Rabi Mordejai Eliahu: UN DESTELLO DE SABIDURÍA QUE EVITÓ EL MATRIMONIO MIXTO

Rabi Mordejai Tzemaj Eliahu nació el 21 Adar alef 5689 (1929) siendo hijo de Rabi Salman Eliahu, cabalista y discípulo del gran Ben Ish Jai, y de su madre Mazal Tzadka, la hermana de Rabi Iehuda Tzadka y nieta de la hermana del Ben Ish Jai. Desde la infancia Rabi Eliahu fue excepcionalmente talentoso. La familia, sin embargo, vivía en la pobreza extrema. Cuando Rabi Eliahu tenía solo once años su padre falleció y tuvo que trabajar para ayudar a mantener a su familia. Se puso a trabajar vendiendo garbanzos cocidos y luego se convirtió en verificador de mezuzá para las mezuzot que había escrito su hermano Rabi Naim Eliahu. A pesar del arduo trabajo Rabi Eliahu continuó estudiando cuando y donde pudo. En su juventud aprendió bajo la tutela de Rabi Ezra Atia en la Ieshivá Porat Iosef y bajo la tutela de Rabi Tzedaka Jutzin. Cuando tenía 20 años, era miembro de Brit HaKanaim, un movimiento clandestino que tenía como objetivo hacer de Israel un estado que se gobernara por la ley judía y obligara al público a cumplir las mitzvot de la Torá. Años después dijo que “el camino que yo había elegido en el pasado no es el apropiado para nuestra generación”.

A principios de 5720 (1960) Rabi Eliahu fue designado como el daian (juez) más joven de la corte rabínica en Beer Sheva. Ese año los huesos de la famosa figura rabínica Jaim Iosef David Azulai, el Jida, fueron llevados desde Italia a Israel para ser enterrados nuevamente y Rabi Eliahu asistió a su entierro en Jerusalén. Después de cuatro años en Beer Sheva, se convirtió en miembro de la corte rabínica regional en Jerusalén. En 5730 (1970) fue nombrado miembro de la Gran Corte Rabínica. El 4 de Nisán de 5743 (1983) Rabi Eliahu fue elegido Gran Rabino Sefardí de Israel, junto con el Gran Rabino Ashkenazi Avraham Elkaná Kahana Shapira. Incluso después de que terminó su mandato como Gran Rabino Rabi Eliahu siguió siendo el líder espiritual de multitudes. Era conocido como cabalista y hacedor de milagros.

Rabi Eliahu fue presidente de Kolel Darjei Horaá en Jerusalén, que capacita a jóvenes estudiosos de la Torá para que se conviertan en rabinos y líderes comunitarios en Israel y en el extranjero. Hoy en día hay más de 60 shlujim (emisarios) de los discípulos de Rabí Eliahu en todo el mundo y en Israel.

Después de un período de dos años en los que la salud de Rabí Eliahu se deterioró constantemente, el tzadik falleció el 25 de Siván de 5770 (2010). Fue enterrado junto con el Jidá cuyos huesos había enterrado allí cincuenta años antes.

Una vez, cuando Rabi Mordejai Eliahu era Gran Rabino de Israel realizó una visita oficial a Francia, donde lo esperaba la delegación oficial de la comunidad judía de Francia. Allí estaba una mujer, uno de los miembros importantes del CRIF (Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia) responsable de la recepción. Durante el evento esta mujer se acercó a Rabi Eliahu y le pidió hablar a solas con él.

El rabino encontró un rincón tranquilo y la mujer le abrió su corazón: “Mi hija conoció a un joven musulmán, ella se enamoró de él y me ha informado que se van a casar”. Rabi Eliahu hizo una serie de preguntas y la mujer relató que el joven era miembro de una familia importante y que ya habían fijado una fecha de boda para un futuro próximo. De acuerdo con la shaaria musulmana el jefe muftí de París sería el encargado de celebrar la boda. La mujer le dijo a Rabí Eliahu que ya no deseaba vivir porque su hija había endurecido su corazón y no escuchaba ninguna de sus súplicas.

“Cuando vayas a casa hoy” respondió Rabi Eliahu, “te pido que le digas a tu hija que al menos debe encargarse de cumplir una de las mitzvot de la sagrada Torá. En el hogar que planea formar con el musulmán debe haber dos fregaderos de cocina: uno para la carne y otro para los lácteos. La mujer estuvo de acuerdo y Rabi Eliahu la bendijo desde lo más profundo de su corazón para que sus palabras penetraran en el corazón de su hija y ella accediera a esa única petición.

Varios días después se llevó a cabo una ceremonia oficial para Rabi Eliahu en el palacio del entonces presidente francés Jacques Chirac. Entre los demás invitados el Rabino se reunió con el Jefe Mufti de París, quien fue invitado al evento como líder de la comunidad musulmana. Rabi Eliahu se le acercó le estrechó la mano cálidamente y entabló una conversación amistosa con él en árabe. Descubrieron que ambos nacieron en la Ciudad Vieja de Jerusalén y que incluso habían sido vecinos cuando eran niños. La conversación se volvió cada vez más amistosa y el Mufti quedó prendado del carisma de Rabí Eliahu.

