituye el pasaje de la libertad hacia nuestro propósito en la vida, del estado en que podemos hacer lo que queramos a un estado en que sabemos lo que queremos hacer, en el cual estamos conectados a nuestro verdadero destino.
Este período se llama sefirá, “conteo”, porque la Torá nos ordena contar esos días: “Y contarán para ustedes… siete semanas completas…”. Cada noche nos paramos, bendecimos y decimos: “Hoy es el día uno del Omer”, “Hoy es el segundo día del Omer”, y así sucesivamente.
Según la Cabalá la Cuenta del Omer se corresponde y refleja una parte del Árbol de la Vida cabalístico, el sistema de sefirot celestiales a través de al cuales Dios creó el mundo y continúa haciéndolo, a cada momento en particular. En particular, las siete semanas se corresponden con las siete Sefirot inferiores que configuran la dimensión emocional del árbol de las sefirot, y expresan los siete atributos básicos de nuestro corazón, el amor, el temor, la misericordia, la confianza y así sucesivamente.
Pero cada una de las semanas no sólo corresponden a una sefirá, también cada uno de los días de todas las semanas corresponden a las siete sefirot. La Cuenta del Omer está construida como un cuadrado de 7 por 7, donde cada sefirá se conecta o aparea con cada una de las demás, incluyéndose a sí misma. El propósito de esta estructura, llamada “interinclusión”, es crear un equilibrio interno entre las diferentes partes de nuestra alma, el reconocimiento de cada parte en cada una de las otras partes.
Los nombres de las siete sefirot son:
jesed, “bondad”, cuyo poder interior –su dimensión emocional- es el “amor”, ahavá;
guevurá, “poder”, cuyo poder interior es el “temor”, iráh;
tiferet, “belleza”, interiormente “misericordia”, rajamim;
netzaj, “eternidad”, interiormente “confianza”;
hod, “gloria” o “esplendor”, cuyo interior es inocencia;
iesod, “fundamento”, y por dentro “verdad”, emet; y por último,
maljut, “reinado”, y por dentro “humildad”, shiflut.
Así, la primera semana corresponde a la sefirá de bondad, la segunda semana a poder, la tercera a la sefirá de belleza, y así sucesivamente. Dentro de la primera semana, el primer día se llama “la bondad de la bondad”, el segundo “el poder en la bondad”, el tercero “la belleza en la bondad”, y así sucesivamente.
La palabra sefirá deriva, entre otras cosas, de zafiro, palabra que significa luz. Las 49 combinaciones de sefirot, junto con el día 50, que es el día de Shavuot, (en el cual no se cuenta), nos revelan los cincuenta matices de luz de nuestra alma.
En la siguiente serie de videos, que se subirán a internet y se enviarán diariamente, el rabino Itzjak Ginsburg nos presentará un tema de meditación de cada uno de los 49 días del Omer y sus sefirot, y nos mostrará el trabajo espiritual que podemos hacer ese día. Que tengamos un viaje revelador, pleno y fructífero, contamos y nos transformamos con la Sefirat Haomer.
La bondad en la bondad es amor en el amor: el yo del atributo del amor.
¿Qué significa amar enamorado? Significa amar el amor, amar el sentimiento de amor por otra alma, ante todo por nuestro cónyuge. El primer día de la cuenta del Omer se nos invita a recordar que no hay nada más bueno, placentero y satisfactorio que experimentar el amor. La propia experiencia de amar a otra persona da sabor a nuestras vidas, y deberíamos anhelar más que nada el derecho a saborearlo.
A menudo olvidamos el placer y el valor de poder amar a otra alma. No apreciamos el hecho de que somos capaces de amar, u olvidamos que es algo que deberíamos desear. La abrasiva rutina de la vida nos arrastra hacia la carrera del éxito y los placeres personales, y entramos en un vórtice centrado en nuestro ego.
El primer día de contar el Omer nos llama a detener este torbellino y comenzar a crear un movimiento opuesto: un torbellino positivo alrededor de nuestro ser querido. Al dejar de perseguir el placer de recibir para nosotros mismos, descubrimos un placer más elevado y mucho más satisfactorio: el placer de dar.
Por supuesto, también existe un peligro en el amor al amor, y es que enamorarse de la experiencia del amor se convertirá en lo principal, y reemplazará al amor del amado mismo. Y luego, si el sentimiento de amor pasa, Dios no lo quiera, sentiremos que el ser amado ya no es adecuado para nosotros y querremos dejarlo.
Pero debemos recordar que aún no hemos agotado la imagen del amor: en los próximos días examinaremos otros rostros de bondad que completarán su retrato, y luego recibiremos la respuesta a esta pregunta. Mientras tanto, recordemos que es muy valioso amar realmente la emoción del amor. Si este amor es real, no es un sentimiento de autosatisfacción, sino un deseo sincero de ir más allá de nuestros propios límites y unirnos a otra alma.
Ejercicio diario
Si ya encontró a su compañero de vida, deténgase y recuerde lo maravilloso que es poder amarlo. Si aún no lo has encontrado, detente y observa que no sólo eres digno de amor, sino digno de ser amado.
“Hoy son dos días del Omer” – Temor en el amor
Para amar hay que trabajar
A veces hay que esforzarse para amar.
Hay personas que naturalmente, desde nuestra alma terrenal, no sentimos amor. Ya sean sus rasgos o sus opiniones, algo en ellos nos aliena. Pero la Escritura dice: “Se construirá un mundo de bondad”: Dios creó el mundo con amor, y nosotros también necesitamos crear nuestro propio mundo con amor. Nuestras almas bajaron a este mundo para que podamos conectarnos. Las almas deben amar a las almas, aunque esto requiera esfuerzo y superación. Éste es el heroísmo de la gracia, el heroísmo del amor.
La palabra “esfuerzo” proviene del lenguaje de coraje, como expresión de corazón valiente. Amar a una persona que es diferente a mí en carácter u opiniones requiere coraje de mi parte: coraje para ir más allá de mis límites familiares y cómodos. En primer lugar, debemos hacer esto por el resto de las almas de Israel. Somos un gran cuerpo, todas nuestras almas están conectadas, y las divisiones y conflictos entre nosotros solo pretenden desafiarnos a superarlos y encontrarnos cara a cara.
Más allá del amor a Israel está el amor a la humanidad: el amor de todos los seres humanos, que son todos hijos del Santo, bendito sea. Aquí también debemos superar la tendencia humana a rechazar lo lejano y lo extraño y abrir un buen ojo para amar y aprender correctamente.
“Bienaventurado el hombre que en ti lucha”: Este versículo que se dice sobre el amor de Dios se puede traducir sobre el amor del hombre en carne y sangre. El esfuerzo por llegar al otro es exigente, pero acaba trayendonos una gran felicidad.
ejercicio práctico
Piensa en una persona por la que no sientes un amor natural. Esfuérzate por enseñarle un derecho y por verlo con buenos ojos, luego encuentra en tu corazón el lugar capaz de sentir amor por él.
“Hoy son tres días del Omer” – La belleza del amor
¡La Belleza en Jesed, qué hermoso es amar! ¡Qué esplendoroso es el amor! ¡Qué armonioso es el amor! La belleza es armonía. Imagínense como una pareja casada enamorada, acariciándose uno al otro como dos palomas enamoradas. No hay nada más hermoso que eso.
Meditación: La Belleza en la Bondad se refiere a lo bello que es amar.
No hay nada más hermoso en el mundo que el amor, y sobre todo el amor verdadero entre un hombre y una mujer que llegan al pacto matrimonial y a un compromiso mutuo. Despojándonos del cinismo con que nos acorazamos para hacer frente a nuestro mundo cínico, la imagen de los amantes que se buscan uno al otro como dos palomas enamoradas, “tus ojos son palomas”, sin sentir la necesidad de decir una palabra, es la cosa más bella del mundo.
Se cuenta acerca del santo Baal Shem Tov, fundador del jasidismo, que envió cierta vez a sus alumnos a la casa de dos aldeanos, marido y mujer, y sólo observarlos. Los estudiantes fueron tal como les pidió su maestro y observaron al hombre y la mujer simples sentados en su casa, cada uno ocupado a su trabajo – uno sentado aquí en la mesa y la otra sentado allí en la mesa. Aparentemente se trata de una escena muy simple y no estaba claro por qué el Rebe los había enviado a sus estudiantes para verlos. Pero cuando los estudiantes del Baal Shem Tov llegaron allí se sintieron como en el paraíso, el paraíso en la tierra, un lugar de ensueño y de perfume celestial, lleno de la belleza del amor.
De los sinónimos en hebreo de bello (hay ocho de estas palabras…) La palabra tiferet, belleza, expresa lo bello de la armonía, una amalgama equilibrada y adecuada entre componentes diferentes y hasta contrarios. Esto nos enseña que la belleza del amor no se debe a la unión de dos personas similares, que se sienten cómodos unos con otros debido a su proximidad natural, sino justamente al apareamiento de elementos que están en tensión: en el ámbito físico, el hombre y la mujer cuya realidad corporal es la de dos sexos opuestos y complementarios, y a nivel espiritual, de dos almas que se diferencian cada una con su propio propósito y misión. Cuando estos dos opuestos pueden interconectarse con el amor y la fertilidad, la belleza que emana de su conexión es una chispa de la perfecta belleza del Creador, bendito sea, que concilia todos los opuestos.
Tómate unos minutos para observar la belleza de la pareja de amados. Si experimentas alguna dificultad en tu relación con tu esposo o esposa a causa de los desacuerdos, considera el hecho de que lo opuesto que hay en ustedes es la clave de su hermoso amor.
“Hoy son cuatro días del Omer” Cómo expresar todo el amor que tengo para ti en mi corazón
La rectificación de la psiquis de la sefirá de Victoria incluida en Bondad, es la capacidad que tenemos para triunfar el cometido de la bondad y el amor. ¿Qué significa triunfar en el cometido de la bondad y el amor? Hay que aprender a balancear nuestra expresión hacia el exterior de la bondad y el amor. Tengo mucho amor en el corazón, y tengo un gran deseo de demostrarte cuánto te amo. Pero para esto se requiere una gran destreza. Se lo puede hacer de una manera buena, correcta y equilibrada, o torcida, que no sale bien. Hay que estudiar el arte del equilibrio adecuado para saber cómo demostrar y expresar de la manera más adecuada ese amor que tengo en el corazón hacia ti.
El Creador sembró dentro de nosotros el poder de amar. Tenemos interés en exteriorizarlo, expresar nuestro amor a nuestro amado, pero no siempre lo logramos. A veces queremos amar, pero cuando tratamos de demostrarlo a nuestro amado el resultado es poco convincente. El amor no puede ir en forma recta, se inclina demasiado hacia un lado o el otro, y a veces incluso se cae…
El poder del amor contenido y modulado. Tenemos que saber dominar nuestro potencial de amar y dirigirlo. Este es el poder de Victoria en la Bondad. La palabra Netzaj, recuerda al triunfo y la conquista, pero también es de la raíz nitzuaj, como el menatzeaj, el director de la orquesta o la persona que dirige una actividad determinada. Aunque victoria se relaciona con la guerra, dirección es un arte. Así, Victoria en Jesed es el potencial que existe en nosotros de dirigir la actividad de la bondad y el amor, desarrollar el “sentido artístico” que nos dirija cómo expresar nuestro amor de forma equilibrada. Tenemos que percibir cuándo hablar y cuando callar, cuando acercarnos y cuando alejarnos.
El verdadero arte (umanut, אמנות) se relaciona con siempre con la fe (emuná, אמונה). Efectivamente, las sefirot de Netzaj y Hod, Victoria y Reconocimiento, correspondientes a las dos piernas en el cuerpo humano, se apoyan más que las demás en la fortaleza de nuestra fe. Cuando estamos fortalecidos en nuestra fe porque hay una conexión profunda y esencial entre nuestra alma y al alma de nuestro amado, a tal punto que nada puede romperla, eso nos inspira un estado de serenidad y confianza necesarios para sentir el latido de nuestro amor y saber controlarlo correctamente.
Cuando el amor se expresa de forma firme y equilibrada, es capaz de producir una mejor unión entre las personas.
Piensa en tus relaciones con la persona que amas en la vida como si fuera una pequeña orquesta, una orquesta de dos instrumentos. Ahora ponte en la posición del director de la orquesta y trata de sentir en qué momentos y de qué manera es mejor para cada instrumento que se escuche su melodía. En el momento oportuno vuelve a ser sólo un instrumento y entrega la batuta a tu amado.
“Hoy son cinco días del Omer” – Amar y saber agradecer
Todo niño oye de sus padres y maestros que si alguien le hace un favor tiene que decirle gracias. Es una demostración de buenos modales que cuando alguien te hace un favor le debes agradecer.
Pero ese no es el agradecimiento verdadero, no es esa emoción que nace del corazón, la cualidad de Hod, el “agradecimiento”, no es el reconocimiento en la bondad, el agradecimiento que surge del amor.
El agradecimiento verdadero es la potencia genuina que tiene el sentimiento de amor en el corazón. Cuanto más te amo, más quiero agradecerte desde lo profundo de mi corazón. Gracias por todo lo que haces por mí.
A todos los niños se les enseña a agradecer. Es importante para una persona que le digan gracias, y aún más que él mismo reconozca. El agradecimiento fomenta en nosotros el sentimiento de gratitud por la abundancia que nos ha llegado.
Pero el agradecimiento verdadero no es un homenaje verbal de la boca para afuera que emana de un mecanismo automático condicionado, sino que nace del amor. Al sentir amor por alguien, el amor por ella fluye hacia afuera por sí mismo y pide expresarse por medio de decir gracias: ¡Gracias por todo lo que me has dado! ¡Gracias por lo que eres tú! Y cuanto más profundo es el amor, así también es el agradecimiento que surge de él. Esto es Hod Shebejesed, esplendor en la bondad: Gracias por amor.
No es coincidencia que el día judío comienza con un agradecimiento, diciendo: “Yo agradezco”, modé aní al despertar (“Te doy gracias, rey viviente y eterno, que has devuelto el alma dentro de mí, con misericordia, grande es tu fe”). El “agradecimiento” de la mañana es un estado de “paraíso” (modé y edén, tienen la misma guematria) sobre el que se basa todo el día. Esta regla en nuestra relación con Di-s también es válida para
las relaciones con las personas que nos rodean: Si sabemos decir gracias por amor a ellas, servirá como una base sólida para todas nuestras relaciones.
Está escrito en la ley judía “cuatro deben agradecer públicamente” (o sea, decir la bendición “el que otorga bondad al deudor”, que es el agradecimiento porque habernos salvado la vida): los enfermos que se curaron, el presidiario que salió de la cárcel, el que viajó por el mar y volvió a tierra y y el que va por el desierto y regresó a la ciudad. En las relaciones con nuestros seres queridos, y sobre todo con nuestro cónyuge, nosotros también tenemos que sentir que sin su presencia en nuestras vidas, también hubiéramos sido uno de esos cuatro: sin él estaríamos enfermos, sin él estaríamos encarcelados, sin él estábamos en medio del mar, sin él estaríamos en el desierto. Si recordamos esto, sentiremos gratitud en cada momento.
Piensa en la persona más amada, e imagina cómo la vida sin ella sería como un desierto, el mar, la cárcel y hasta como un enfermo (Como en la expresión del Cantar de los Cantares “estoy enfermo de amor”). Ahora acércate a ella y dile gracias de todo corazón por haberte rescatado de esos sufrimientos.
“Hoy son seis días del Omer” – El pacto del amor
El pacto de amor
Amor significa hacer un pacto de compromiso mutuo y confianza entre dos almas. El amor cruza el enorme abismo entre los dos mundos interiores de las personas y tiende un puente de conexión sobre él. Cuando se hace una alianza entre almas, da fuerza a ambas partes para afrontar los altibajos de la relación, las crisis y las caídas: por muy duro que sea en el momento, en el fondo está el recuerdo de la alianza eterna que hemos hecho. hecho, tranquilo y seguro, recordándonos que el vínculo entre nosotros es fuerte a pesar de todos los trastornos temporales que atravesamos.
Para formar una alianza, necesitas una fuerza capaz de cruzar abismos y crear particiones. Este es el fundamento de la gracia: la cuenta del fundamento en Cabalá está relacionada con el concepto de alianza, y constituye el poder de unir los opuestos. Así como los cimientos del edificio lo conectan con la tierra (y así realmente conectan la tierra con el cielo al que aspira el edificio, los dos mayores opuestos), así el pacto conecta dos almas.
Cuando comparas las sefirot con el cuerpo humano, las sefirot de la fundación corresponden al órgano del pacto en el cuerpo del hombre (y al útero en el cuerpo de la mujer), llamado así por la circuncisión realizada en él. La circuncisión elimina un prepucio físico, pero esto simboliza ‘prepucios’ adicionales que son mentales (y existen tanto en hombres como en mujeres): particiones toscas que nos sumergen en nuestra naturaleza egoísta, intensifican nuestra sensibilidad hacia nosotros mismos y nuestras necesidades personales y reducen nuestra sensibilidad hacia las necesidades de los demás. Un prepucio es el prepucio que nos impide escuchar las palabras del otro. Un segundo pacto es el prepucio de los labios que nos impide expresar nuestro amor por él. Y sobre todo está el prepucio del corazón: la dificultad misma de sentir la realidad del otro.
Reparar el pacto en el alma significa ‘enfrentarnos’ a nuestro prepucio mental: abrir nuestro corazón, abrir nuestros oídos y abrir nuestra boca para sentir, oír y hablar verdaderamente con nuestros seres queridos.
ejercicio práctico
Párate a pensar: ¿hasta qué punto la dificultad que sientes con un ser querido surge en realidad de una aspereza interna en tu interior, un tabique que levantas porque supones que mereces todo tipo de cosas? Ahora intenta sacar esta suposición de la ecuación y comprueba si el amor entre vosotros fluye más.
“Hoy son siete días del Omer que es una semana” – El gobierno del amor
Dios creó el universo con leyes naturales. Hay leyes naturales exteriores y otras más internas y profundas. La ley más básica tanto exteriormente en la naturaleza física como en la naturaleza espiritual interior del ser humano, es la ley de la gravedad.
Esta fuerza de gravedad o atracción es la fuerza del amor. Lo que rige en esencia en todo el universo, ya sea el gran universo exterior, como en el universo interior del ser humano, como universo pequeño, la ley que rige verdaderamente es la ley del amor. Hay que expandir, desarrollar esta ley aprender cómo gobernar correctamente nuestro universo con amor, con una atracción tal cual como la naturaleza de dos cuerpos que se atraen y quieren conectarse con amor mutuo.
Pregúntate a ti mismo ¿cuál es tu reinado, ese lugar a donde sientes que perteneces y pueden influir? Medita y toma conciencia en que el poder de influenciar que se depositó en tus manos está dedicado a llevar la luz de la bondad y el amor
“Hoy es ocho días, que son una semana y un día del omer”
NEGARME POR AMOR
Los sabios de bendita memoria nos enseñaron que “la izquierda aleja y la derecha acerca”. La izquierda aleja es el rigor en el alma, el poder de decir “no”.
El que pide siempre quiere que le digan sí. Pero la izquierda dice no y la derecha dice sí. La sefirá de Poder es la fuerza de evitar lo que hay que evitar porque hay un peligro, puede dañar.
Si existe un daño potencial, como te amo tengo que evitártelo. Tengo que cuidarte, rodearte con amor, pero en parte es la capacidad de evitar lo que es malo para ti, para hacerte sólo el bien.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Cada uno de nosotros tiene un círculo de influencia, ya sea como padres de nuestros hijos, ya sea como maestros y educadores, o como “Adulto responsable” de su entorno. Ahora piensa ¿siempre prefieres decir sí, o también sabes decir ‘no’ en el momento oportuno?
“Hoy es nueve días, que son una semana y dos días del omer”
EL CORAJE DE SER VALIENTE
Dios se dirige a Iehoshúa, el responsable de ingresar al Pueblo de Israel a la Tierra de Israel, y conquistar la tierra de manos de los pueblos no buenos que hubo aquí, y le dice: Jazak Veematz, “Se fuerte y valiente”. Estas palabras se repiten varias veces, “se fuerte y valiente”.
Hay que ser fuerte, y más todavía, de corazón valiente para emplear esa fuerza natural con que el hombre es agraciado por naturaleza, para saber cómo y cuándo utilizar correctamente su fuerza. La valentía de ser fuerte cuando se requiere esa fortaleza para doblegar a la maldad.
Esa maldad que tengo dentro de mí, las cualidades no buenas de la psiquis que tengo en mi interior, hay que someterlas. Está escrito “¿quién es valiente? Quien conquista a su instinto”. Y también como en la historia de Iehoshúa de la conquista de la Tierra de Israel, hay que saber cuándo se necesita esa valentía de ser fuertes frente a los enemigos que están afuera.
Que Dios nos otorgue esa comprensión correcta para saber cómo y cuándo esforzarnos con valentía de corazón para ser fuertes.
MEDITACIÓN:
Todos tenemos valentía dentro nuestro, la pregunta es si sabemos y queremos usarlo. Muchas veces nos amedrentamos y nos disuadimos de actuar con valentía y firmeza, y preferimos aparentar –a los ojos de los demás y de nosotros- ser generosos de alma o sumisos. La guevurá en la guevurá es el coraje de poner en funcionamiento esa valentía. ¡No tengas miedo de ser valiente!
¿Cuándo hay que hacer uso de la valentía? Cuando nos enfrentamos a la maldad. Ante todo, tenemos que luchar contra la maldad que existe en nuestro mundo espiritual particular, porque nadie es perfecto y cada uno tiene rasgos dañinos que hay que rectificar. Esta rectificación comienza con conquistar y someter nuestra tendencia negativa, como está dicho en el Tratado de los Padres (que acostumbramos estudiar en el período de la cuenta del omer) “¿Quién es valiente? El que conquista su mal instinto”. De la misma manera, ante la maldad exterior también tenemos que actuar con valentía, como con los primeros pasos de Moshé Rabeinu, el redentor de Israel, que se arrojó con bravura para ayudar a su hermano que estaba siendo azotado.
Si estamos frente a un desafío, significa que contamos con la fuerza y la valentía necesarias. Pero tenemos que tomar coraje para que esa valentía se concrete en la realidad. Un ejemplo clásico de esto son las palabras de Dios a Ieshoshúa ben Nun al inicio de su camino. Dios vuelve a decirle a Ieoshúa “Jazaq Veematz”, “Sé fuerte y valiente”. ¿Por qué Dios utiliza esas dos palabras? Dios le está diciendo lo siguiente: a Iehoshúa que para hacer entrar al pueblo y conquistar la Tierra de Israel tiene que ejercer la fuerza, ser “jazaq”, “fuerte”. Pero puede suceder que dudes en ejercer la fuerza que hay en ti. Por eso además tienes que agregar “veematz”, “y valiente”, con coraje, aguerrido; sé valiente para ejercer la valentía, la guevurá en el momento y en el lugar correcto. Poner en acción la guevurá en la guevurá.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Piensa en una situación en la que hay que ejercer guevurá, valentía, rigor, poder, y actuar con firmeza. ¿Acaso haces lo que se necesita o quizás tienes miedo de arrojarte al agua y ser valiente? Entonces, ¡la próxima vez no te amedrentes! La valentía y la fuerza están dentro tuyo.
“Hoy es diez días, que son una semana y tres días del omer”
ALABAR EL HEROÍSMO
En hebreo la palabra tiferet, “belleza”, implica también, alabar, elogiar, valorar. Es la naturaleza del hombre valorar y alabar, ponerse de pie frente a la figura de un héroe. Del héroe verdadero que sabe utilizar bien el poder que Dios le dio, esa fortaleza de espíritu con que fue agraciado para hacer que sucedan cosas buenas y positivas en el mundo. Para luchar y vencer el mal, para promover los objetivos correctos de la humanidad. Cada uno de nosotros tiene su propio héroe, puede ser uno o varios héroes. Es muy importante que cada uno tenga su héroe, que lo alabe y vea que hay belleza en el heroísmo, que hay tiferet en la guevurá. Cada uno quiere adoptar ese atributo de fortaleza y asemejarse a él, a ese héroe que tanto estima. Entonces, sea Su voluntad por cierto que cada uno de nosotros encuentre ese héroe bueno, ese héroe de Dios que lucha las guerras de Dios y triunfa, como está escrito sobre el Rey Mashíaj. Que encontremos a ese héroe, lo alabemos, aprendamos de él, y adoptemos su atributo.
MEDITACIÓN:
¿Quiénes son nuestros héroes? Cada uno tiene un héroe, e incluso varios, a quien estimamos y hasta admiramos. Puede ser que sólo lo conocemos de los libros, o tal vez pudimos haberlo conocido personalmente. Como sea vive en nosotros, porque así es la naturaleza humana.
En todas las culturas hay figuras heroicas, y hasta es posible medir esa cultura de acuerdo a sus héroes: en una cultura ficticia y superficial los héroes serán fuertes, bellos y exitosos. Una cultura un poco más elevada considerará héroes también a los intelectuales. Pero en una cultura de valores verdaderos los héroes serán esas personas extraordinarias, ejemplares, de entrega y auto sacrificio absoluto en aras de ideales nobles, seres que por su enorme valentía hicieron de este un mundo mejor.
La palabra tiferet tiene dos significados principales: como sustantivo expresa algo bello y hermoso, y como verbo, glorificar y alabar. Así, la belleza en el poder, tiferet shebaguevurá, significa apreciar lo hermoso que hay en el heroísmo y la valentía y apreciarlo. En nombre de esto, ciertamente conviene identificarse con una figura heroica concreta específica, (por lo menos una), que sea mi héroe personal, una persona que haya logró poner acción los poderes que Dios le otorgó. Una figura que haya luchado con valentía en aras de un objetivo sublime del pueblo judío y del mundo todo, una personalidad que haya estado dispuesta a entregar su vida, que sea un ejemplo vivo de lo bello que es el ser humano.
¿Qué ganamos con la figura de nuestro héroe? No lo idolatramos, Dios no lo quiera, pero sirve como fuente de inspiración positiva. Cada uno tiene su rol y sus capacidades propias, por eso no tiene sentido tratar de copiar superficialmente al héroe. Pero se puede aprender de él qué digno es esforzarse, hasta qué punto es posible esforzarse y forzar los límites de la capacidad humana, qué bella es la bravura del hombre cuando está dirigida hacia lo bueno y lo recto.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Pregúntate: ¿Quiénes son tus héroes? ¿Quiénes son los héroes de tus niños? ¿De verdad son figuras dignas de ser imitadas? Si no es así, busca una personalidad heroica verdadera y positiva, cuéntales historias sobre ella a tus hijos, y trata de aprender algo de ella.
“Hoy es once días, que son una semana y cuatro días del omer”
CONTROLA TU ENERGÍA
El poder de la guevurá en el alma es energía. Cada persona tiene su energía particular, sus diferentes niveles de energía. En cada situación y en cada actividad de la vida hay que utilizar la fuerza, la energía del alma. No es bueno que haya demasiada, pero por cierto poca energía tampoco. Por eso hay que saber cómo gobernar los estados de energía que utilizamos cuando actuamos en la vida. Demasiada energía en una situación determinada puede ocasionar lo que se denomina en Cabalá shvirat keilim, “la ruptura de los recipientes”, destruir la capacidad del cuerpo de contener y afianzar las fuerzas, las luces que recibe. También, Dios no lo permita, demasiada energía hacia afuera puede quebrar los recipientes a nuestro alrededor, a los receptores, aquellos que deseamos que reciban nuestra energía. Eso ya es demasiado no bueno. Pero demasiado poca energía, estar demasiado tranquilo y callado en determinadas situaciones, puede neutralizar nuestra capacidad de actuar correctamente, deprime nuestra vitalidad. No tiene que haber demasiada energía ni muy poca energía. Tenemos que aprender a controlar nuestros niveles de energía.
Después de meditar en la bondad del poder, tomamos coraje para usar nuestra valentía, también aprendimos a apreciar la belleza de las personalidades verdaderamente heroicas. Entonces empezamos a dirigirnos con entusiasmo en el sendero de los héroes y revolucionar hoy mismo el mundo… pero un momento, ¡cuidado! En esta etapa se necesita un equilibrio adecuado. Tenemos mucha fuerza y coraje, una enorme energía, y tenemos que aprender a controlarla. El control y la dirección tiene que ver con la sefirá de Netzaj, “victoria” o “eternidad”, porque controlar significa organizar y ordenar, como en el verso [Crónicas I, 20:3] “Ordenar la obra de la Casa de Havaiá”. Y entonces así sí se comprende la combinación de Netzaj en Guevurá.
Si no controlamos el poder, puede simplemente romper los recipientes, shvirat hakeilim. Esta expresión está tomada de la sabiduría de la Cabalá, que describe mundos superiores que se destruyeron porque sus recipientes eran muy estrechos para contener a la poderosa luz que contenían y se rompieron. Esto es similar a una corriente eléctrica demasiado elevada que quema la instalación. Así también es en cuanto al manejo de las fuerzas de nuestra psiquis: nuestra alma tiene una fuerza tremenda, pero se se expresa al máximo de su potencia destruirá los recipientes. El recipiente es nuestro cuerpo, la fuerza de vida dentro de nuestra personalidad conocida y limitada, y hay que tener cuidado de no forzar este recipiente por encima de su capacidad.
Pero el control debe ser en los dos sentidos. Tal como debemos cuidarnos de una potencia demasiado elevada, así también cuidarse de una potencia demasiado débil. En la calle está prohibido conducir a velocidades exageradas, pero también está prohibido andar demasiado lento. Si encubrimos demasiado la potencia del alma nuestra vitalidad disminuirá, “la corriente eléctrica” que introducimos en el sistema no abastecerá de luz-vida activa y no producirá sino una débil repercusión. Así también es en la relación con nuestros hijos o alumnos: hay que cuidarse de las exigencias muy grandes, pero hay que cuidar la tensión que asegure la vida y el avance.
EJERCICIO PRÁCTICO:
¿Estás utilizando en la medida correcta la energía que tienes? Trata de detectar cuándo te estás sobrecargando demasiado, y cuándo te exiges demasiado poco. Tratemos de ser seres humanos, no queramos ser superhombres por encima de nuestra capacidad, pero tampoco enanos de espíritu que tenemos miedo de exigirnos lo que sí podemos y tenemos que hacer en la vida.
“Hoy es doce días, que son una semana y cinco días del omer”
RECONOCE TU FUERZA
A veces, en determinadas situaciones, es más fácil ser débil que fuerte. O porque a la persona le parece que en verdad es débil, no tiene fuerza. O a veces comprende correctamente que ser débil es mejor que ser fuerte, que puedo conseguir mi propósito siendo débil y no poderoso. Pero esto es una excepción, en general ser débil no es bueno, sí hay que ser fuerte.
Hay que reconocer, reconocer significa admitir profundamente que tengo mucha más fuerza de lo que supongo. “Dios te da la fuerza para la victoria”. Hay que admitirlo, hay que tomar una resolución firme en la psiquis, tal la expresión en jasidut, tomar la responsabilidad de que tengo que ser fuerte, para llevar a cabo lo que Dios quiere que lleve a cabo en el mundo.
MEDITACIÓN:
Te has sumergido ya varios días te has sumergido dentro de la sefirá de guevurá, poder. ¿Pero por qué a pesar de todo todavía te sientes algo débil? Los desafíos de adentro y de afuera parecen tan amenazadores, y tus fuerzas tan escasas… ¿Qué hacer? ¿Darte por vencido y rendirte, reconocer tu debilidad y dejar de esforzarte?
En casos excepcionales, luego de haberlo razonado correctamente, hay que reconocer nuestra debilidad (o nuestra equivocación) y abandonar la lucha. La capacidad de confesar está relacionada con la sefirá de hod, “reconocimiento”, y a veces se requiere no poca valentía para reconocer nuestra debilidad: hod shebeguevurá, reconocimiento en el poder.
Pero en general la respuesta correcta es: ¡No me rindo! Si tenemos por delante un reto o una misión, Dios nos da la fuerza para llevarla a cabo con éxito. Aunque existe la tentación de aflojar, para evitar la responsabilidad y caer bien bien abajo sin poder hacer nada. Pero tenemos que tener fe en que Dios nos da poderes más allá de los visibles y conocidos para nosotros, la valentía escondida que se revela precisamente en los momentos de dificultad y de crisis. También esta fe está relacionada con el atributo de reconocimiento de la sefirá de poder, porque reconocer también significa admitir la verdad oculta que no es visible a los ojos. Cuando reconocemos la valentía latente dentro de nosotros, eso también es una combinación de hod shebeguevurá. Más precisamente, la confesión no permanece sólo como una fe ingenua, sino expresa un profundo sentido de compromiso. Nos comprometemos (En primer lugar, con nosotros mismos) a actuar valentía y cumplir nuestro objetivo, con la ayuda de dios.
En la sefirá anterior, netzaj shebeguevurá, hablamos sobre el control y el manejo del poder. La sefirá de eternidad es un poder “masculino”, de carácter activo, el poder de conducción. Pero hod, reconocimiento o esplendor, es la ‘compañera’ de la sefirá de eternidad-victoria, el poder ‘femenino’ y más pasivo, que sabe rendirse y entregarse. En forma simple, esto coincide con el reconocimiento de la debilidad, pero aquí hemos estudiado que en general hay que tener cuidado con la tendencia a la debilidad, y por eso tenemos que transformar la debilidad misma en una ventaja: una vez que admitimos que no todo está bajo nuestro control, estamos abiertos también a admitir que tenemos en nosotros fuerzas invisibles positivas que no conocemos, y descubrimos que más allá de la valentía que conocemos, se esconde un coraje más terco que proviene de nuestra entrega a Dios, “porque él te da el poder para tener éxito.”
EJERCICIO PRÁCTICO:
Piensa en la forma de actuar en situaciones de dificultad y angustia. ¿Eres de los que renuncian y ceden, y tiendes a decir “no tengo fuerza”? Si es así, empieza a pensar en positivo: Tengo una gran cantidad de energía que ni siquiera conozco. Sólo Dios sabe cuánta fuerza puso en mí, y me comprometo –frente a mí mismo y a Dios- a no renunciar y revelar esas fuerzas.
“Hoy es trece días, que son una semana y seis días del omer”
ELIMINA LAS BARRERAS
Los pactos son una novedad, porque el mundo no fue creado con pactos entre las almas. Las almas descienden al mundo y nuestra tarea es establecer pactos mutuos, incluso con Dios.
Siendo que es una novedad, porque el estado inicial establecido es que existen barreras, hay algo que nos separa, como el pensamiento que contrae, los diques que no dejan fluir el agua, tenemos que romper esas barreras para conectarnos y establecer una comunicación cercana con el compañero.
Para romper esas barreras, tanto espirituales como físicas que nos toca romper, se necesita valentía, y una tremenda fuerza llamada “coaj gavra”, “fuerza masculina”, la fuerza del héroe para romper la barrera y firmar un pacto que perdure por siempre.
Sea Su Voluntad, que Dios nos dé mucha fuerza para romper esas barreras que nos separan, y así establecer pactos con el prójimo.
MEDITACIÓN:
Después de haber estudiado los diferentes aspectos de la cualidad de poder, guevurá, todavía hay que tomar en consideración que, a pesar de todo, el héroe está solo. Muchos héroes, tanto en la vida real como en los cuentos, son personas muy solitarias. Hay belleza en su heroísmo (belleza en el rigor), pero esa belleza a veces amedrenta y aísla, y a nuestro héroe se le hace difícil identificarse con el prójimo. Y aquí viene en nuestra ayuda la sefirá de iesod, fundamento en la cual se encuentra el poder de influenciar, de conectarse, comunicarse y establecer pactos. Con la inter inclusión de iesod shebeguevurá, fundamento en el poder, nuestro héroe, y el héroe que tenemos adentro, ya no se queda solo sino sale de sí mismo y establece un pacto de verdad con el prójimo.
¿Cuál es el significado especial de la sefirá de fundamento que está dentro de la sefirá de poder? Esta combinación expresa el hecho de que muchas veces, para llegar a comunicarse y establecer un pacto se necesita valentía. Siempre hay diferencias y distancias que separan a las personas, y barreras que hay que eliminar (comenzando por el hecho de que yo soy yo y tú eres tú). Para atravesar las barreras, para saltar por encima de esa disparidad entre mi ser individual y el tuyo, utilizo ese atributo de poder, esa valentía que tenemos dentro.
Así es por ejemplo en el pacto del matrimonio, comenzando por la decisión misma de atreverse a contraer matrimonio, vencer las infinitas dudas y vacilaciones y arrojarse al agua, y seguir con la tarea permanente de sobreponerse y superar las diferentes barreras y separaciones que aparentan interponerse entre las personas.
El atributo de guevurá, poder, entonces, proporciona un ambiente imprescindible para concretar ese potencial de conexión entre dos almas diferentes, que vencen y anulan con una fuerza tremenda esa distancia que hay entre ellas, se encuentran entre sí y dejan su impronta, su sello personal una en la otra. Esta fuerza para superar las barreras es el fundamento en el poder.
EJERCICIO PRÁCTICO:
No es difícil ver las diferentes barreras que hay en nuestras relaciones personales. Pero esas barreras no tienen por qué permanecer. Contamos con la fuerza para superar esos obstáculos, aventurarnos a tomar decisiones y con cuidado romper las barreras.
“Hoy es catorce días, que son dos semanas del omer”
TOMA LA RESPONSABILIDAD
Cada uno es un rey en su microcosmos. Todo padre es un rey en su casa, todo maestro en el aula, cada líder y cada jefe en el trabajo. Si hay un rey están los ciudadanos que están bajo su conducción, en quien depositan sus esperanzas, hacia quien elevan sus ojos para recibir de él la abundancia que necesitan, tanto material como espiritual.
Alguien que es un líder, un rey, sabe que tengo que sacar de lo profundo de mi alma toda la fuera que Hashem me da para hacer el bien, para prodigar abundancia de todo lo bueno material y espiritual a todos los que elevan sus ojos hacia mí. Tengo una responsabilidad, y con una fuerza muy grande tengo que abastecer a todos de todas sus necesidades.
MEDITACIÓN:
Al final de la semana de Poder descubrimos la última faceta de esta sefirá, se puede decir que llegamos al propósito y la finalidad. Se trata de “el reinado en el poder”, maljut shebeguevurá. Nos saca por completo del “dominio privado” hacia el “dominio público”, ese ámbito donde el reinado expresa su esencia de líder de la comunidad, de la sociedad.
Para ser un rey o líder no hace falta ser presidente o gobernador. Todos somos rey en nuestro ámbito particular: un maestro en el aula, un jefe en su fábrica, un oficial en el ejército, vicepresidente del consorcio del edificio, y de hecho cada uno en su casa y su familia. Soy un “rey” en relación a los que soy responsable de sus necesidades, materiales o espirituales. Por supuesto, el reinado significa principalmente obligaciones, como el consejo de los sabios al rey Rejabam: “si hoy has de ser siervo de este pueblo…”.
¿Pero acaso esta función no me queda grande? ¿Estoy capacitado para dedicarme adecuadamente, soportar la carga sin caerme? ¿Sabré darle a cada uno lo que le corresponde y conducir a todos de manera justa? ¡Sí, podemos! (yes we can: sí sí sí, yes oui ken) Aquí es cuando se manifiesta el atributo de poder que hay en nosotros, las fuerzas del alma inagotables para “reinar” en el territorio de la faena que se nos ha encomendado, brindarnos a todos aquellos que están bajo nuestra influencia y darle lo que le corresponde, reinado en el poder, maljut shebeguevurá. No por nada el rey David fue “un héroe victorioso”, la potencia de la valentía de espíritu es lo que en el rey más querido.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Estamos todos invitados a meditar en nuestro pequeño (o gran) “reinado” personal y preguntarnos: ¿me preocupo lo suficiente y me dedico como corresponde a mi círculo de influencias o me desentiendo con diferentes excusas?
“Hoy es quince días, que son dos semanas y un día del omer”
AMAR LA BELLEZA
No hay nada que atrae más al alma que lo bello, tiferet, belleza, así es la naturaleza del mundo. Si hay algo bello y hermoso la persona es atraída por eso y lo ama. En cambio si no es bello lo deja, lo rechaza. Incluso Iaacov, el elegido de los patriarcas, se enamoró a primera vista de Rajel Imeinu por su belleza excepcional.
La Torá la describe como “bella de forma y bella de apariencia”. Tanto de cuerpo era bella, con todos sus miembros en la proporción adecuada, que en Cabalá es llamado “la proporción del amor”. Pero también el alma que se refleja en el rostro era bella. Tiene un alma bella, una personalidad bella, una mujer buena y bella. Y por eso se enamoró de ella.
Así cada uno de nosotros tenemos que saber esto, y tenemos que tratar de revelar la belleza del cuerpo y del alma porque es lo que atrae y une a las almas.
MEDITACIÓN:
La sefirá de Tiferet se relaciona por supuesto con la hermosura, y en la sefirá de la bondad se encuentra la fuerza del amor y la atracción. Por consiguiente, jesed en tiferet, la bondad en la belleza es el amor por la hermosura. ¿Pero la hermosura es algo bueno? Porque no todo lo que brilla es oro, y no todo lo que es lindo es bueno. De hecho, nos han ordenado que no nos dejemos tentar por lo que ven nuestros ojos, y sabemos lo que sucedió cuando comimos del árbol del conocimiento que era tan bello, “un deseo a los ojos…”. Por el otro lado, la Torá resalta que las matriarcas se destacaron por su belleza, a tal punto que parece que hasta Iaacov nuestro patriarca (“el elegido de los patriarcas”) se enamoró a primera vista de Rajel Imeinu porque era “bella de forma y bella de apariencia”.
El Santo Bendito Sea creó un mundo hermoso, y nos creó a nosotros con una atracción natural por lo bello, y un rechazo por lo no bello. Pero la belleza exterior tiene que reflejar una belleza espiritual interior, una personalidad bella y buena, delicada y luminosa. Una de las definiciones del concepto de belleza es tener armonía y proporciones correctas, como el cuerpo del hombre que fue creado a “imagen de Dios”. De la misma manera, en una personalidad bella hay proporción y armonía entre las inclinaciones y las distintas fuerzas del alma, y entonces la belleza retorna y se refleja en la belleza del cuerpo (¿conoces la expresión “a sheine id”?). Ciertamente “falsa es la gracia y vana es la belleza”, pero dicen los sabios que “una mujer temerosa de Dios, ella será alabada”, dando a entender que será alabada también por su belleza y su gracia. Así, Rajel era “bella de forma”, por su hermosura física, y “bella de apariencia”, por su semblante que reflejaba sus nobles cualidades espirituales. Dicho sea de paso, en las relaciones de pareja correctas, la mujer es la más bella del mundo a los ojos de su marido, “la gracia de la mujer a los ojos del marido”. Y no hay necesidad alguna de buscar otra belleza física).
Tenemos que darle su lugar adecuado a la bondad de la belleza, jesed shebetiferet, el amor a la belleza. Es bueno querer “ser bellos”, aspirar a que nuestra personalidad sea bella y benevolente, y de esa manera ser agradable a los demás y dignos de alabanza (sin perseguir elogios). “Y encontró gracia y aceptación a los ojos de Dios y el hombre”, también bien parecido exteriormente y no desaliñado. Y cuando observamos al prójimo, busquemos los aspectos bellos que hay en él, y así llegaremos a la simpatía mutua y al amor al prójimo.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Un cartel en el campamento del ejército dice “soldado, mejora tu apariencia”. Piensa: ¿En qué puntos podemos mejorar el aspecto de nuestra psiquis? Qué me conviene y debo mejorar y embellecer. Y al encontrarme con los demás, voy a tratar de ver lo bueno y bello que hay en ellos.
“Hoy es dieciséis días, que son dos semanas y dos días del omer”
TIEMBLO DE TEMOR ANTE LA BELLEZA
Una visión hermosa tiene una fuerza inmensa, en ese bello paisaje que Dios creó para su honor. Hay algo tremendamente bello en un bello panorama del Creador.
Dice el verso: “Sirvan a Dios con temor”. El temor, iráa, es el atributo interior de la sefirá de guevurá, poder. “Sirvan a Dios con temor y deleitaos con temblor”. Se puede contemplar algo muy bello y temblar de deleite y alegría. Eso es el poder en la belleza.
MEDITACIÓN
El poder interior de la sefirá de tiferet es el atributo del temor, iraá, y así en guevurá shebetiferet, el poder en la belleza, hay una combinación del temor con belleza. Quizás estamos más acostumbrados a pensar que la belleza es más propicia para despertar amor y atracción, pero la belleza también infunde reverencia.
Trata de recordar un paisaje maravilloso que súbitamente aparece ante tus ojos, un océano tempestuoso, grandes planicies desérticas, esa visión que quita el aliento al contemplar el horizonte desde la cumbre de una montaña, o una noche estrellada blanca de estrellas. La respiración se detiene por un momento y surge el éxtasis ante lo que captan tus ojos. Si hay un corazón latiendo dentro de tu pecho, has experimentado ese instante único de temor, iraá. Iraat cavod, un temor reverencial ante lo majestuoso y desconocido. Iraat haromemut, el “temor sublime” cuando te sientes un punto insignificante ante el mar infinito, cuando el Creador corre por un momento el velo de la creación, y nuestros sentidos se abruman con esa visión única y plena… y comenzamos a temblar. Si te fijas, la propia palabra “creación” בריאה, briá, está compuesta de las mismas letras que ביראה, beirá, “con temor”. La belleza tremenda y esplendorosa de la creación nos lleva a servir con temor a Quien la creó.
Ese es el temor frente a lo formidable, como dice el dulce cantor de Israel: “tremenda gloria” de El que hace maravillas. Sí, tu carne ha percibido al Artista Todopoderoso dibujando el universo. Lo más sorprendente es que este temor viene acompañado de una enorme alegría, simjá, esa que surge al haber podido ser testigo de semejante obra. Pero no nos atrevemos a reír o bailar, quedamos inmóviles porque la escena es grandiosa y tememos perturbar esa serena armonía. En cambio, simplemente temblamos por tanta alegría: “Sirvan a Dios con temor, y alégrense con temblor”.
Esta emoción nos asocia a Adam, el primer hombre, poniéndose de pie y exclamando a las Alturas: “má gadlú maaseja Hashem”, “Qué grandiosa es tu obra Dios”, y a Abraham nuestro patriarca, el primero que reconoció al creador dentro de la creación. La belleza abierta de par en par ante nosotros nos despierta “Temor al Cielo”, iraat shamaim, una expresión que es tomada también de sentir la corona del cielo que se extiende sobre nosotros.
EJERCICIO PRÁCTICO
¿Esta experiencia que acabamos de describir te suena, la viviste alguna vez? Si no, trata de recordar los años de tu niñez. No hace falta hacer una travesía al desierto o al océano. Simplemente, quítale un poco de tiempo a la rutina diaria y permítete emocionarte con la belleza que hay a tu alrededor (preferiblemente no virtual…)
“Hoy es diecisiete días, que son dos semanas y tres días del omer”
El poeta inglés dijo que la belleza, tiferet, es verdad, la verdad es bella, sin saber de dónde viene este gran principio. En realidad, le dio una expresión plena y concisa al principio básico de la Cabalá que dice: “la verdad es la cualidad de belleza de Iaacov nuestro patriarca”, la figura prototípica de la sefirá de tiferet. Esta es la esencia de la belleza, la belleza en la belleza, tiferet shebetiferet, que la belleza es la verdad.
El mismo poeta continuó diciendo que es todo lo que tienes que saber en la vida, que la belleza es la verdad y la verdad es la belleza. Esto también refleja la veracidad de la idea y la sabiduría de la Cabalá, que el alma interior de tiferet es la sefirá de conocimiento, daat. Y lo principal del conocimiento es saber esa verdad simple, que la belleza, la armonía, la plenitud en la creación es la verdad.
Un conocido poeta inglés dijo “la belleza es la verdad, la verdad es la belleza”. Si saberlo, su apreciación proviene de un principio fundamental de la Cabalá según el cual la sefirá de tiferet no sólo encarna la belleza sino también la verdad. En la sefirá de Tiferet lo bello es efectivamente la verdad y la verdad es belleza, y no se las puede separar. Eso es tiferet shebetiferet, belleza en la belleza: la cohesión de la verdad y la belleza en la esencia de la sefirá de tiferet, el reconocimiento de que ambas son inseparables.
El nexo entre la verdad y la belleza se refleja en la personalidad que más se identifica con la sefirá de tiferet, Iaacov Avinu. De él se dice que por un lado era hermoso como lo era Adam el primer hombre, creado directamente por las manos de Elokim, como en la expresión “tiferet Israel”, “la belleza de Israel”. Y por otro lado también se dice de él: “dadle verdad a Iaacov”. Por cierto, si sumamos las equivalencias numéricas de אמת, emet, “verdad”, y יפי, iofi, “belleza”, obtenemos ישראל, Israel, el segundo nombre oculto de Iaacov, por el cual son llamados sus hijos.
¿Cuál es el secreto de ese nexo entre la belleza y la verdad? Ya estudiamos que el concepto de belleza no es sólo en el aspecto físico, sino sobre todo, comienza en el área espiritual, como una personalidad bella. En otras palabras, la belleza es espiritual en su raíz como la verdad. Hay algo bello en la verdad en sí misma, y en la mentira hay algo discordante y feo.
La belleza se puede ver de forma clara en una ecuación perfecta, una serie matemática o en los juegos de guematria, exactamente igual que hay belleza en una creación musical o en una combinación dada de colores. La concordancia, la armonía y la plenitud todos ellos aluden en la misma medida a la belleza y a la verdad, y no por nada la raíz de verdad, אמת, emet, y la raíz de תאם, toam, concuerda o coincide, están compuestas por las mismas letras (otro fenómeno bello).
El mismo poeta continúa y dice que esa sabiduría según la cual la belleza es verdad y la verdad es belleza, es todo lo que tienes que saber en la vida. Y así enuncia otro concepto de Cabalá según el cual el alma o la motivación interior de la sefirá de tiferet es la sefirá de daat, conocimiento. La esencia del conocimiento es la combinación de la verdad y la belleza, tiferet shebetiferet, la belleza en la belleza. No hace falta saber más que esto.
Piensa en esas cosas que consideras más bellas y pregúntate ¿son también verdaderas? Piensa en aquellas cosas a las que te aferras como verdaderas y pregúntate ¿son también bellas? Aspira a unir lo verdadero con lo bello.
“Hoy es dieciocho días, que son dos semanas y cuatro días del omer”
La belleza, tiferet, vive por siempre. Esta es una propiedad que conecta a la belleza y la verdad. La verdad es algo que no se interrumpe. Algo que no es bello, que no es verdad, se interrumpe porque es falso, pero la belleza continúa.
Lo más bello en el mundo es hacer una buena acción, está escrito que una buena acción ilumina, una acción que está plena de luz y belleza.
Está escrito que realizar una mitzvá [un precepto] lleva a realizar otra mitzvá. Una buena acción engendra otra buena acción, y otra más… En el poder de engendrar está la fuerza del ein sof, el infinito que no se termina, no se interrumpe. Por eso, la belleza vive para siempre.
En la meditación anterior vimos la conexión entre la verdad y la belleza, “la verdad es bella y la belleza es verdad”. Pero si lo dejamos así quizás se podría pensar que la verdad bella es como un cuadro estático e inerte, una naturaleza muerta lejana y fría como el hielo. Todo lo contrario: en la belleza y la verdad hay una permanente renovación. Fructifican y se multiplican y dan a luz vida nueva constantemente. La renovación eterna es netzaj shebetiferet, la eternidad en la belleza, ese poder de la belleza de perpetuar por siempre, pero de una forma renovada ese instante pasó. Y la prueba de esto: sobre la verdad está escrito: [Proverbios 12:19] “el lenguaje de la verdad [emet] permanecerá por siempre”, es eterno y no desaparece. En cambio, sobre lo opuesto a la verdad-emet, la mentira-sheker, está escrito: “la mentira no tiene piernas”, y por eso es ilusoria, como el lecho seco del arroyo cuyas aguas se interrumpen y desaparecen.
¿Cómo se transforma esa belleza que existe en nosotros en algo vivo y que da frutos? Realizando buenas acciones, maasim tovim. La palabra tov, “bueno” significa bello, como en la expresión “de buena apariencia”. Y además, bueno es también el adjetivo de la luz, “Y vio Elokim que la luz era buena”. Entonces, una acción buena, es lo más bello y luminoso que existe, una acción exterior que expresa lo bueno y bello que hay en el alma. Esta belleza no es estéril. Está llena de abundancia y fecundidad, y produce como resultado una cadena ininterrumpida de buenas acciones: “una mitzvá provoca otra mitzvá” y otra y otra. Así son todas las buenas acciones, y aun la más pequeña, se transforma en un conducto que conecta con el infinito, en el arrollo eterno de los preceptos y la acciones buenas y luminosas.
“Y la joven era de muy buena apariencia”, está dicho sobre Rivka nuestra matriarca que bajó a extraer agua del pozo y reveló sus buenas cualidades con sus buenas acciones. Esta es la belleza que pedimos, la belleza que beneficia a todos con actos de bondad, que brota como un manantial de aguas vivas que se secan nunca.
Quizás no somos demasiado conscientes de la importancia de una buena acción, incluso si aparenta ser diminuta. ¿Eres constante en dar cada día una moneda de tzedaká? ¿Les das a tus hijos cada día una moneda para que aprendan a poner tzedaká? ¿Tienes en la cocina, en la sala o las habitaciones de los niños alcancías [kupá o pushke] adosadas a las paredes? Por lo menos una moneda. No tienes ni idea cuanta belleza eterna hay en esta acción.
“Hoy es diecinueve días, que son dos semanas y cinco días del omer”
En general cuando uno ve algo bello, tiferet, enseguida nos emocionamos por esa belleza. Pero en muchas ocasiones no vemos la belleza inmediatamente. No está sobreentendido que hay una belleza que buscar. Para buscarla hay que creer que hay allí una belleza que buscar y encontrar. Entonces: “te esforzaste y lo encontraste”. Reconocer que hay belleza es la sefirá de hod, reconocimiento, hod shebetiferet, el reconocimiento de la belleza. Un incentivo para la búsqueda.
Por lo general la belleza es un estado de simetría. Pero muchas veces la belleza más sutil y profunda, tiene un punto de asimetría. Como un lunar en el rostro, de un solo lado. Se produce un estado que no es totalmente simétrico y justamente eso le da una maravillosa belleza de verdad.
Todo comienza reconociendo que todo lo que Hashem creó en el mundo, lo hizo para Su Honor, y esto genera un compromiso y un lazo eternos. Y como explicamos, es porque el mundo tiene belleza.
Hay una belleza que se puede detectar a primera vista: una belleza revelada que nos atrae, una perfección estática y armónica sin defecto. Pero también hay otra belleza, esa belleza interna y oculta que hay que esforzarse para revelarla. He aquí un ejemplo: un chico y una chica se encuentran para formar una pareja. Encuentran un idioma en común, cada uno encuentra en el otro las cosas verdaderamente importantes, temor del Cielo y buenas cualidades. Pero todavía falta esa “chispa”, el corazón no se ve atraído… ¿Vale la pena seguir tratando? ¡Sí! No busques sólo por encima, ten fe en que hay cosas ocultas que no conoces, y al aceptar que existen medita en profundidad y al final encontrarás la belleza escondida. “¿Te esforzaste y lo hallaste? Créelo”.
Este pensamiento corresponde a la combinación de hod shebetiferet, el esplendor en la belleza. Hod y Tiferet en hebreo son sinónimos: “Esplendor [hod] y Gloria ante Él, Fortaleza y Magnífica Belleza [tiferet] en su Santuario” Hod vehadar lefanav, oz vetiferet bemikdashó. [Salmos 96:6]. Pero de los dos, esplendor acentúa la belleza oculta y escondida, en relación a exterior que es más superficial. Como Hod también significa reconocer o agradecer, la combinación de esplendor y belleza revelan el reconocimiento de la belleza escondida.
La belleza oculta no siempre es invisible a los ojos. A veces está revelada, pero sutilmente, por eso no la advertimos e inmediato. Quien siempre busca sólo la “belleza ideal” perfecta y magnífica no la detecta. Pero la verdad es que en todas las criaturas hay algo bello, porque “todo lo creó para Su Honor”. A veces la belleza tiene proporciones perfectas y estéticas, a veces queda al descubierto porque rompe la simetría. Como un lunar en el rostro, y como en el cuerpo del ser humano en general donde el lado izquierdo no es perfectamente simétrico del lado derecho. El servicio del esplendor en la belleza es desarrollar ese sentido interior del reconocimiento y el agradecimiento, que permite revelar los estratos más profundos de la gracia y la belleza.
Trata de tomar conciencia si buscas demasiado la belleza superficial y revelada. Piensa en personas cualesquiera que encuentras a diario, el “prójimo”, y trata de encontrar la belleza atesorada en su interior.
“Hoy es veinte días, que son dos semanas y seis días del omer”
La belleza, tiferet, busca belleza. En la naturaleza, cuando hay dos individuos cada uno tiene su belleza, y esa belleza los atrae, los conecta, los junta. Crea y establece un pacto, el fundamento, entre ellos. No siempre la belleza es evidente, como explicamos antes en la sefirá de esplendor en la belleza.
Pero tenemos que saber que todo lo que existe tiene belleza que es la similitud, el común denominador entre todo lo que Dios creó para Su Honor.
En todas las cosas existe su propia belleza, y precisamente la belleza de un lado quiere conectarse con la belleza en el otro lado. La belleza complementa la belleza. La belleza aspira a casarse con la belleza.
Ayer hablamos acerca del esfuerzo durante la búsqueda de pareja, y he aquí, para bendición y en buena hora, llegamos a la alegría del casamiento. No hay nada más hermoso que el casamiento, la belleza del novio y la novia como ya vimos en bondad en la belleza. Toda la belleza que adquirimos con la sefirá de tiferet llega ahora a su manifestación en la combinación de fundamento en la belleza, iesod shebetiferet, ya que por cierto, el atributo de fundamento es la conexión y la firma del pacto, como en el pacto del matrimonio.
“No es bueno que el hombre esté solo”. [Génesis 2:18] Dios creó el mundo en parejas, macho y hembra, hombre y mujer, y cada uno aspira a encontrar su pareja. La conexión entre ambos está en el punto de belleza que hay en ellos, como sucede con los animales que se engalanan y florean frente a su pareja. Por eso es acertado decir que la belleza busca belleza. La belleza en mí busca en el mundo la belleza que compatible, para desposarla y realizar un pacto, brit hanisuin: “y se apegó a su esposa y fueron una sola carne” [Bereshit 2:24]. Por eso, en cada novia y cada novio hay una belleza especial, “Como un novio, sirviendo [como sacerdote] con sus hermosas vestimentas, y como una novia engalanada con sus joyas”. [Ishaiahu 61:10] El pacto matrimonial revela la belleza que hay en cada uno, la belleza que no queda atrapada en sí misma, sino que sale para encontrarse con su otra mitad y unirse a ella. Esa es la señal de la belleza sagrada, la belleza verdadera (frente a “vana es la belleza”). [Proverbios 31:30]
Más en profundidad la conexión entre dos personas diferentes es posible a través del denominador común que hay entre ellos, que es justamente la belleza. Cada uno refleja en el otro la belleza propia, la belleza se une con la belleza y se multiplica a sí misma, cuando se crea una obra de arte nueva de la unión de la belleza de ambos padres. Una alusión a esto está en que la palabra belleza,”iofi”, יפי, es de guematria 100, la perfección de las 10 sefirot multiplicadas [inter incluidas y rectificadas] por sí mismas.
Aunque el álbum de casamiento tuyo o de tus padres ya esté roto después de tantos años, te invitamos a tomarlo y recordar la belleza que hay en el casamiento, el hecho es que la belleza verdadera es la que elige unirse con la belleza del otro. También los solteros entre nosotros, continúen buscando su media naranja.
“Hoy es veintiún días, que son tres semanas del omer”
No hay nada más regio que la belleza, la belleza del rey. Está escrito “El rey en su belleza atrapará tus ojos”. Todos buscan ese rey líder y bello, de belleza física, de gran esplendor y majestad, como está escrito: “Ante la multitud del pueblo está la gloria del rey”. Es hermoso y el pueblo que lo rodea aumenta su belleza y su gloria. Y por supuesto, la belleza especial que se busca en el rey es la espiritual interior. La belleza de su capacidad, su buena voluntad de conducir a su pueblo, a quienes abastece con bondad y misericordia. Hacer el bien con ellos con amor, esa es su belleza.
A esta belleza del rey se la acostumbra llamar carisma, gracias a la cual las personas son atraídas naturalmente hacia el rey. Cada uno de nosotros tiene su punto real, su aspecto de liderazgo, su carisma. Hashem nos tiene que dar con misericordia, con la humildad del reinado, la capacidad para tener carisma y así poder conducir este mundo nuestro con bondad y misericordia.
Al final de la semana de tiferet, llegamos a la expresión de la belleza en el rasgo del liderazgo, maljut shebetiferet, el reinado en la belleza. Todo líder verdadero tiene carisma, un encanto personal que arrastra multitudes. Mira la similitud entre la palabra carisma y kesem, (קסם), “encanto”. Por eso el reinado está relacionado con el concepto de belleza, como en el verso: “el rey en su belleza atrapará tus ojos”, [Ishaiahu 33:17], y así, la ley judía establece que el rey tiene que cuidar que su aspecto exterior sea agradable.
Es verdad que estamos esperando la aparición del rey Mashíaj, para que devuelva al pueblo de Israel la gracia y la belleza que perdió en el exilio… pero también cada uno de nosotros tenemos que ser rey-líder en su ámbito, y para eso tenemos que encontrar dentro de nosotros el atributo de la belleza. Suponiendo que no estamos buscando jactarnos superficial y falsamente, ¿entonces qué significa esto?
Aquí vienen en nuestra ayuda dos conceptos del sistema de las sefirot: el poder interior de la sefirá de tiferet es la cualidad de misericordia, y en la sefirá de reinado está la cualidad de la humildad. Es decir, la belleza del líder verdadero no proviene del orgullo y la arrogancia, sino de algo totalmente opuesto: de estar lleno de misericordia y entrega a su pueblo, y de que no se acredita el éxito a sí mismo, sino que está imbuido de humildad ante el Creador, que lo elevó al lugar en que se encuentra. De esta manera Dios le otorga al rey su belleza, el esplendor y la magnificencia real, a la vez que la conexión profunda entre el rey y el pueblo genera el cuadro más bello de todos: “En la multitud del pueblo está la gloria del rey”. [Proverbios 14:28]
“El carisma Sagrado”, entonces, proviene de la entrega del líder a su gente, en cualquier nivel de conducción que sea, y por la humildad que no se atribuye méritos. Un líder como este por seguro encuentra gracia a los ojos de todos, y en él se revela en toda su plenitud el reinado en la belleza, maljut shebetiferet.
Aunque el álbum de casamiento tuyo o de tus padres ya esté roto después de tantos años, te invitamos a tomarlo y recordar la belleza que hay en el casamiento, el hecho es que la belleza verdadera es la que elige unirse con la belleza del otro. También los solteros entre nosotros, continúen buscando su media naranja.
“Hoy es veintidós días que son tres semanas y un día del omer”
Bondad en la Victoria – Jesed ShebeNetzaj
A la gente le gusta triunfar. Nuestro mundo está lleno de todo tipo de juegos. Todo es juego, algunos de ellos son para diversión, pero hay algunos que son serios, decisivos en la vida. Está el que vence y el que pierde, y hay una tendencia natural a amar al vencedor. Por supuesto si soy una de las partes en el juego, yo invierto todas mis fuerzas para triunfar y no perder. Incluso si no soy parte sino sólo soy un observador, cómo las multitudes van a observar los juegos, siempre hay una atracción y deseo, ese amor que lleva a identificarnos con el vencedor.
En la vida, vencer significa tener éxito. ¿De dónde viene el éxito? El éxito viene de Dios, porque “Él te da la fuerza para triunfar”. Hay que aprender cómo aprovechar esa atracción, ese amor natural que tenemos en el alma, de identificarnos con el triunfador, y desear ser uno mismo exitoso o cualquier otro que queremos que triunfe, saber que ese triunfo viene de la sefirá de netzaj, “victoria o eternidad”, de “La Eternidad de Israel no mentirá ni consolará, porque no Él no es un hombre para consolar.” Hay que amar e identificarse con la fuente de la victoria.
Estamos iniciando la semana de la sefirá de netzaj, victoria o eternidad, en la que nos ocuparemos del concepto de la victoria, nitzajón, o de manera más amplia la hatzlajá, el éxito en general. En hebreo hay una relación muy cercana entre las raíces natzaj y tzalaj. Ahora, ¿qué es jesed shebenetzaj, la bondad en la victoria? La fuerza interior de la sefirá de bondad es el amor y la atracción, entonces la bondad en la victoria es la atracción por la victoria o identificarse con el triunfador.
Cada uno de nosotros, desde pequeño quiere ganar en un juego o competencia, y quiere identificarse con los triunfadores y exitosos. Basta con ver simplemente qué importante es para la multitud de aficionados al deporte en todo el mundo que “su” equipo gane el juego. Es la naturaleza del hombre. Pero el amor por el triunfo, como toda cualidad natural, tiene que ser depurada y utilizada en el lugar adecuado. Para que podamos triunfar de forma correcta, el primer paso es conocer cuál es la procedencia de nuestro éxito.
En vez de decirnos a nosotros mismos “yo soy exitoso”, tenemos que acostumbrarnos a decir “beezrat Hashem…” y “Baruj Hashem…”, “con la ayuda de Hashem triunfaré”, y “bendito sea Dios lo logré”. Esto lo aprendemos de la advertencia de la Torá de no decir “Mi fuerza y el poder de mi mano me dieron este triunfo”, en cambio “y recordarás a Havaiá tu Dios porque Él es quien te da la fuerza para triunfar”. Notemos que el verso no niega que la fuerza está en nosotros, “quien te da la fuerza para triunfar”, sólo nos recuerda Quién nos la dio.
Otro verso dice: “La Eternidad [netzaj] de Israel no mentirá”. Netzaj Israel, la “Eternidad de Israel” se refiere a Dios, y es llamado así porque él le otorga al Pueblo de Israel el potencial de “triunfar” [lenatzeaj], y seguir así “por siempre” [lanetzaj].
El Rebe de Lubavitch fundó el movimiento juvenil “Tzivot Hashem”, “El Ejército de Dios”, donde los niños son educados para ser como soldados que quieren triunfar sobre el mal haciendo buenas acciones, estudiando Torá y buenas cualidades. Es conveniente que también los adultos adopten el entusiasmo de la victoria, y que renueven ese deseo por siempre y triunfen, con la ayuda de “La Eternidad de Israel”.
Observa los niños cuando están llenos de ese deseo de vencer en el juego. ¿Puedes copiar esa motivación entusiasta que ellos tienen para concretar tus objetivos adultos?
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Hoy es veintitrés días que son tres semanas y dos días del omer”
Poder en la Victoria – Guevurá ShebeNetzaj
Las personas luchan por triunfar. Esto es, invierten todo su vigor y toda la fuerza que tienen para triunfar, para tener éxito. Pero todo es un juego, que como dijimos puede ser divertido o puede ser un juego serio y crucial en la vida. Cada juego tiene sus reglas, y no están porque sí sino porque sirven para dirigir la fuerza de una manera correcta y permitida por las reglas. La personas invierten sus fuerzas para triunfar, pero tiene que ser de acuerdo con las reglas del juego, esas que la Torá nos dice cuáles son. Si ponemos en el juego nuestra fuerza según las reglas del juego, entonces sin duda triunfaremos.
Suele suceder que el niño deseoso de triunfar en el juego trata de esquivar las reglas del juego. A veces también nosotros, los adultos, tratamos de ahorrar esfuerzos y no tomar en cuenta las reglas. Como vimos ayer, la voluntad de triunfar es muy fuerte, pero debemos circunscribirla dentro de las “reglas de juego” obligatorias. La limitación tiene que ver con la sefirá de guevurá, poder o rigor, y a su atributo interior que es el temor, por eso esta es la amalgama de guevurá shebenetzaj, “el rigor en la victoria”.
Nuestras reglas de juego son, por supuesto, la Torá y los preceptos. ¿Acaso esas reglas, que las podemos percibir como limitantes y rígidas, no están debilitando la fuerza por llegar al triunfo y lograr el éxito en nuestras actividades? En otras palabras, nosotros como personas creyentes ¿tenemos que ser pasivos, indolentes, permisivos? En absoluto. La sefirá de guevurá, “poder”, tal como su nombre lo dice potencia el ímpetu en nuestras actividades, como el chorro de agua que sale a presión. Por cuanto que las reglas de juego que estableció Dios están exclusivamente para nuestro propio bien, no hay duda de que son el mejor potenciador que pueda haber, y si nos apegamos a ellas por seguro saldremos exitosos.
El Creador erigió al hombre con el destino de conquistar y triunfar: “fructificad y multiplicaos y llenen la tierra, y conquístenla y dominen sobre los peces del mar…” [Génesis 1:28] Pero al mismo tiempo lo limitó con barreras de protección básica. Ante todo 7 Preceptos de los Bnei Noaj, para la humanidad en general (como la prohibición de matar y robar), y luego 613 Preceptos para el pueblo de Israel en especial. El deseo de vencer (bondad en la victoria) en sí mismo es una tremenda luz del mundo del Tohu, “el caos”, una potencia tremenda que está destinada a quebrar y quebrarse, y lo que le proporciona el recipiente-herramienta adecuado y rectificado es la guevurá limitante. Así se crea la fórmula ganadora: “las luces del caos en recipientes de rectificación”, orot shel Tohu bekeilim shel tikún. Una expresión que el Rebe de Lubavitch estableció como el principio básico principal para traer la redención.
Medita en que los límites y las leyes no sólo limitan sino que también focalizan. Encuentra cómo puedes fortalecer tu vínculo con las reglas de juego judías, que son las leyes de la halajá, y que se integren más en tu vida.
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“Hoy es veinticuatro días que son tres semanas y tres días del omer”
Belleza en la Victoria – Tiferet ShebeNetzaj
En todo juego donde hay un ganador y un perdedor, existe un equilibrio entre ambos, y así también se revela la belleza. Esa belleza y la armonía, si juegan respetando las reglas, legítimamente, porque cada uno se esfuerza por ganar, y aunque es uno contra el otro, cada uno complementa a su adversario.
La belleza se revela al ver que ambos jugadores se necesitan uno al otro, que necesitan jugar juntos. Y también se manifiesta cuando se valoran mutuamente. La belleza de tiferet es alabar, cumplimentar, tanto el ganador al final tiene que aplaudir al perdedor, y por supuesto el perdedor debe alabar y valorar al ganador. Así dentro del juego se revela un enorme decoro y belleza.
Después de haber visto la buen voluntad de triunfar y tener éxito (bondad en la victoria) y la necesidad de limitar con reglas de juego (rigor en la victoria), llegamos al “campo de juego” propiamente dicho y nos ocupamos del aspecto de las relaciones humanas. En términos modernos se llama “teoría de juegos”. En este mundo no estamos solos, y la mayoría de nuestros triunfos están relacionados, en mayor o menor medida, con nuestro el contacto con las otras personas. Si nos comportamos acertadamente en este ámbito, descubriremos la belleza de la competencia, tiferet shebenetzaj, la belleza en la victoria.
La belleza tiene que ver con la adaptación y la armonía, y en el ámbito lúdico humano se la belleza cuando existe concordia y colaboración para jugar. Ambos contendientes actúan de acuerdo a las reglas, y también se respetan entre sí. Lo que en el mundo se llama: espíritu deportivo. En la mayoría de los juegos hay sin embargo un ganador y un perdedor, pero ambos tienen que comportarse como compañeros y apreciarse (alabarse). Sólo la combinación de ambos permite el juego y le da esa belleza, como la belleza de una foto del padre con su hijo que se sumergen en un juego apasionante.
No hay que asustarse de involucrarse en relaciones sanas y la competencia. Por ejemplo, el mercado libre y competitivo puede auspiciar mejor la economía. Sólo hay que tener cuidado de la tendencia a la competencia desleal, de invadir los derechos de los demás y el intento de ganar a costa de los demás. La Torá permite el libre mercado, pero cuidando “que el dinero de tu compañero te sea apreciado como el tuyo”. Si todos somos “garantes uno del otro” y nos apoyamos, incluso la competencia entre nosotros será bella y alegre.
Piensa en la enseñanza maravillosa de El Tratado de los Padres: “que el dinero de tu compañero te sea preciado para ti como el tuyo”. ¿Acaso te relacionas en verdad de esta manera con los demás? ¿Alguna vez hemos competido deslealmente?
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“Hoy es veinticinco días que son tres semanas y cuatro días del omer”
“La Victoria en la Victoria” – Netzaj shebenetzaj
Para triunfar en cada empresa que nos propone la vida hay que tener iniciativa. No hay que ser pasivo sino activo en la vida. Hay que enfrentarse ante los desafíos y querer desafíos y aspirar a ellos.
Es muy posible, que los amantes de los desafíos, gente muy activa con mucha iniciativa, puede reflejar un ego muy grande. Esto significa que la cualidad de victoria, netzaj, no está corregida, específicamente la cualidad de victoria, que es la esencia de netzaj.
La esencia de la cualidad de victoria en la victoria, que es la esencia de netzaj.
La esencia de la cualidad de victoria rectificada es tomar la iniciativa en todos los desafíos, pero conscientes de que “Dios te da la fuerza para triunfar”. Dios desea mi iniciativa, pero quiere que al mismo tiempo sepa que toda la fuerza fluye y me es conferida de lo Alto.
Netzaj [victoria, eternidad] es el triunfo y el éxito, un continuo y dinámico avance en busca de los desafíos y conquistas superando todos los obstáculos. ¿Qué es, entonces, victoria en la victoria, netzaj shebenetzaj? No sólo el éxito, sino la misma ambición de tener éxito – la iniciativa y el afán, el desafío que es en esencia el desafío mismo.
