Los sabios explicaban usando el lenguaje de la Mishná (bendito es Aquel que los eligió a ellos y a sus enseñanzas) …
Pirkei Avot Capítulo 6, Mishná 1
El Maguid de Kozhnitz explica que la palabra Mishná también significa “doble”. En el contexto de la mishná anterior significaría que el “lenguaje (de los sabios) es doble – arriba y abajo”. Cuando los verdaderos eruditos estudian Torá, lo hacen en dos niveles paralelos: el significado literal de las palabras está en este mundo, y el estudio de la raíz del alma en el mundo por venir, el mundo divino (olam habá).
El mismo hecho de que haya dos mundos, este mundo y el otro mundo, se compara al viaje desde la Torá escrita a la Torá oral. En la Torá escrita no hay mención explícita del mundo por venir. Aparece por primera vez en la Mishná (Torá Oral), como en la Mishná en Pirkei Avot “Todo Israel tiene una porción en el mundo por venir”.
La Mishná en el tratado de Berajot explica por qué había una necesidad de introducir el concepto del otro mundo:
Después de recitar una bendición en el Templo uno decía: “Bendito es el Dios de Israel min ha’olam” (literalmente “desde el mundo”). Pero cuando los herejes (que negaron el concepto de resurrección de los muertos) tergiversaron esto para significar que solo hay un mundo, lo cambiaron a “min ha’olam v’ad ha’olam” (literalmente, “desde el mundo hasta el mundo”).[1]
En los tiempos bíblicos y hasta el comienzo de la era del Segundo Templo, todavía no había herejes y no había necesidad de hablar del otro mundo. Estaba claro que había divinidad tras la materialidad de este mundo y que ambos juntos reflejaban la voluntad de Dios. Así como Dios es Uno, así el mundo es uno. Además, la Torá enfatiza este mundo. Sus bendiciones y promesas son materiales y tangibles. Por lo tanto, era posible hablar de un solo mundo y bendecir “desde el mundo”, que incluye tanto lo material como lo Divino.
Un ejemplo de esta perspectiva es el Rebe Najman de Breslev, quien consideraba la muerte como un simple pasaje, diciendo que, para él, la muerte es como pasar de una habitación a otra.
Solo más tarde, en el tiempo del Segundo Templo, cuando abundaban los herejes, se hizo necesario hablar claramente de este mundo material y del próximo mundo Divino: “Desde (este) mundo hasta el (próximo) mundo”. Esto efectivamente creó una distinción entre divinidad y materialidad, una distinción que fue el producto de una realidad viciada, con la esperanza de que recordaría a todos la divinidad, incluso en situaciones en las que todo lo que se podía ver era la materialidad. Este es el enfoque de los dobles significados de la Mishná: Una persona está en este mundo, pero también “transmite” al otro mundo. No todo es literalmente uno.
En el futuro, sin embargo, “En aquel día Dios será Uno y Su Nombre será Uno”.[2] La distinción creada durante el exilio entre Divinidad y materialidad será anulada y el hecho de que el mundo es uno será revelado de nuevo a todos.
El lugar más apropiado para la realización de esta unificación es en la tierra de Israel, la tierra que es tan santa que incluso sus piedras y polvo son santos.[3]
Además, la unificación entre el mundo y la Divinidad en el futuro será más elevada de lo que era originalmente porque la unicidad de cada uno de sus componentes ha sido dilucidada y será preservada. Este mundo físico y el próximo mundo divino se unificarán y se manifestarán como un solo mundo glorioso.
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[1] Berajot 9:5 y siguiendo el comentario de Rabí Ovadia de Bartenura)
[2] Zejaria 14:9
[3] Es sólo en la Tierra de Israel que hay mitzvot que dependen de la materialidad. Estas son las mitzvot que sólo se pueden realizar en la Tierra de Israel. Además, la Tierra de Israel es la Tierra de nuestros patriarcas, la Tierra de la Biblia, que originalmente era todo un mundo. Sólo con el advenimiento del exilio y el descenso de la Tierra de Israel fue el concepto de un segundo mundo, un próximo mundo divino, integrado en el pensamiento judío.