El santo Baal Shem Tov deseó cumplir con las mitzvá de escribir un rollo de la Torá. Esto llegó a oídos de sus jasidim y sus allegados, y comenzaron a enviar al Baal Shem Tov sofrim escribas expertos allegados a ellos, para que los conozca, y elija de entre ellos al escriba más digno de todos.
Cuando los escribas llegaron al Baal Shem Tov habló con ellos con ellos y les hizo preguntas. Cada uno de los escribas le contó sus peculiaridades y costumbres y su dominio en la Cabalá el Arizal, en las combinaciones de los Nombres de Dios y más… Este alarde no cayó bien a los ojos del Baal Shem Tov. y continuó su búsqueda.
En uno de esos días, un nuevo candidato llegó a Baal Shem Tov. Inmediatamente fue evidente que se comportaba con simpleza e inocentemente. Y que era modesto y humilde. Al Baal Shem Tov le agradó su comportamiento. Y le preguntó:
- ¿Estás familiarizado con los libros de Cabalá? ¿Y conoces las cavanot, las intenciones en la escritura los nombres de acuerdo a la halajá?
El le contestó:
- Estoy bien versado en las leyes de la escritura del libro de Torá como están escritas en Shulján Aruj, el libro de leyes de la Torá. En los secretos de los cabalistas no profundicé y el significado de los Nombres y sus intenciones no conozco. Cuando escribo un rollo de la Torá, solo tengo una intención: recibo el pago por la escritura para poder proveer a mi esposa y mi familia.
Esta es una intención sincera, sencilla y pura, pensó el Baal Shem Tov encontró favor a sus ojos y eligió a este escriba para escribir un Sefer Torá para él.
La historia anterior fue contada por el santo Baal Shem Tov a su alumno, el rabino Iaacov Iosef HaCohen de Polane.
Después de decirle:
Amo con un amor grande y leal, hasta al más pequeño de los más pequeños de mis hermanos, de mi pueblo. La inocencia de un simple judío me atrae mucho más de lo que me atrae un judío erudito, que siente orgullo por su sabiduría.
(de las historias de los justos)