¿La ambición es una buena cualidad? ¿No es un poco una negación de la fe en Dios y Su Providencia sobre nosotros? ¿Por qué esforzarse si al fin de cuentas todo está en manos de Dios?
De hecho, la sefirá de netzaj es la más activa de todas, y efectivamente existe el peligro de que se exprese como un yo negativo, el ego destructor (no por casualidad es similar a la palabra hebrea gaavá, “orgullo“). La respuesta está en el atributo interior de la psique se la sefirá de netzaj, que es la cualidad de “confianza”, seguridad. La seguridad que implica la sefirá de netzaj es la confianza en Dios, pero no la seguridad pasiva que se basa en que Dios haga todo, sino la seguridad proactiva y emprendedora. La confianza en sí mismo rectificada en las fuerzas que Dios nos da y e insufla dentro de nosotros (“Él te da a ti el poder para tener éxito“).
Cuando esta cualidad está rectificada, no tenemos miedo de tomar iniciativas activas y responder a los desafíos, porque todo éxito se acredita inmediatamente al Todopoderoso, la fuente del poder. Siendo así, tenemos que ver los propios desafíos como misiones que Dios nos delega, y quiere vernos con iniciativa y activos, como el comandante que anima a los subordinados a tomar la iniciativa, o como el entrenador desafiando sus alumnos. Si hacemos esto, se cumplirá en nosotros el verso: “Porque el Havaiá, tu Dios, te bendecirá en toda obra de tu mano”.
¿Tienes miedo de los nuevos desafíos y tareas? Si te parece que sí, piensa que los desafíos que enfrentas son un llamado de Dios para que te levantes y tomes la iniciativa. Sólo aprende de memoria el verso “Y recordarás a Hashem, tu Dios, porque Él te da el poder para vencer.”
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“El Esplendor en la Victoria” –Hod shebenetzaj
AL RESCATE DE LAS ALMAS PERDIDAS
Tenemos que reconocer, es decir creer, que al final, en los últimos días, se levantarán los muertos y la vida eterna vencerá a la muerte. “Y tragó a la muerte para siempre” (Ishaiahu 25:8)
La muerte, tiene que ver con la vida personal terrenal, en cada uno de nosotros. Es esa chispa del alma que se perdió en el olvido, que cayó al abismo del oblivión. La muerte es olvido. Pero cuando la vida venza a la muerte, que es hod shebetiferet, el esplendor en la eternidad, todo eso que quedó en el olvido, todo volverá a la vida, todo regresará desde el abismo del inconsciente, del olvido.
Tengo vidas anteriores, también tengo traumas que quedaron enterradas muy profundo dentro de mi inconsciente. No es necesario desenterrar todas esas cosas. Hay que fortalecerse en la kedushá, en lo sagrado, la sacralidad de la vida, y llegará el día en que todos los muertos resucitarán, porque “porque ningún perdido, de El permanecerá perdido”, y vivirán una vida eterna.
Ya estuvimos cuatro días ocupados en el triunfo y el éxito, y casi nos olvidamos que después de todo, nuestro mundo está lleno de fracasos y desilusiones. Siempre hay en nosotros partes de nuestro ser que se pierden en el olvido, y a veces sin que nos demos cuenta siquiera. Hay experiencias irrecuperables, deseos que no se concretaron, cosas que empezamos y dejamos sin terminar, esperanzas que se perdieron… que en la práctica son “chispas” de nuestra alma, resabios de nuestra personalidad que murieron y olvidamos, que cayeron al abismo del oblivión. Hay también cosas que es bueno olvidar, y hasta alejarlas de nosotros, como una experiencia traumática asfixiante, pero al fin de cuentas, esa vivencia fue parte de nosotros y nos separarnos de ella como un árbol que se desprende de sus hojas secas.
Así como la sefirá de netzaj-eternidad tiene que ver con la vida, la eternidad y el éxito, los conceptos de abandono, muerte, olvido y pérdida se relacionan con la sefirá de hod. Pero ahora, la combinación de esplendor en la eternidad, hod shebenetzaj, es increíble: dentro del ámbito triunfal y de seguridad de victoria, ¡se origina la resurrección de los muertos! Así como creemos que los muertos van a volver a la vida, tenemos que aspirar a que todas las partes perdidas de nuestra alma se despierten y vuelvan a nosotros, esta vez de manera alegre y floreciente. Efectivamente, este es el mensaje interior de la creencia en la resurrección de los muertos: nada está perdido, “porque ningún alejado, de El quedará alejado”. [II Shmuel 14:14]
En la lápida del sepulcro del famoso tzadik-justo Arie Levín, está escrito: “le pido a todo aquel que venga a honrar mi sepulcro que exclame a voz en cuello: “yo creo con fe completa que habrá resurrección de los muertos…”. Cierta vez, llegó al sepulcro de Rabi Arie un judío quebrado, abatido y deprimido, y cuando vio lo que estaba escrito y repitió las palabras una y otra vez, se reanimó y se fortaleció hasta que desapareció todo vestigio de depresión, una verdadera resurrección en vida.
¿Te lamentas de las cosas que ya no están o de las experiencias truncadas? ¿Te llena de frustración todo el potencial que no has podido concretar? Este es el momento de decidir: dirige la mirada hacia adelante, y ten fe en que también lo que por ahora parece perdido, al final regresará a ti.
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“Hoy es veintisiete días, que son tres semanas y seis días del Omer”
Fundamento en la Victoria – Iesod ShebeNetzaj
El éxito en la vida, el triunfo en la vida, en los emprendimientos que acometemos en la vida, le da a la persona esa sensación de auto realización, de verdad interior. Esto es algo sumamente necesario, y quien que no ha logrado realizarse en la vida se siente desgraciado. No siente que ha logrado cumplir con su misión, para la cual Dios lo envió, haciendo descender esa alma pura dentro del cuerpo, dentro de este mundo.
Cuando la persona siente esa consumación verdadera, sagrada, personal, está celebrando un pacto con Dios, que le ha dado fuerza para triunfar, porque ‘Él es quien te da la fuerza para triunfar”. Es decir, que, dentro de lo sagrado, sentirse realizado es en esencia, celebrar un pacto con El Todopoderoso, Bendito Es.
Todo éxito va acompañado de un sentimiento de satisfacción: ganamos, logramos, hicimos, vencimos, culminamos, conseguimos… Esta sensación puede conquistar verdaderamente toda nuestra psiquis, es una sensación de vitalidad y placer como si toda el alma se hace chiquita y se concentra en un punto, y en lugar de sobrevolar dispersa en lo alto, se materializa y se concreta a sí misma. Ese punto focal fuente de vitalidad y auto realización tiene que ver con la sefirá de iesod, יסוד, “fundamento”, y cuando ese impulso motivador, ganador y exitoso de la sefirá de netzaj, victoria, llega a su meta, surge el encuentro del fundamento en la victoria, iesod shebenetzaj.
Torat Hanefesh, que se podría traducir como la psicología judía, ve con buenos ojos esa sensación de satisfacción y auto realización? Porque aquí ese sentimiento del “yo”, aní, llena todo nuestro mundo y teóricamente esa es la puerta de entrada del orgullo y el alejamiento de Dios. Pero en realidad lo cierto es todo lo contrario: Dios nos ordena llegar a nuestra auto realización, a nuestra plenitud. Esto se reconoce en el primer precepto que se nos confirió, “fructificad y multiplicaos”, pru urvú, que en la práctica le está pidiendo al hombre que encuentre ponga en juego todas sus fuerzas para auto realizarse como como si fuera otro hombre más. En pocas palabras, cada momento de éxito y realización de nuestra misión es como una especie de fructificación y multiplicación.
Está escrito: “el enviado [sheliaj] de una persona, es como si fuera esa persona misma [meshaleaj]”. Y por eso cuando nos entregamos a nuestra misión nos conectamos directo con quien nos envió. El Creador. En otras palabras, cuando nos auto realizamos hacemos un pacto y nos conectamos con El Creador. Esta es la esencia profunda de la sensación de satisfacción: nuestra alma, que comienza ese derrotero por los mundos superiores, logra dejar su sello físico en la realidad, y al mismo tiempo renueva su nexo con quien la ha enviado a esa larga travesía, llenándose de una potencia renovada de vida. Entonces eso es el fundamento en la victoria: la comunicación renovada con Dios, a la cual llegamos por mérito de llegar a concretar nuestros objetivos en la vida.
¿Cómo te relacionas con esa sensación plena de la satisfacción, de sentirte exitoso? ¿Te genera ser más grosero, más chabacano? Tienes que saber que la auto realización es algo maravilloso cuando surge por saber que estás cumpliendo la misión que se te ha encomendado en la vida, y de sentirte más conectada con el Creador y con el mundo que creó.
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“Hoy es día veintiocho días, que son cuatro semanas del omer”
Reinado en la Victoria – Maljut ShebeNetzaj
Es algo simple, y está explicado muy bien en Jasidut. El rey, así como todo líder, está dispuesto a derrochar todos sus tesoros para triunfar en sus guerras. Es capaz de dar y sacrificar todo, hasta su propia vida, todo en aras del triunfo.
¿Cuáles son las guerras del rey justo? Las guerras del rey justo son las guerras de la luz por vencer a la oscuridad. La luz es un esclarecimiento Divino, para que la luz venza a la oscuridad de este “mundo de la mentira”, alma de shikra.
Las guerras del rey son del bien contra el mal. Las guerras del rey son de justicia, “la justicia del reinado sagrado”, contra la injusticia. Sacar al vencido de su derrota.
Para salir triunfante en las guerras, cada uno en su propio reinado, tiene que estar dispuesto a poner en juego todo su tesoro, toda su pujanza, para ganar la guerra.
No hay rey que no quiera triunfar, y un “perdedor” no puede conducir. Por eso la combinación de reinado en la victoria, maljut shebenetzaj suena muy natural: cuando la sefirá de victoria llega a su meta, se revela como el triunfo del reinado, la victoria del rey-líder.
Para poder captar hasta qué punto el deseo de triunfar es existencial y esencial, el Jasidut trae la parábola de “derrochar los tesoros del rey”: para vencer en la batalla crucial, el rey dilapida todos sus tesoros, porque comprende que ahora debe ganar, y sino su reinado no es nada. Por supuesto, estamos hablando de las guerras justificadas, como el rey David, de quien se dice que libró “las guerras de Dios”. No sólo contra los enemigos externos sino también para corregir el reinado-estado mismo: una lucha decidida del bien contra el mal (como el asesinato y la prostitución), de la justicia contra el crimen (como la explotación y la corrupción), y de la luz de la fe contra la oscuridad de la apostasía.
En cada uno de nosotros hay guerras justas, y en especial guerras dentro de nuestra psiquis contra las malas tendencias. En la declaración del Shemá decimos “y amarás a Havaiá tu Dios…y con toda tu fuerza”. Con toda tu “meodeja”, significa literalmente “mucho”, y significa “con todas tus pertenencias” (mamón, dinero), porque la disposición a despojarse de las pertenencias, como el dinero, indica el grado de amor que se siente.
Más en extenso, “con todo tu meodeja” no es sólo sacrificar el dinero, sino todos los “tesoros” que tengo, todo lo que hay en mí. En la realidad, no se exige de todos pasar por semejante prueba, y rezamos a Dios que no nos ponga a prueba, pero sí se le exige a todos estar “dispuesto” a un sacrificio como este si se presenta la situación. En cierto punto, todos somos soldados entregados al reino de Havaiá, y en todos nosotros existe ese atributo de autosacrificio necesario para ganar la guerra del bien y la justicia.
¿Hasta qué punto estás dispuesto a sacrificarte para triunfar en tu misión? La próxima vez que digas el shemá, cuando digas bejol meodeja, “con toda tu fuerza”, ten la intención verdadera de lo que estás diciendo: preparado a sacrificar todo.
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“Hoy es veintinueve días, que son cuatro semanas y un día del Omer”
Bondad en el Esplendor – Jesed shebeHod
TENGO QUE DARTE EL LUGAR QUE TE CORRESPONDE
Tengo que reconocer tu presencia en mi vida. ¿Cómo te agradezco con amor hacia tí? A través de darte tu lugar. Cada persona necesita su lugar, dentro del cual actúa. Tengo que aceptar que tienes tu lugar, y allí eres libre verdaderamente para actuar como lo desees.
Sólo así puedo construir contigo una relación mutua de amor y afinidad, de manera tal que cada uno tenga su lugar. Y dentro de ese lugar cada uno se relaciona y se comunica con el otro mutuamente.
MEDITACIÓN:
Los significados principales de la cualidad de הוד, hod, en la psiquis son el concepto הודאה, hodaá, “reconocimiento” de la verdad, como confesar la culpabilidad. Y הודיה, hodaiá, agradecimiento, es decir la gratitud. Ambos suenan como una experiencia interior del alma que se evoca a sí misma. Pero sabemos que, en la rectificación de los atributos del alma, lo primero que se presenta de todas las cualidades del corazón es la revelación de la bondad que hay en cada una, el aspecto amoroso, de brindarse que hay incluido en todo atributo. ¿Qué es entonces jesed shebehod, “la bondad en el reconocimiento”?
La luz de la bondad que se revela en la sefirá de hod es en esencia darle lugar al otro. Tenemos una grosera tendencia natural a ocupar todo el terreno posible, como el bebé que experimenta sólo su propia existencia. El atributo de hod-reconocimiento en la psiquis nos permite aceptar la existencia de los demás y darles su lugar, y la bondad en el reconocimiento es el amor que irradiamos hacia el prójimo a través de ese reconocimiento.
La sefirá de bondad obtiene su fuerza de la sefirá de jojmá, sabiduría que se encuentra encima de ella. Una de las respuestas de los sabios a la pregunta ¿quién es sabio-jajam? Es “quien conoce su lugar”. En el contexto de lo que dijimos, se puede renovar esta respuesta y decir que la intención es “quien conoce el lugar del prójimo”. El sabio busca ante todo darle lugar a los demás, y de paso así descubre su propio lugar: es el lugar que queda después que le dio lugar a todos los demás…
Los alumnos de rabi Akiva murieron en los días de la cuenta del omer porque “no se respetaban uno al otro”. La rectificación que se nos exige, en especial en esta época, es aprender a comportarnos con respeto hacia el prójimo y darle su lugar. Rabi Akiva dijo: “‘y amarás a tu prójimo como a ti mismo’ es un gran principio de la Torá”, pero si no respetas a tu prójimo ¿cómo lo puedes amar? Tienes que reconocer que él tiene un lugar propio y entonces lo amarás. Eso es amor en el reconocimiento, jesed shebehod.
EJERCICIO PRÁCTICO:
¿Sabes de verdad darle su lugar a los que te rodean? ¿O quizás tiendes a verlos como fotos que están para adornar tu universo? “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, aprende a respetar su lugar.
“Hoy es treinta días, que son cuatro semanas y dos días del Omer”
Poder en el esplendor – Guevurá shebeHod
CONTRAER MI EGO
Para poder aceptar en forma plena al prójimo y el lugar que le pertenece, muchas veces y con gran esfuerzo tengo que reducir mi espacio para poder darle su espacio completo, donde pueda actuar, donde pueda ser él mismo, con la ayuda de Dios, dentro del marco de la Torá que Dios nos dio a todos.
Pero tenemos que aceptar que cada uno tiene su lugar, su tema especial en la Torá. Tengo que aprender de él, porque está escrito “cada uno se rectifica con su compañero”, y él tiene una cualidad buena que no hay en mí. Tengo que reconocerlo, y esto sólo se logra con fuerza para contraerme a mí mismo, para poder darle todo el lugar que le pertenece.
MEDITACIÓN:
Con la cuenta del omer queremos corregir el pecado de los alumnos de rabi Akiva y respetarnos unos a los otros, darle su lugar al compañero. Pero muchas veces nos damos cuenta que algo nos molesta para darle al otro el espacio que necesita, y ese algo es justamente nosotros mismos. Pero ya no somos bebés y sabemos que hay otras personas además de nosotros, y a pesar de eso en cierto punto nos parece que sólo nosotros sabemos hacer las cosas de la mejor manera. ¿Qué puede haber en el otro mejor que yo? Entonces, llegamos a la conclusión de que no hay lugar para los demás, no tienen ninguna tarea especial. Quizás así pensó cada uno de los discípulos de Rabi Akiva: yo estudié con el mejor rabino, que me estimó tanto, ¿entonces qué tiene mi compañero que yo no tenga?
Aquí viene en nuestra ayuda guevurá shebehod, “el poder [rigor] en el esplendor [reconocimiento]”: para poder reconocer y aceptar de verdad el lugar del otro, tenemos que utilizar el poder de la guevurá que contrae. Reconocer el hecho de que no somos perfectos, y que de seguro en cada uno de los demás tiene algo que es mejor que en nosotros. La enseñanza del Tratado de los Padres dice: “y se humilde ante todas las personas”.
En Jasidut se explica que se puede llegar a eso al comprender que “cada uno se rectifica con su compañero”. Es decir que en cada uno hay un mérito propio, una virtud especial y particular que no tiene el otro, y al ver esa cualidad yo puedo rectificarme. Así por ejemplo en el estudio de la Torá, incluso el sabio más grande tiene que saber que en el judío más simple de todos existe un lugar especial en la Torá que sólo él puede revelar, su propia letra en la Torá.
Todo esto tiene que ser con alegría. Este reconocimiento, hodaá, está acompañado de un sentimiento de agradecimiento, hodaiá y aprecio al compañero. Gracias a Dios que creó en Su mundo tantas personas y en cada uno hay algo especial que sólo él puede dar, a cada uno le dio su lugar, y qué hermoso que sea así.
EJERCICIO PRÁCTICO:
Piensa honestamente: ¿hay personas con las que te encuentras y crees que no hay en ellas nada bueno que tú no tengas? Repite para tus adentros la frase tan importante “cada uno se rectifica con su compañero”.
“Hoy es treinta y un días, que son cuatro semanas y tres días del Omer”
Belleza en el Esplendor – Tiferet ShebeHod
Uno de los significados de la sefirá de Hod, es “esplendor y gloria”. La persona reconoce de todo corazón, que hay cosas que están más allá de su captación normal. Así es como amerita tener una luz que lo rodea como una corona sobre su cabeza.
Hod es el sometimiento en la psiquis, y todo lo hace con enorme humildad y modestia. La persona reconoce y acepta completamente la existencia y el mérito del prójimo dándole su lugar, como se dijo en las sefirot anteriores, con humildad y modestia. Así amerita un aura de esplendor y gloria sobre su cabeza.