“Mi querido amigo”, le susurró Rabi Eliahu al Mufti, “porque no solo somos amigos sino también vecinos, quiero revelarte algo importante. Cierto, yo soy judío y tú eres musulmán, pero cada uno de nosotros debe preservar su propio camino único. Cuando vine a Francia escuché sobre una joven judía que planea casarse con un muchacho musulmán. ¡En realidad, sin embargo, su plan es atraerlo al judaísmo y hacer que se convierta al judaísmo!

El Mufti enrojeció de ira pero Rabi Eliahu continuó: “No vine aquí para enojarlos pero sí quiero darles todos los detalles, el nombre de la joven y su estrategia para que la pongan en su lugar. Nosotros, hombres de religión, debemos mantener las fronteras entre las religiones. Si hoy una joven judía puede convencer a su novio musulmán de que se convierta, mañana habrá la situación opuesta y los jóvenes musulmanes presionarán a las jóvenes judías para que se hagan musulmanas”.

El Mufti vio que Rabi Eliahu hablaba en serio y prestó mucha atención a los detalles sobre la muchacha. El rabino le dio su nombre y mencionó que había decidido exigir que hubiera dos fregaderos en su casa. Eso sería solo el comienzo, pues tenía la intención de agregar más y más mandamientos hasta que el musulmán se convirtiera al judaísmo. “Los conozco y me han pedido que oficie su boda”, dijo el Mufti. Mañana llamaré al joven y le preguntaré si su prometida planea instalar dos fregaderos en su nueva cocina. Si es así nada lo ayudará. ¡Le obligaré a dejarla!” dijo el Muftí.

El día que Rabi Eliahu regresaba a Israel la delegación del CRIF le acompañó nuevamente. Una vez más, la misma mujer se acercó a Rabi Eliahu y pidió hablar con él en privado. Esta vez las lágrimas en sus ojos eran lágrimas de alegría. Relató que hace menos de una semana había convencido a su hija, siguiendo las instrucciones de Rabi Eliahu, de instalar dos fregaderos separados en su futura casa. Ayer su hija llegó a casa llorando y destrozada. Le dijo a su madre que su novio musulmán había roto su compromiso y le dijo que no quería volver a verla nunca más. Le invadió la idea de que los dos fregaderos eran solo una excusa que eventualmente le convencería de convertirse al judaísmo y se puso furioso. Por mucho que ella lo negara no logró convencerlo y él la abandonó para siempre.

Sabiduría y Astucia

Podemos aplicar a esta historia el verso “Yo soy sabiduría, mi vecino es astucia”[1], ani jojmá shajanti armá (אֲ‍נִי חָכְמָה שָׁכַנְתִּי עָרְמָה). Debido a su vecino musulmán Rabi Eliahu se vio obligado a cumplir las palabras del Talmud: “Una persona siempre debe ser astuta [para alcanzar] en el temor al Cielo”[2], leolam iehe Adam arum beirá (לְעוֹלָם יְהֵא אָדָם עָרוּם בְּיִרְאָה). Rashi explica que el significado es que uno debe emplear todo tipo de artimañas para servir al Creador con temor.

En la filosofía jasídica la astucia está asociada con el poder del intelecto, coaj hamaskil (כֹּחַ הַמַּשְׂכִּיל), una facultad súper consciente del alma también conocida como sabiduría oculta, jojmá stimá (חָכְמָה סְתִימָאָה), la fuente de los destellos visión provenientes de la supra conscientes de sabiduría que una persona experimenta durante su vida. Envuelve en su interior el atributo de poder del aspecto superior de Keter, la Corona, conocido como Atik Iomin (el Anciano de los Días). Este atributo en particular también se menciona en el Zohar como butzina dekardonita.[3] El Zohar también se refiere a ella como la “vara de la medida”, kav hamidá (קַו הַמִּדָּה), porque también es la base de todas las medidas; las medidas se utilizan para definir el tamaño de los límites de un objeto.

En nuestra historia vemos la conexión entre la sabiduría de Rabí Eliahu y su atributo de guevurá o poder, que como se señaló es responsable de establecer límites y fronteras, en este caso primero entre lácteos y carne y luego en sus palabras al muftí de que hombres y mujeres de diferentes religiones no deben mezclarse. Acerca de la sabiduría se dice: “¿Quién es sabio? El que ve lo que va a nacer [o engendrarse]” y en este caso, Rabi Eliahu fue lo suficientemente astuto como para ver que al hacer que la joven estableciera límites entre los lácteos y la carne, su compromiso con el hombre musulmán sería cancelado.

La claridad y el adecuado consejo de Rabi Eliahu fueron el resultado de años y años de estudiar las complejidades de la letra pequeña de la Torá en asuntos legales, que entrenan al individuo para tomar decisiones delicadas, ejerciendo y despertando así sus poderes super conscientes del intelecto.


[1] Proverbios 8:12
[1] Proverbios 8:12
[2] Berajot 17a
[3] TaniaSha’ar HaIjud VeHaEmuná, cap. 4.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *