Ben Zoma dijo: ¿Quién es sabio? Aquel que aprende de cada hombre. Como está dicho (Salmos 119:99): “De todos mis maestros crecí en sabiduría, mas Tus testimonios son mi meditación”.
¿Quién es fuerte? Aquel que domina sus inclinaciones. Como está dicho (Proverbios 16:32), “Más vale el lento para la ira que el poderoso, el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad”.
¿Quién es rico? Quien es feliz con su parte. Como está dicho en Salmos 128:2: “Si comes del trabajo de tus manos, afortunado eres y es bueno para ti”, “afortunado eres” en este mundo, “y bueno para ti” en el Mundo Venidero.
¿Quién es honorable? El que honra a sus compañeros. Como está dicho (I Samuel 2:30): “Porque a los que me honran yo les doy honra, los que me desprecian serán humillados”.
Capítulo 4, Mishná 1
¿Quién es sabio? ¿Quién es fuerte? ¿Quién es rico? ¿Quién es Honorable?
En esta mishná Ben Zoma hace cuatro preguntas profundas y sorprendentes, incluso algo contraintuitivas. Por ejemplo, en principio pensaríamos que una persona sabia es alguien que enseña a otros y una persona rica la que posee muchos bienes. Las respuestas, sin embargo, son precisas y perspicaces. En este artículo no analizaremos el contenido de sus respuestas sino el número de sus preguntas: Cuatro.
En el judaísmo en general y en la Cabalá en particular se tiene en alta estima la sabiduría de los números. El número 4 alude a un principio muy básico de la Cabalá: Las cuatro letras del Nombre de Dios, Havaiá (iud-hei-vav-hei). En su comentario sobre nuestra mishná, el santo Arizal establece un paralelo entre los cuatro dichos de Ben Zoma, las cuatro letras de Havaiá y las sagradas sefirot, desde Sabiduría hasta Reinado.
La primera pregunta de Ben Zoma, “¿Quién es sabio?” obviamente corresponde a la sefirá Jojmá, Sabiduría, representada por la letra iud (י) de Havaiá. La dimensión interior de la sefirá de Sabiduría es la Anulación, la anulación en sí misma y la ausencia del orgullo propio que se requiere de una persona sabia, lo que le permite aprender de cada persona y desarrollar su sabiduría. Esta anulación se refleja en la forma de la letra iud que casi no ocupa espacio.
La pregunta, “¿Quién es fuerte?” corresponde a la sefirá de Biná, Entendimiento y la letra hei (ה) de Havaiá. Hei representa la expansión a lo largo y a lo ancho de la letra iud, después de que la persona sabia se ha anulado a sí misma y escucha nuevas ideas en la sefirá de Sabiduría. Luego debe esforzarse con la sefirá de Entendimiento para expandir la nueva idea que aprendió.
La conexión entre Entendimiento y la fortaleza se puede encontrar en el verso, “Soy el Entendimiento, tengo la fuerza”. En Entendimiento el sabio experimenta el desarrollo y la comprensión del entendimiento personal. Luego puede comparar críticamente sus percepciones con otras percepciones que puede generar “chispas” y juicios severos. Esto se explica en el Zohar, el cual establece que “los juicios severos se despiertan de la sefirá de Entendimiento”.
La pregunta “¿Quién es rico?” corresponde a la sefirá de Tiferet, Belleza, que incluye los seis atributos emotivos desde Jesed, Bondad hasta Iesod, Fundamento y a la letra vav (ו). La sefirá de Belleza simboliza la riqueza. Su nombre hebreo, Tiferet, representa peer, la grandeza y la gloria. Tiferet incluye todos los atributos del corazón que crean riqueza interior.
Todo el mundo debe ser rico tanto por dentro como por fuera. Podemos inferirlo de la Guemará que afirma que no hay riqueza excepto en Daat, Conocimiento”. La sefirá de Conocimiento está directamente encima de la sefirá de Belleza. Es la última de las sefirot intelectuales (Sabiduría, Entendimiento y Conocimiento, Jojmá, Biná y Daat) y atrae el intelecto al corazón (refiriéndose a los seis atributos emotivos incluidos en la sefirá de Belleza). La verdadera riqueza interior es la inclusión del intelecto en las emociones para que las guíe, como está dicho: “el intelecto controla el corazón”. De esta manera nuestras emociones naturales serán guiadas por el intelecto de la Torá.
El Rebe de Lubavitch dice que todo judío también debe tratar de ser materialmente rico, para que pueda cumplir con la mitzvá de dar caridad en abundancia e influir generosamente en la realidad. La capacidad de influir en la realidad corresponde a la letra vav (ן), que como se alude en su forma lineal, representa una línea de abundancia desde arriba hacia abajo. También corresponde a la sefirá de Tiferet, Belleza, que incluye todos los atributos que van a desembocar en la sefirá de Fundamento. Desde Iesod, Fundamento los atributos fluyen hacia abajo hacia la sefirá de Maljut, Reinado, que es la realidad exterior.
La pregunta “¿Quién es honorable?” corresponde a la sefirá de Reinado y a la hei final (ה) de Havaiá. Reinado necesita mucho honor, tanto es así que “un rey que ha renunciado a su honor, su honor no es revocado”. El honor del rey es el honor de su pueblo porque “No hay rey sin pueblo”. Por lo tanto no puede renunciar a su honor.
La sefirá de Reinado es el último de los atributos del alma, el punto de encuentro con el mundo exterior. Para que ese encuentro sea apropiado tenemos que liberarnos de nuestro propio honor y esforzarnos por honrar a los demás, particularmente honrar al Cielo, según nos ordenan nuestros sabios de que una persona debe minimizar su propio honor y maximizar el honor de Dios. La sefirá de Reinado también alude a la rectificación del actual reino en Israel. Para perfeccionar la realidad y avanzar hacia un reino de Israel rectificado debemos honrar (lejabed) a todos los judíos en Israel, mientras barremos (también lejabed, dar honor barriendo algo limpio) todos los elementos hostiles que nos impiden de vivir una vida judía rectificada en Tierra Santa.