Después que estudiamos acerca de reconocer el lugar del prójimo en el día 29 de la bondad en el esplendor, y sobre la restricción de nuestro yo el día 30 con el rigor en el esplendor, nos encontramos ahora con “la belleza del esplendor”, tiferet shebehod, תפארת שבהוד, la belleza y la elegancia que hay en la sefirá de hod. De hecho, belleza y esplendor son dos términos muy similares, dos sinónimos tal como vimos en el día 19 de “el esplendor en la belleza”. Pero con todo hay una diferencia entre ellos: tiferet es la belleza propia que tiene la cosa, en cambio hod es la envoltura resplandeciente que la rodea, ese halo luminoso que hoy se conoce como aura.
En la Torá está escrito que después que Moshé Rabeinu bajó del Monte Sinaí, ameritó tener una radiación esplendorosa, “keren or panav”, “la piel de su rostro irradiaba”. No está escrito que su apariencia era bella, sino que su rostro brillaba, y lo mismo se cuenta en el libro del Zohar (libro del Resplandor) acerca de Rabí Shimón bar Iojai, Rashbi. Moshé Rabeinu y Rabi Shimón Bar Iojai eran personas especiales, pero hoy en día también podemos encontrarnos con personas que tienen un “rostro radiante”.
Este esplendor luminoso se adquiere por medio de la rectificación del atributo de hod, “esplendor”, en la psiquis. Psiquis hace referencia a nuestra personalidad, incluyendo los poderes del alma. Este hod es un reconocimiento profundo de aquello que está por encima de nuestra captación normal, con un rasgo de humildad y modestia interior y respeto por todas las personas, como Moshé Rabeinu que fue “el más humilde de todos los hombres”. Cuando nos comportamos con esta clase de sumisión, de humildad, “desciende” sobre nosotros ese esplendor radiante, como una corona sobre nuestras cabezas. Justamente las personas más modestas llegan a tener el hod-esplendor más radiante de todos, y ellos mismos se asombran al descubrir ese resplandor que se cierne sobre ellos.
¿Te has encontrado alguna vez con una persona con un “rostro luminoso”? Seguro que sí, sólo trata de recordar. No tiene que ser necesariamente alguien famoso, al contrario, seguramente era alguien simple y modesto. ¿Qué puedes aprender de personas como esas?
Hoy es treinta y dos días, que son cuatro semanas y cuatro días del omer”
Victoria en el Esplendor – Netzaj ShebeHod
La pareja de sefirot netzaj-victoria y hod-esplendor funcionan como dos socios. Uno es el vencedor, netzaj, y hod reconoce que perdió. Entonces ¿qué significa victoria en el reconocimiento, el triunfo en la derrota? Significa que a veces, el perdedor aparente es en realidad el triunfador.
¿En qué contexto se dice esto, principalmente? En especial en el contexto de nuestra relación con Dios. En principio, mi deseo no se identifica con el deseo de Dios, mi Creador. Pero cuando me someto y me entrego, y le digo a Dios “yo soy el perdedor y Tú eres el vencedor”. Al final nuestras voluntades se unifican y “Su voluntad se hace mi voluntad, y mi voluntad Su voluntad”. Y lo principal es que, en la práctica, surge que he triunfado en todo.
La sefirá de hod, es entre otras cosas “la pareja” de la sefirá de netzaj, victoria. Si la sefirá de netzaj representa el impulso para vencer y triunfar, la sefirá de hod se relaciona con la capacidad de reconocer la derrota. Ambas se comparan con los dos platos de la balanza o las dos piernas del cuerpo que funcionan en forma absolutamente complementaria: hay que saber triunfar, hay que saber perder y saber balancear a ambos.
La combinación en el nivel del triunfo en el reconocimiento, netzaj shebehod, nos dice que hay una clase de derrota que en realidad es una victoria. En otras palabras, a veces el perdedor es el verdadero triunfador. ¿Cuándo es así? En nuestra relación con El Santo Bendito Sea. Frente a Dios, la conciencia fundamental que tiene que existir es que estamos dispuestos a perder. El motivo es que muy frecuentemente nuestro deseo natural no está “depurado” y maduro, y es posible que esté en contra de la Voluntad de Dios, y por lo tanto también nos daña. Estar siempre dispuestos a perder frente a Hashem es aceptar cambiar nuestro deseo natural y adecuarlo a Su voluntad. Sobre esto está dicho en el Tratado de los Padres: “Anula tu voluntad ante Su voluntad”.
Y esta “derrota” en esencia es un triunfo. Cuando nuestra voluntad se unifica con la Voluntad del Creador, se está unificando verdaderamente con su Raíz Suprema, y recibe una potencia incomparablemente más grande para triunfar y transformar la realidad. Por eso después de “anula tu voluntad ante Su Voluntad” la enseñanza culmina con “para que anule la voluntad de los otros ante tu voluntad.” Quien pierde ante Dios, es el triunfador.
¿A veces no te empecinas demasiado? Estamos seguros de lo que tiene que ser y todo tiene que adecuarse a eso. Ahora trata de relajarte un poco, y entender que ya tienes todo en tu poder. Está permitido perder, y lo mejor es perder ante Dios.
“Hoy es treinta y tres días, que son cuatro semanas y cinco días del omer”
LAG BA´OMER
Esplendor en el Esplendor – Hod ShebeHod
LA CHISPA DIVINA EN CADA SER HUMANO
En Jasidut se explica que la sefirá de hod, “esplendor” o “reconocimiento”, ese poder del alma de reconocer aquello que está por encima de mi inteligencia, es en esencia la máxima expresión de la fe simple, emuná pshutá. La fe es algo que está por encima de toda lógica y entendimiento.
La fe simple es en Dios, bendito sea, en Su Esencia bendita sea. Tengo cierta captación de la luz de Dios que llena mi existencia, el mundo entero (memale col almin). Pero en cuanto a la Esencia de Dios, que en términos de Cabalá y Jasidut se denomina “HaSovev Col Almin”, “que rodea todos los mundos” y lo que está por encima de esto no tengo ninguna idea, no puedo captarlo. Por eso sólo puedo creer en él, reconocer que existe.
El Baal Shem Tov agrega, además, así como está el precepto de creer con fe simple en Dios, reconocer que existe, así hay que tener fe en el poder, en la chispa Divina, en esa parte de Dios en lo Alto tal cual que se encuentra dentro de todo judío.
Esto es hod shebehod, “el esplendor en el esplendor”, la esencia de hod es creer en la Esencia de Dios, y en esa parte de la Esencia, por así decirlo, que se encuentra dentro de cada uno de nosotros.
Hod shebeHod es el meollo del sefirá de hod, esplendor y reconocimiento, que se manifiesta como la fe simple e inocente. Si algo se puede entender y captar perfectamente con nuestro intelecto no hace falta creer en ello, simplemente “lo vemos” con nuestra mente. Pero hay algo que está por encima de la mente, un nivel supremo que nuestra mente no puede captar en absoluto, y en eso tenemos fe. Así en cuanto a nuestra relación con el Creador: Se nos ordena en efecto conocer a Hashem, entender más y más con nuestro intelecto, pero hay un nivel que está “por encima de la razón y la comprensión”. No tenemos ningún noción de lo que significa el concepto Dios en nuestra mente (El ideó esta mente nuestra…) y por eso simplemente creemos en Él. Esta creencia proviene del poder de la sefirá de Hod.
El Baal Shem Tov enseñó que, así como creemos simple e inocentemente en Hashem, tenemos que creer en todo judío. Es decir, todo judío es como un hijo único del Todopoderoso, como está dicho “ustedes son hijos de Havaiá vuestro Dios”. [Deuteronomio 14:1] Y tal como en el hombre el hijo tiene parte de su padre, así en el alma de todo judío hay una parte del Creador, “una parte de Dios en lo Alto tal cual”, como una chispa de fuego dentro de la gran hoguera de Lag Baomer. Por eso el esplendor en el esplendor abarca tanto la fe en Dios como en sus hijos amados, todo judío tal como es.
Hoy es Lag Baomer, ל”ג בעומר, el 33 de la cuenta del omer, y nos alegramos con Rabi Shimón Bar Iojai, porque es el día de su hilulá, cuando su alma pura se elevó a las alturas. Muchas veces la alegría de Lag Baomer aumenta más en los judíos simples, que se encienden como las hogueras de Lag Baomer. El motivo es simple, la sabiduría secreta de la Cabalá de Rabí Shimón revela el poder de la fe simple, por encima y más allá de toda sabiduría de la mente.
¿Difícil levantar las piernas y bailar alrededor de la fogata y cantar “Dichoso, Hijo de Iojai, ¿has sido ungido”? ¿No es algo agradable para sabios como nosotros? Entonces necesitamos urgente la transfusión de la fe simple en el Todopoderoso, por encima de toda erudición. ¡¡¡Levántate a bailar!!!
“Hoy es treinta y cuatro días, que son cuatro semanas y seis días del Omer”
Fundamento en el Esplendor – Iesod ShebeHod
La sefirá de Hod, en general, esplendor o reconocimiento, es el poder en el alma de reconocer aquello que está por encima de mi entendimiento. Pero en especial iesod shebehod, el fundamento en el reconocimiento, es el poder del alma de decir gracias. Pero diciendo gracias desde lo profundo del corazón.
Las cosas que salen del corazón y entran al corazón producen su efecto. Y justamente decir gracias es lo que conecta mi corazón con tu corazón, mi corazón con el corazón de Dios. ¿Cuál es el efecto que producen al salir del corazón y entrar al corazón? El efecto es que dan fruto, porque la procreación es el poder de la sefirá de fundamento, el fundamento en el esplendor. Es el poder de generar las relaciones más rectificadas, como en el matrimonio, a través de decir gracias, ese agradecimiento que produce frutos sin fin.
Uno de los principios básicos y más importantes en la rectificación de los atributos de la psiquis es el reconocimiento del bien que nos hacen, no seas ingrato,דע לומר תודה, da lomar todá, “sabe decir gracias”. Cuando abrimos los ojos a la mañana decimos “Reconozco yo ante Ti”, y también luego durante todo el día tenemos que saber agradecer, decir gracias a Hashem y a todos los que nos hacen el bien. Nunca nada es obvio y no es verdad que “nos corresponde” algo.
Este atributo de agradecimiento es también la base de todas relaciones humanas correctas, la clave para crear un nexo auténtico con el prójimo. Quien no sabe agradecer se queda agazapado dentro de sí mismo, como si no necesitara a nadie más. Pero quien sabe reconocer y dice gracias, está abriendo su alma al otro, y puede llegar a una conexión íntima al celebrar un pacto (como el pacto del matrimonio). Esta es la combinación de iesod shebehod, “fundamento en el esplendor”, ya que el poder de conexión y celebrar un pacto está relacionado con la sefirá de fundamento.
La conexión mutua y celebrar un pacto da frutos (como la concepción surge del matrimonio). Respecto al agradecimiento, cuando decimos gracias a nuestro prójimo, de lo profundo del corazón y no de la boca para afuera, se cumple el adagio “las cosas que salen del corazón llegan al corazón y producen su efecto”. Decir gracias produce encuentra un eco de fidelidad en el otro y una comunicación que produce frutos. Y así encontramos un significado extra del término hod, en el término eco [הד, had]. El agradecimiento mutuo retorna y su eco resuena una y otra vez.
¿Te acuerdas siempre de decir gracias? ¿Incluso por el favor más pequeño, y por aquello que se da por supuesto? Nunca te olvides de decir gracias. Es el primer consejo para una feliz relación de pareja.
“Hoy es treinta y cinco días, que son cinco semanas del omer”
Reinado en el Esplendor – Maljut ShebeHod
Imagínense a un rey sublime y excelso que de repente se presenta en público y reconoce y confiesa: “pequé”, cometí un error. Es la novedad más extraordinaria. Sobre eso está dicho: “asher nasí etjá, “cuyo líder pecó”. Y los sabios lo interpretan: dichosa la generación cuyo líder, el rey, peca, lo admite y se arrepiente volviendo a Dios. La expresión vidui, “confesión”, palabra también derivada de hod, la confesión del rey y justamente en público, una confesión general frente al pueblo, le agrega esplendor y gloria hasta el infinito.
¿En qué se diferenciaban Shaul y David? Cuando el profeta reprochó al rey Shaul por su pecado, éste trató de justificarse, pero cuando el profeta le mostró su pecado a David, David enseguida lo admitió, se confesó y dijo “Pequé a Dios”. Por eso el reinado de Shaul se cortó y David en cambio ameritó el reinado por siempre.
El rey no es alguien que no se equivoca, no existe nadie así, sino alguien que sabe reconocer, lehodot, su error y su pecado. Esta cualidad comenzó con Iehudá que reconoció su accionar con Tamar, y se transmitió por herencia a su descendiente David. Admisión y confesión, hodaá-vidui, es una manifestación de la sefirá de hod, y el reconocimiento del rey es el reinado en el reconocimiento, maljut shebehod.
Vimos que hod también significa luz y esplendor, un aura que rodea. Este hod es merecido por el rey o líder digno, como está dicho sobre el rey Shlomó que Hashem le dio el “Esplendor del Reinado”, hod maljut, que recuerda nuestra pareja de sefirot de este día. Esta luz es un resultado directo de admitir y confesarse: un rey que sabe someterse a Dios, un rey que sabe reconocer, confesar y hacer teshuvá, arrepentirse y retornar a la senda de la verdad, despierta gracia, esplendor y gloria a los ojos de todos. Como está dicho: asher nasi iajté, “que su líder peque”, y los sabios explicaron: ashrei hador shehanasi shelo noten lev lehabí capará al shgagató, “dichosos la generación cuyo líder se interesa en traer expiación por sus errores”.
Recordemos que cada uno de nosotros somos un “rey” en su área de influencia. En ese lugar tendemos a no exponer nuestras debilidades, errores y pecados. Pero ahora aprendimos que es todo lo contrario, el verdadero reinado es aquel que sabe admitir, hacer teshuvá y corregir, y justamente esa cualidad lo transforma en bello y luminoso.
¿Sabes reconocer tus errores, fallas y pecados, o por temor prefieres vivir en la contradicción, la negación (incluso ante ti mismo) para no reconocer tus defectos? Piensa bien en esto: reconocer los defectos es la clave para la gloria del reinado verdadero.
“Hoy es treinta y seis días, que son cinco semanas y un día del Omer”
Bondad en el Fundamento – Jesed shebeIesod
El matrimonio es la perfección del amor y la materialización del atributo del amor en el alma. Nos casamos por amor, traemos hijos al mundo por amor. Como dice la Torá al principio de la creación de Adam y Javá, la primera pareja: “Y por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se apegará a su mujer”.
Apegarse es la consumación y la perfección del amor, “y se apegará a su mujer y serán una sola carne”. Rashi explica que “una sola carne” es el hijo que nace por amor.
“Nuevamente se alegrará en los montes de Iehudá y en las afueras de Ierushalaim…” [Irmiahu 33:13] Esta semana nos vamos a ocupar mucho acerca de los casamientos, porque la sefirá de iesod, fundamento es la que crea una comunicación y una unión interior, verdadera y estable, como el pacto del matrimonio entre un hombre y una mujer.
En nuestro primer paso en la sefirá de iesod descubrimos el jesed shebeiesod, el amor en el fundamento. La característica interior de la bondad es el amor, y ahora, en una atmósfera adecuada creada por la cualidad del fundamento, se transforma en un amor verdadero y perfecto, tal que lleva a formar un nexo de compromiso, a establecer un pacto.
En la Torá está dicho: “y por eso abandonará el hombre a su padre y su madre y se apegará a su mujer, y serán una sola carne”. No dice “y amará a su mujer”, sino justamente “y se apegará”. Apegarse es la cima el amor. Quien ama y no quiere afianzar, fundamentar ese nexo, llegar a la sefirá de iesod, fundamento, deja ese amor “en el aire”, estéril, y no se “apega” de verdad a su compañero sino se queda dentro de sí mismo.
El amor y el apego se materializan y completan, “y serán una sola carne”, con la creación en pareja del hijo. ¿Por qué cuando vemos a un hijo pequeño se nos surge de manera natural un sentimiento de amor hacia él? El bebé es amado porque es el fruto del amor completo entre el padre y la madre, y despierta amor al observarlo.
¿Hasta qué punto relacionas el amor con el compromiso? El compromiso es la prueba del amor verdadero, cuando te apegas por amor eres capaz de pasar de las palabras a la acción. Impregna tu mente con la idea de que el amor se expresa con un pacto, y entonces recibirás la fuerza para encontrar a la persona a quien amar y aferrarte a ella.
“Hoy es treinta y siete días, que son cinco semanas y dos días del Omer”
Poder en el Fundamento – Guevurá shebeIesod
El matrimonio no siempre es un proceso fácil, sin problemas ni dificultades. Quien se va a casar, y decidió formar un hogar fiel casándose, contrayendo un pacto, tiene que estar preparado a que haya dificultades. No es tan simple, puede haber malos entendidos, discusiones e incluso peleas. Pero si decido desde antes que tengo fuerza en el alma y una voluntad sumamente firme para sobreponernos, con el buen deseo de superar todas las dificultades, así lograremos ver nuestro hogar firme por siempre.
El lazo que nos une se prueba en los momentos duros. Al principio, cuando la pareja está parada junta bajo el palio nupcial, la jupá, todo es amor y bondad. En ese momento podemos afirmar que siempre habrá entre nosotros el mismo amor como en la primera hora. ¿Pero seguro será así? Ahora todo parece rosa y seguro, y es bueno que así sea, pero probablemente más adelante habrá dificultades. No hay nada perfecto y no hay un camino sin curvas, sin altibajos.
Si nos quedamos sólo en el ámbito del amor y la bondad, podemos sospechar que cuando nos enfrentemos a una situación difícil se llegue a romper el vínculo. Pero si queremos que el lazo sea verdadero y estable, tenemos que asegurarnos a nosotros mismos: “pase lo que pase seguiremos juntos. Con la ayuda de Dios, juntos superaremos todas las dificultades”. Esa es la revelación de la guevurá shebeiesod, un esfuerzo de superación necesario para la persistencia del pacto del enlace.
¿Cómo se compatibiliza esto con el esfuerzo de la cualidad de rigor que también se identifica con la acción de separar y dividir? La realización de los pactos en el Tana”j, la Biblia, fue a través de separar y cortar de algo en dos partes (como el Pacto de las Partes, brit ben habetarim, que realizó Abraham con Abimelej). Un pacto se establece para dejar una señal de que, así como las dos partes pertenecen a una misma cosa, de la misma manera las dos partes que realizan un pacto se transforman en una sola cosa. Y gracia a esa raíz en común, es posible sobreponerse a las dificultades y cumplir el pacto también en los momentos duros.
¿Qué haces cuando hay una pelea entre tú y las personas que te rodean? Para un momento y piensa: tu afinidad con ellos es más fuerte que los momentos difíciles. Tienes la fuerza para superarlos, con la ayuda de Dios.
“Hoy es treinta y ocho días, que son cinco semanas y tres días del omer”
Belleza en el Fundamento – Tiferet shebeIesod
En el momento del casamiento, cuando el novio y la novia se presentan y establecen el pacto debajo de la jupá, el palio nupcial, el novio toma un anillo de oro y lo coloca en el dedo de la novia y le dice: “he aquí tú te consagras a mí con este anillo, de acuerdo con la ley de Moshé e Israel”.
Este anillo es en esencia la belleza perfecta para que toda la vida conyugal sea para establecer hogar fiel el Pueblo de Israel, en la generación de los rectos será bendecido. Esto simboliza el anillo, así siempre hay que meditar y que el anillo esté siempre en el dedo de la novia, porque así se revela la belleza del matrimonio.
De acuerdo a la ley judía neta, el hombre puede consagrar a la mujer [kidushín] con cualquier cosa que tenga valor, no necesariamente con un anillo. Pero no existe ninguna posibilidad que se escuche a un novio decir debajo del palio nupcial: “tú te consagras a mí con este kilo de tomates…”. La tradición de Israel es consagrar específicamente con un anillo, y es aceptado que sea con un anillo de oro. Hay muchos secretos y alusiones en el anillo de casamiento, también llamada alianza, pero todo comienza con el hecho de que el anillo es algo bello. No es un objeto de valor práctico (como un kilo de tomates), sino una joya que representa la belleza pura y simple.
El anillo de bodas representa la belleza que hay en el pacto del matrimonio, cuando el hombre y la mujer, el novio y la novia se transforman en un ser. La belleza del casamiento es la belleza en el fundamento, tiferet shebeiesod. Es muy aconsejable que la mujer siempre lleve puesto el anillo de casamiento, un recuerdo permanente de qué hermoso es nuestro lazo, la belleza que se conserva por muchos buenos años, tal como ese metal noble que es el oro.
En el fundamento en la belleza vimos que el pacto del matrimonio revela la belleza de novio y la novia. Ahora, en la belleza en el fundamento, hablamos de la belleza de la unión en sí misma entre los dos, ese que se expresa en la alianza de oro. El final de la frase de consagración anterior: “de acuerdo con la ley de Moshé e Israel”, también es parte de la belleza de este pacto: la existencia del matrimonio de acuerdo a la Torá y la tradición de Israel, le agrega a la pareja una belleza especial.
Quizás sientes que a tu vida matrimonial se le ha acumulado un poco de polvo… No hace falta esperar al aniversario de matrimonio, una miradita al anillo de matrimonio nos recordará cuánta belleza hay en el matrimonio.
“Hoy es treinta y nueve días, que son cinco semanas y cuatro días del omer”
Victoria en el Fundamento – Netzaj shebeIesod
Cuando nos casamos tenemos la intención de que el nexo, ese pacto que estamos celebrando perdure por siempre jamás, eternamente. Eso es la eternidad del fundamento, netzaj shebeiesod. ¿Qué intención tenemos que tener, qué tenemos que recibir sobre nosotros, el novio y la novia, para que en efecto el matrimonio perdure por toda la eternidad? Hay que casarse con la sensación de la promesa mutua de una fidelidad absoluta. Yo soy sólo para ti, y tú eres sólo para mí, y así el juramento de la fidelidad, será lo que construirá el fundamento sano y fuerte que permanecerá erguido por siempre.
¿Cuál es el secreto de la estabilidad y perpetuidad del pacto del matrimonio, netzaj shebeiesod, la eternidad en el fundamento? La clave es la fidelidad. En el matrimonio nos comprometemos a ser fieles uno al otro. Yo estoy entregado sólo a ti, yo estoy entregada sólo a ti. Cuanto más persistamos siendo fieles uno a la otra y una al otro, así persistirá el matrimonio siendo feliz. Netzaj y iesod, eternidad y fundamento son conceptos muy cercanos, porque los fundamentos del edificio le permiten permanecer firmes y estables, y sí la fidelidad asegura que los fundamentos sobre los que se basa el matrimonio también sean fuertes y estables.
La expresión más poderosa del compromiso mutuo es el juramento. Muchas veces, la celebración de un pacto incluye un juramento explícito, como el pacto que celebró Hashem con nuestros patriarcas, el pacto de los patriarcas permanece por siempre. Como dijo el profeta Shmuel al rey Shaul, נצח ישראל לא ישקר, netzaj Israel lo ishaker, “La Eternidad de Israel no mentirá”. [Shmuel I, 16:29]. Aunque en el pacto del matrimonio no es necesario que los cónyuges se presten juramento explícito, en verdad ese es el significado profundo de kidushín y nisuim, consagración y casamiento, las dos etapas de la celebración del pacto matrimonial, un juramento de confianza mutua.
Para convencernos de la importancia decisiva de la fidelidad, basta con dar una ojeada a la enfermedad más grave del mundo moderno, la disgregación de la institución del matrimonio y el gran porcentaje de divorcios. Si no hay una fidelidad que comprometa a las partes, no hay estabilidad y la conexión se torna vacía por dentro. Tomando esto en cuenta conviene profundizar la conciencia de la importancia del pacto y de la fidelidad: “Y me pertenecerás por siempre”.
Debajo de la jupá-palio nupcial, nos prometimos ser compañeros fieles por siempre. Conviene recordar esa sensación, y renovarla en este momento.
“Hoy es cuarenta días, que son cinco semanas y cinco días del omer”
Esplendor en el Fundamento – Hod shebeIesod
Respecto a la sefirá de hod, esplendor o reconocimiento, a veces su significado tiene que ver con los hábitos. En hod shebeiesod, esplendor en el fundamento, uno se puede habituar a que hemos hecho un contrato de matrimonio, donde hay obligaciones del novio con la novia y la novia con el novio, y todo se conduce en forma automática por sí mismo.
Se puede uno olvidar, sin embargo, que en realidad no me corresponde nada. A pesar de que está todo escrito en la ketuvá, el contrato de matrimonio, todo lo que pueda recibir, al final de cuentas es un obsequio del otro, y tengo que reconocer, agradecer porque así es el esplendor del fundamento, durante todo el matrimonio para que el matrimonio irradie luz, que haya felicidad dentro de la casa. Tenemos que saber todo el tiempo que ese agradecimiento no es algo que se da por sentado, nada, incluso esa cosa más ínfima que uno recibe hay que agradecer.
Esto se debe expresar tanto en forma verbal, con palabras de agradecimiento, y también con acciones, porque la esencia de hod es realizar actos de reconocimiento por el bien que nos ha prodigado nuestra pareja.
En la vida matrimonial, como en la vida en general, estamos habituados a realizar una sucesión de actos sin que les prestemos atención de forma especial. Esa habilidad de actuar por hábito, como el acto de caminar que se hace de forma “habitual” y automática, se relaciona con la sefirá de hod. Encontrar la bendición en la rutina del matrimonio es una revelación del hod shebeiesod, el esplendor en el fundamento.
Los hábitos pueden ser muy buenos, como pedimos todos los días a Dios que “y nos habitúes a tu Torá, pero hay un peligro asociado a su acostumbramiento: todo parece evidente, como una máquina bien aceitada, y nos olvidamos totalmente que hay alguien detrás que nos brinda la bendición de ese hábito bendita. Ella lava los platos y él limpia el piso, o al revés, porque están “obligados” a cuidar la rutina. ¿Y qué hay de especial en eso? Eso se llama mancillar la sefirá de hod. La rectificación es a través de la hodaiá, el “reconocimiento” constante, sabiendo que nada se da por sobreentendido.
Lavar los platos no parece ser tan importante como el anillo de oro, pero es un pequeño regalo que alguien nos hace ahora por propia voluntad, entonces le debemos decir: ¡Muchas gracias!
La sensación de agradecimiento, de palabra o a través de una acción que exprese agradecimiento, refresca esa rutina, y la transforma en una sucesión de pequeños obsequios. Sólo que prestando atención que decir gracias no se transforme a su vez en algo rutinario carente de intención…) así en lugar de hábitos polvorientos y agobiantes, se transforman en multitud de chispas de luz, y el agradecimiento se transforma en rayos de luz. ¡Qué bueno es vivir en un hogar donde resuena siempre la palabra gracias, como una frecuencia afinada! El dulce cantor de Israel, el Rey David nos ayuda con su Mizmor letodá, “La Oda [hodaiá] de Agradecimiento”.
Durante veinte años que tu esposa o tu marido te preparan una taza de café todas las mañanas (o alguna otra pequeña bondad), ¿Te acuerdas de decirle gracias? Sí, cada día nuevamente dile “muchas gracias” como la primera vez.
“Hoy es cuarenta y un días, que son cinco semanas y seis días del omer”
Fundamento en el Fundamento – Iesod ShebeIesod
VEN, TOMEMOS UN CAFÉ Y CHARLEMOS
Iesod shebeiesod, el fundamento en el fundamento es la esencia del iesod. Está escrito que la esencia del fundamento es el poder de comunicación en el alma. Lo que la persona dice desde su esencia, como está escrito “y será el hombre un alma viva y de espíritu parlante”.
El habla y la comunicación es realmente la expresión de la unión y la conexión entre el novio y la novia. La conexión que procrea, “y fueron una sola carne”, el niño que proviene de sus entrañas. Esto así cuando hay una comunicación correcta que es la esencia de la sefirá de iesod, el fundamento en el fundamento.
Desde el comienzo de la semana nos estamos ocupando del matrimonio y las relaciones de pareja, porque efectivamente la sefirá de iesod se identifica con el órgano del pacto y con el pacto del matrimonio en general. Ahora llegamos al meollo, el punto de la esencia cuando el fundamento se revela a sí mismo, iesod shebeiesod, el fundamento del fundamento.
¿Cuál es la esencia del fundamento, la médula de la conexión entre el hombre y la mujer (o dos personas en general)? Se Puede decir que eso se llama simplemente comunicación. Todo vínculo entre dos personas es un tipo de conversación y comunicación. Este es el motivo por el cual los sabios denominan a la unión del hombre y la mujer (en lenguaje puro) “conversación”.
Casi todos los problemas en las relaciones de pareja provienen de la falta de comunicación. Así está explicado que el primer pecado del mundo, haber comido del árbol del conocimiento, surgió en la práctica por falta de comunicación: Adam no le explicó exactamente a la mujer qué estaba prohibido y que permitido, por eso la mujer agregó su toque personal, y la continuación es conocida… En cambio, una comunicación correcta es un remedio milagroso para toda dificultad, simplemente hay que hablar de eso.
El hombre es llamado medaber, “parlante”, esa es su virtud especial. Cuando hablamos con nuestro prójimo, el marido con su mujer, estamos utilizando ese poder maravilloso que nos dio Hashem, el poder de la palabra.
La comunicación correcta es tanto con palabras como con hechos, de tal manera que la comunicación (tikshoret) se transforma en conexión (hitkashrut) interior profunda entre las personas.
Ayer dijimos gracias por la taza de café que nos prepararon. Hoy, sentémonos con un café (o té) y dediquemos cinco minutos a charlar. También podemos estudiar algo juntos. ¿Qué dicen?
“Hoy es cuarenta y dos días, que son seis semanas del omer”
Reinado en el Fundamento – Maljut shebeIesod
No hay rey sin reina. La reina es la que hace, que equilibra la personalidad rectificada del rey. Está escrito “Cuál es la mujer adecuada, la que hace la voluntad de su esposo”. Los sabios interpretan esto “ella hace, da forma y corrige la voluntad de su marido. Ella conduce la voluntad del rey hacia la dirección correcta, en el sendero correcto.
La mujer, esa reina del rey que es la reina del hogar, la novia que sigue siendo novia toda la vida, porque la novia es una reina, también es la madre del rey que vendrá, el príncipe heredero del rey. Todo esto es el reinado del fundamento, saber que, como dicen los sabios “todo viene de la mujer”.
MEDITACIÓN
En el sistema de símbolos de la Cabalá, la sefirá de iesod corresponde a hombre-masculino y la sefirá de reinado es mujer-femenino. Maljut shebeiesod, el reinado en el fundamento, de acuerdo con esto es el reconocimiento del hombre de la virtud de la mujer.
Los hombres y las mujeres son diferentes y complementarios, gracias a Dios. En general, cada género tiene sus características y mentalidades particulares, y esto es lo que hace que la vida sea más interesante y variada. Pero definir las características de cada género no siempre es tan simple. Viéndolo a primera vista está generalmente aceptado identificar al hombre como influyente, activo, extrovertido, toma decisiones y define los objetivos y cabalga brioso hacia su conquista. En cambio se ve a la mujer como más introvertida y hogareña, alguien que sabe arreglarse con la realidad tal como es, poner luz en los recipientes, y así generar un estándar de vida estable.
Pero los sabios de bendita memoria nos sorprenden y dicen: “Todo viene de la mujer”. El hombre quizás quiere pensar que es dominante y que es quien decide. Pero al final de cuentas la mujer, a su manera, es la que influencia al marido, lo conduce y lo estabiliza. Incluso si le parece que él decide, ella ya decidió antes lo que él va a decidir… esa es la interpretación jasídica del dicho: “una mujer correcta hace la voluntad de su marido”: una mujer correcta hace, es decir, forma la voluntad de su marido.
El novio y la novia se parecen a un rey y una reina (en particular, la palabra malcá, מלכה, contiene las letras de כלה, calá, novia). Pero como el novio y la novia siguen casados también después de la boda, también la corona del reinado, keter maljut, permanece estando en sus cabezas. El hombre es el rey, y esto está bien y es correcto, pero como explica el Zohar “un rey sin reina no es un rey”. Sobre el rey hay una reina, la mujer, la reina de la casa.
Esta vez el ejercicio está reservado a los hombres: trata de imaginar una corona de reina sobre la cabeza de la mujer (los solteros pueden pensar en su madre). Con todo respeto de ustedes los hombres, están en presencia de una reina (un secreto: ella ya lo sabe).
“Hoy es cuarenta y tres días, que son seis semanas y un día del omer”
Bondad en el Reinado – Jesed shebeMaljut
Hay algo en la naturaleza del hombre que lo impulsa a ser rey, a liderar. El hombre es político en esencia y también aspira ser rey. En Cabalá hay un dicho “ana emloj”, “yo reinaré. Esta declaración, este deseo o ansia puede ser sumamente negativa o también puede ser algo por demás bueno. ¿Cuándo se negativo y cuándo es bueno? Si “yo reinaré” es querer apoderarse, con agresividad, es algo muy malo. Así dijeron los reyes del mundo del Caos que reinaron y murieron inmediatamente por su deseo desenfrenado de controlar la realidad.
Pero también hay un “yo reinaré” que proviene de lo sagrado. Es el deseo de hacer el bien, el deseo simple del rey hacia el pueblo que necesita y le corresponde al pueblo tener todo lo mejor siempre y hay que beneficiarlo. Y yo tengo el poder de beneficiar que Dios me da. Cuanto más la persona quiere de verdad hacer el bien, desde lo profundo del corazón, quiere beneficiar al pueblo entonces sí merece de verdad ser rey.
La última semana de la cuenta del omer, la semana del reinado, maljut, es una “semana de liderazgo “. La primera pregunta es ¿quién quiere ser un líder? La respuesta es que todos y cada uno de nosotros, en algún lugar quiere ser un líder, dominar, decidir. Este carácter está fijado en los genes del hombre que fue creado erguido y a imagen de Elokim, y bendecido con el dominio sobre todas las criaturas. Este instinto de conducir y dominar es el jesed shebemaljut, la bondad en el reinado, y nuestra misión es hacerlo de la manera correcta.
El móvil de dominar puede ser negativo, grosero y bajo, por el ego agresivo y desenfrenado que quiere tragarse todo, “no hay nadie más que yo“. Así describe la Cabalá a “los reyes del Mundo del Caos”, porque cada uno de ellos dijo en su momento de poder “yo reinare” (y ese poder destructivo rompió los recipientes, y por eso está escrito sobre cada uno de ellos en la Torá “y reinó…y murió”).
El impulso positivo de reinar no es para exteriorizar el ego, sino por un deseo verdadero de beneficiar a los demás, con la cualidad de la bondad y el amor. Así describe la Cabalá que la creación del mundo comenzó con una declaración interior, como si fuera, del Todopoderoso “Yo reinaré”, para hacer el bien a las criaturas. En la misma medida, el Creador nos otorga fuerzas para que podamos beneficiar y sigamos tras Sus huellas siendo “reyes de la bondad”, la bondad en el reinado, jesed shebemaljut.
Tienes fuerzas, ¿pero piensas que las aprovechas lo suficiente para beneficiar e influenciar a los demás?
“Hoy es cuarenta y cuatro días, que son seis semanas y dos días del omer”
Rigor en el Reinado – Guevurá shebeMaljut
Uno de los significados de guevurá, incluido dentro de la fuerza del poder o rigor, es el poder de concentración, o enfocarse en una tarea específica. La necesidad especial que hay que satisfacer.
Más que ningún otro, el rey tiene que tener la fuerza de concentración más elevada, para focalizarse en las necesidades individuales de su pueblo, cada necesidad particular dentro de su pueblo. Tanto las necesidades particulares inmediatas llamadas jaiei shaá, “la vida presente” del pueblo, de cada individuo del pueblo, y también las necesidades permanentes del pueblo, que en la palabra de los sabios son llamadas jaiei olam, “la vida eterna”.
Este es el rey justo que está totalmente concentrado, en virtud a su fuerza de rigor, en qué necesita satisfacer tanto ahora, como en aras del futuro y la eternidad.
Después de la bondad en el reinado de ayer, tenemos una enorme buena voluntad de gobernar para hacer el bien y beneficiar a todos. Pero la bondad sola no es suficiente. Si actuamos sólo con la energía del amor, con un lenguaje dadivoso y abrazos, se va a desperdigar y disgregar. Nosotros queremos que todo salga bien, lo mejor posible y para todos, pero no logramos llegar a los detalles. ¿Qué hace falta verdaderamente, qué hay que hacer en la práctica, y por dónde empezar?
Aquí es donde aparece la guevurá shebemaljut, el rigor en el reinado, para completar a la bondad en el reinado. Uno de los significados del rigor es la capacidad de concentrarse, de focalizar. La luz general el amor está de fondo, y el rigor viene y lo focaliza. El rey y líder, y cada uno de nosotros en su ámbito de influencia, tiene que tener la capacidad de la concentración y la focalización: evaluar cuáles son las necesidades exactas de las personas de las cuales nos estamos ocupando, qué necesitan ahora y qué necesitan bajo la perspectiva de una visión panorámica, jaiei shaá vejaiei olam, “la vida actual y la vida eterna”.
Dentro de una semana es la festividad de Shavuot, el Tiempo de la Entrega de nuestra Torá. También la Torá fue entregada “Por la Boca del Todopoderoso”, mipi haguevurá, “literalmente de la boca del poder”. Aunque la Torá está llena de bondad, su capacidad para focalizarse y decir qué hacer proviene del poder de guevurá, el rigor del reinado, guevurá shebemaljut.
Piensa si logras focalizar tus buenos deseos, o sólo se quedan como muy buenas intenciones que no llegan a concretarse. Focalizarte es la clave para tener éxito.
“Hoy es cuarenta y cinco días, que son seis semanas y tres días del omer”
Belleza en el Reinado – Tiferet shebeMaljut
Una de las bases principales del reinado es el orden jerárquico. En toda monarquía hay una especie de pirámide donde en el ápice se encuentra el “Número Uno del Pueblo” que es rey mismo, el segundo es el virrey, los ministros y consejeros, etc. etc.
La belleza del reinado es la buena conexión y el flujo correcto entre todos los niveles, los estratos, de cada peldaño de la escalera jerárquica del reinado. Cuando los superiores descienden hacia los inferiores y llevan su influencia correcta. Cuando los de abajo a su vez también suben e influencian desde su lugar a los niveles superiores. Cuando todo este sistema tan complicado funciona en armonía, esa es la belleza auténtica del reinado, tiferet shebemaljut.
¿Cuál es la belleza especial que hay en el reinado, tiferet shebemaljut? No sólo la bella imagen del rey mismo, “El Rey en su Belleza”, sino todo el sistema monárquico nos habla acerca de la belleza. El concepto de belleza está relacionado con la armonía y la coordinación, y cuando el reino funciona como corresponde entonces revela esta belleza. El Rey está a la cabeza, por debajo hay virreyes, ministros etc. Todo un sistema completo, organizado y fluido, como la descripción tan bella que hace la Torá del campamento del Pueblo de Israel en el desierto, “cada uno según su campamento y cada uno según su bandera”.
En el sistema monárquico hay un fluir no sólo de arriba hacia abajo, con órdenes e instrucciones, sino también de abajo hacia arriba, de tal manera que el último de los ciudadanos responde e influye sobre el rey mismo, como el concepto de Cabalá “luz que retorna”, or jozer. “En Melej velo am”, “no hay rey sin pueblo”, e incluso una persona simple de la calle le agrega su belleza particular al reinado.
Cada uno de nosotros también tiene que ser rey de sí mismo. En los libros de Cabalá está escrito que la palabra מלך, melej, “rey” es la sigla de las palabras מח-לב-כבד, moaj-lev-caved, “cerebro-corazón-hígado”. Ese es el reinado interior que tiene que prevalecer dentro del hombre: la mente en el cerebro está en la cabeza, debajo el corazón con su universo de emociones, y debajo el hígado que representa las necesidades naturales inferiores. El hombre “real” es aquel cuyo intelecto gobierna a sus sentimientos y sus sentimientos a sus necesidades básicas, y por otro lado que sabe estar atento al llamado de las necesidades y sentimientos que parten desde abajo. Una personalidad rectificada irradia una belleza especial, la belleza del reinado, tiferet shebemaljut.
Lee la descripción del campamento de Israel en la parashá de esta semana, Bamidbar, Números. Quizás te asombres de que sea un campamento tan ordenado, y piensa cómo esa belleza se atesora en cada uno de nosotros cuando su “reinado” personal está gobernado como corresponde.
“Hoy es día cuarenta y seis días, que son seis semanas y cuatro días del omer”
Victoria en el Reinado – Netzaj shebeMaljut
Una de las características más importantes del líder, del rey, es que siempre está bajo control. Porque en la realidad existe una cierta dimensión de caos, y no se puede saber qué va a suceder. Es posible que se llegue a una situación en que la persona pierda el control, y no sabe qué hacer. Esa es una señal de que no es apto para ser un líder.
El pueblo quiere que su conductor en toda situación esté “con la cabeza bien puesta”. Incluso respecto al cuerpo, el pueblo siempre quiere que su líder esté sano, que no esté enfermo. Eso también es control, un control interior también de la salud misma de su cuerpo.
Cuando el pueblo ve que ese líder posee el control, el pueblo lo sigue y quiere que ese “sea mi líder”.
El liderazgo se prueba en los momentos de crisis. Es relativamente fácil gobernar y dirigir en los momentos de paz, de tranquilidad, cuando todo transita por los carriles normales, conocidos y programados. Pero cuando hay conmoción, cuando el sistema se ve amenazado por el caos, entonces se suele “perder la cabeza”. ¿Qué hacer? Justamente en ese momento sale a la luz el líder verdadero en toda su grandeza, saca a relucir sus fuerzas ocultas con toda su contundencia, y transmite confianza de “todo está bajo control”. Eso es “victoria en el reinado”, netzaj shebemaljut, el poder del rey-conductor para triunfar y superar las dificultades.
Cuando el rey Shaul se encontró en un momento de peligro perdió el control, y por eso perdió el reinado (ver el libro de Shmuel I capítulo 13). En cambio, cuando el rey David se vio ante uno de los momentos más peligrosos que pueda haber, se dijo sobre él “y se fortaleció David en Hashem Elokeinu (Shmuel I cap.30). Esta fuerza, la victoria en el reinado, no proviene del orgullo y la arrogancia sino en la confianza, bitajón, en Hashem, la cualidad interior de la sefirá de netzaj, victoria. ¡Si Hashem me pone ante una prueba, significa que ya me dio la fuerza para tener éxito en ella! Así triunfamos “y no perdemos la cabeza”, y con la ayuda de Dios encontramos un consejo y una salvación para saber cómo actuar y triunfar.
Efectivamente el traspaso del reinado de Shaul al reinado de David está marcado con las palabras “Netzaj Israel lo ishaker”, “la victoria de Israel no mentirá”, Netzaj Israel es el Dios de Israel: el rey David sabe de dificultades y caídas, y a pesar de eso encuentra la salida y la salvación, porque confía en “la victoria de Israel”. Cuando el líder se muestra ante el pueblo con una imagen ganadora y confiada les inspira valor, y entonces todos se “apegan” a esa sensación de confianza que irradia.
¿Tiendes a perder el control en momentos de presión? Si es así, por favor, respira hondo. Es sólo una prueba y ya tienes dentro el poder para sobrepasarla. No pierdas el control, posees la fuerza dentro de ti y sólo tienes que irradiarla a tu entorno.
“Hoy es cuarenta y siete días, que son seis semanas y cinco días del omer”
Esplendor en el Reinado – Hod shebeMaljut
Dicen los sabios que a quien es digno del reinado, la corona le sienta. Y aquel que no es digno de ser rey, y así fue desde siempre, la corona no le sienta. Ahora, no es simplemente que se toma la corona y se la mide para ver si va de acuerdo a la cabeza del rey, sino que es un sentido muy interior que tiene que estar dentro del propio pueblo.
Efectivamente, cuando el pueblo observa al candidato al reinado, y el pueblo siente en lo profundo de su corazón si la corona, o sea la tarea de ser rey le sienta o no le sienta.
Esta característica de saber si le sienta, de reconocer y de señalarlo como alguien digno de ser rey, de votarlo incluso en las urnas, es anterior a que se revele ese gran carisma del candidato. Puede que sea modesto o vergonzoso como está escrito sobre el rey Shaul, justamente por eso la corona le corresponde.
Y así hay un sentido interior en el pueblo que le permite reconocer quién es digno de ser rey.
¿Quién es digno de ser un líder? Se pueden hacer cantidad de exámenes, pero después evaluar todos los datos, al final de cuentas hay algo que no se puede no mensurable en el momento de la elección. Hay un sentido interior que nos dice: ¡Este es el hombre! La corona del rey es apropiada para él, y es como si lo estuviera esperando. Eso es hod shebemaljut, “el resplandor en el reinado”, como un radiante aura real que todos reconocen, “Iehudá atá ioduja ajija”, “Iehudá, tú eres reconocido por tus hermanos”, lo bendijo su padre Iaacov. [Bereshit 49:8]
Los sabios dicen que los reyes de la casa de David tenían una corona especial, “a quien es digno del reinado le sienta [la corona], al que no es digno no le sienta”. Si profundizamos, esto no se refiere sólo a la corona física, sino que toda labor “le sienta” o no “le sienta” a la persona.
También hoy, cuando elegimos a nuestros gobernantes, nos inclinamos a elegir no sólo de acuerdo a sus capacidades y su plataforma, sino también (y quizás principalmente) de acuerdo a lo que nos dice nuestro corazón, que es atraído por aquel candidato que nos parece más adecuado para estar a la cabeza. Pero hay que cuidarse del populismo barato, esa aura que radiante de las celebridades, y buscar aquello que es verdadero. Así se describe la elección del rey Shaúl, que era un “apocado” y de repente vieron todos que era el más digno para reinar, “el más sobresaliente de todo el pueblo”.
¿Tienes ese sentido interior para identificar al líder verdadero?
“Hoy es cuarenta y ocho días, que son seis semanas y seis días del omer”
Fundamento en el Reinado – Iesod shebeMaljut
Se puede llegar a pensar erróneamente que el rey verdadero, ese que verdaderamente es digno de ser rey, a quien Dios designó ser el rey, es el tzadik o justo de la generación. Que es el Rebe, el sabio más grande de toda la generación, y no es así necesariamente.
La sefirá de iesod, fundamento, en Cabalá y Jasidut es el poder en el alma de conectarse con el tzadik, el justo fundamento del mundo. En el Zohar está escrito: “los justos por un lado y los reyes por otro lado”. ¿Qué es el fundamento del reinado? En el rey verdadero existe la voluntad y también la sumisión de conectarse con su maestro y guía espiritual. Todos tenemos que tener un maestro que nos guíe, un Rebe. También sobre el rey David está escrito que tenía un Rebe. Y así el rey tiene que conectarse con el Rebe y así se fortalece grandemente, y se asegura que su reinado perdure.
“Y el justo es el fundamento del mundo”: la sefirá de iesod, fundamento, se identifica en general con la imagen del tzadik, el justo, y en particular con la figura del tzadik especial que existe en cada generación. Así, iesod shebemaljut significa el justo que hay dentro del líder. ¿Podemos decir que la figura del rey es la del justo? No necesariamente. El justo y el rey pueden ser dos personas diferentes, pero el rey tiene que estar ligado al tzadik. Ese es el fundamento en el reinado, porque la cualidad del fundamento es justamente la capacidad de comunicación, y en especial la conexión con el tzadik.
Aunque el rey se encuentra en la cima de la pirámide gubernamental, reconoce que hay un liderazgo espiritual por encima, como la descripción de los sabios sobre el rey David, que se inclinaba frente a sus maestros. El rey digno se somete a las instrucciones del sanedrín, escucha las palabras del profeta, y respeta a los sabios, como escribe el Rambam: “se le ordena al rey es honrar a los estudiosos de la Torá”. Esta conexión depende, por supuesto, de la cualidad de modestia del rey, que no está en conflicto con su soberanía sobre frente al pueblo.
Los fundamentos aseguran la firmeza de la construcción, y así la conexión del líder con el justo le brinda estabilidad a su liderazgo, a ese liderazgo que se dirige hacia lo Alto, que se compromete con la justicia, el bien y la rectitud.
En ese lugar donde “reinas”, gobiernas, recuerda siempre que tu posición no te asegura que siempre actúes correctamente. Siempre es conveniente que estés en conexión con un justo, un “consejero espiritual” a quien pedir consejo.
“Hoy es cuarenta y nueve días, que son siete semanas del omer”
Reinado en el Reinado – Maljut shebeMaljut
EL REINO CELESTIAL Y EL REINO TERRENAL
En la Torá está el precepto de designar un rey. Está escrito “Poner pondrás sobre ti un rey”. ¿Por qué se repite en esta expresión “poner pondrás”? Dice el Zohar: “Poner de lo Alto, pondrás abajo.” Ante todo, hay que poner a Dios como nuestro Rey verdadero y absoluto, y sólo entonces designar un rey de carne y hueso.
¿Cuál es la explicación profunda? Que el Rey Supremo esté presente, penetre y llene toda la realidad del rey inferior. Para que el rey inferior se anule al Rey Supremo. Sólo entonces, cuando todo el ser del rey justo se colme con el Ser de Dios, “Y será Havaiá rey sobre toda la tierra, y ese día será Havaiá uno y Su Nombre uno”. Sólo entonces el rey de carne y hueso podrá y logrará traer la paz al reinado, y la gran abundancia sin fin, y sobre todo la luz, esa Luz Divina espiritual al mundo entero.
Ya llegamos a las vísperas de la fiesta de Shavuot, lista la torta de queso en la heladera, y nuestra travesía está por llegar a su final. En la semana del reinado aprendimos sobre la conducción correcta del reinado, y mira, llegamos al maljut en persona, maljut shebemaljut, el reinado en el reinado, como “David rey de Israel vivo y eterno” que nació y murió jag hashavuot, la fiesta de Shavuot.
Después de todo, ¿para qué llegamos a la coronación? ¿Qué nos proporciona el líder-rey, además de un orden social correcto, por más importante que sea? El secreto es el reinado en el reinado: dentro del rey terrenal, con el rey de carne y hueso a la cabeza, se encuentra el reinado Celestial. En la práctica, antes todavía de que designemos un conductor, tenemos que coronar sobre nosotros al Todopoderoso, como nos enseña la duplicación de palabras del verso “poner pondrás sobre ti un rey”. La característica psicológica interior de la sefirá de reinado es la cualidad de humildad, auto desinterés. El rey que rige a su reino está a su vez parado frente a Dios con espíritu humilde, sin ninguna soberbia ni “actuación” exterior, y así logra reflejar hacia nosotros el reinado de Dios.
¿Esto suena real? Qué enorme es la distancia entre la política de hoy en día y la conducción que representa de verdad a Dios. Con todo, si el pueblo de Israel se empeña en cuidar la fe en la llegada del Mashíaj, que es a la vez rey y tzadik, y su reinado irradia paz y verdad, justicia y sabiduría, abundancia, bendición y luz sagrada a toda la humanidad. El reinado del Mashíaj es el reinado de Hashem, y esta unión entre el reinado de la tierra y el reinado del Cielo es la que asegura el shalom tan esperado.
También el shalom del reinado micro cósmico del hombre, la paz en el hogar y la familia, todo proviene de la presencia del reinado de Hashem dentro de nosotros, como sella la bendición sacerdotal: “y te hará la paz”.
¿Qué haces para que tu pequeño reino sea apto para ser llamado reino de Dios? En la víspera de la festividad de Shavuot prométete que vas a hacer más para que tu hogar sea una cada sagrada, un lugar apto para el reinado de Hashem, y entonces podremos también tener paz.
HASHEM LO CUENTA POR NOSOTROS
LA GRAN ALEGRÍA EN LA TORÁ
Gracias a Dios logramos contar 49 días de la cuenta del omer. Pero el verso dice “contarán 50 días”, entonces hay que contar también el día cincuenta. Pero nosotros no lo contamos, sino Hashem lo cuenta este día por nosotros. Hashem nos eleva a un lugar más elevado que la rectificación de las emociones que hicimos durante la cuenta del omer. La rectificación de las cualidades del corazón son las siete sefirot inferiores desde jesed hasta maljut, bondad hasta reinado como ya explicamos extensamente en detalle.
Pero ahora nos elevamos a la sefirá de Biná, donde están los 50 portales, pero llegamos en especial al superior, el portal nun, 50, que es el conocimiento de la Divinidad misma. Así, estamos frente a Dios en el Monte Sinaí y Él nos da la Torá diciendo “Yo soy Havaiá tu Dios”, Anoji Havaiá Elokeja.
Después que una persona hace una mitzvá, cumple un precepto, puede sentirse satisfecho de sí mismo por ese cumplimiento, que en realidad es un descenso. O puede elevarse y recibir una alegría excelsa, como está dicho: “alégrense justos en Havaiá”, que es la finalidad del precepto, es más elevado. Este es el secreto del tema de la Festividad de Shavuot, la fiesta de La Entrega de Nuestra Torá, donde nos elevamos al portal 50 del entendimiento. Allí todos estamos alegres, como está aludido en la palabra jamishim, חמשים, “cincuenta”, que al cambiar el orden de las letras se forma la palabra שמחים, semejim, “alegres”.
“Contarán cincuenta días”, y ese cincuenta es nuestra alegría porque Dios nos ha dado el mérito de rectificar el corazón como preparación, y ahora nos paramos frente a Él y recibimos la Torá.
MEDITACIÓN
Terminamos la cuenta del omer, cuarenta y nueve días en los cuales nos ocupamos de la rectificación de las cualidades del corazón. Siete sefirot desde jesed hasta maljut, que también representan esas cualidades de la psiquis relacionadas principalmente con el mundo de nuestras emociones. En la noche de Shavuot ya no contamos en la práctica, y sin embargo está dicho en la Torá: “Y contarán para ustedes cincuenta días”, y de aquí que también en Shavuot hay una cuenta.
¿Cuál es?
Por encima de las siete sefirot con las que trabajamos, se encuentra la sefirá de biná, בינה, “entendimiento”, en la cual hay “cincuenta portales de entendimiento”, jamishím shaarei biná”. Tal cual como el día cincuenta de la festividad de Shavuot. Es decir que después de haber trabajado en el mundo de los sentimientos, relativamente externos, subimos a una dimensión más elevada, el estrato de la mente representada por la sefirá de biná. Aquí la sefirá como que se rectifica a sí misma, un día que “se cuenta” por sí mismo, y así ameritamos recibir la Torá (que habla en el idioma del intelecto, biná). Dentro de los “portales de entendimiento”, el portal cincuenta llamado “shaar hanun”, el portal nun (50), es conocer a Hashem, como la vivencia que se experimentó en el monte Sinaí, donde Hashem se revela y dice “aquí estoy”, Anoji Havaiá Elokeja”, “Yo soy Havaia tu Dios”.
La experiencia interior de la sefirá de biná es la simjá, alegría. Así después de que culminamos la rectificación del corazón con la cuenta del omer, no caemos en esa baja auto satisfacción (que puede estropear todo lo que hicimos), sino que simplemente nos alegramos. Nos alegramos en la festividad, en este Iom Tov, y nos alegramos por recibir la Torá. La palabra חמשים, jamishím, “cincuenta” misma cambia el orden de sus letras y se transforma en שמחים, semejim, “alegres”.
Jag Sameaj.