¿ADONDE VAS? | Pirkei Avot 3:1

Akavia el hijo de Mahalalel dijo: Reflexiona sobre tres cosas y no llegarás a pecar. Sepa de dónde vino, adónde va y ante quién está destinado a rendir juicio y cuentas. De donde viniste – de una gota pútrida; adónde vas – a un lugar de polvo, gusanos y lombrices; y ante quien estáis destinados a tener un juicio y rendir cuentas – ante el supremo Rey de reyes, el Santo bendito, Uno.

(Pirkei Avot 3:1) Podemos corresponder los seis capítulos del tratado de Avot con los seis meses del verano (desde Nisan hasta Elul) durante los cuales leemos los capítulos de la mishná cada Shabat. Siguiendo el orden de correspondencia, tenemos:

Según esta correspondencia, el tercer capítulo de Pirkei Avot es paralelo al mes de Siván. El sentido del mes de Siván según el Libro de la Formación es caminar (jush hahiluj חוּשׁ הַהִלּוּךְ).[1] Oportunamente, el capítulo 3 de Pirkei Avot comienza con las palabras antes citadas de Akavia, hijo de Mahalalel: “Adónde vas”.

El sentido de caminar no se refiere a la capacidad física de andar con las piernas. Los animales también caminan. El sentido humano especial de caminar implica caminar con conocimiento de hacia dónde se dirige en la vida, siendo capaz de trazar su camino a través de la vida e identificar su destino y propósito. Por eso, al sentido de caminar a veces se la llama sentido de progreso.

¿Adónde vamos realmente? Estamos avanzando hacia la verdadera y completa redención.

Nosotros, como judíos, y toda la humanidad que reconoce nuestra relación especial con Dios, recibimos nuestro sentido de caminar/progreso de la Entrega de la Torá que ocurrió en el mes de Siván. Es la Torá la que nos proporciona la perspectiva necesaria para identificar nuestro propósito final. Sólo con la Torá podemos trazar nuestro rumbo con determinación. Siguiendo sus leyes y sabiduría, logramos un verdadero progreso hacia nuestros objetivos, tanto como individuos como comunidad. Es por esta razón que las leyes de la Torá se llaman halajot (הֲלָכוֹת), cuya raíz es “caminar”, halaj (הָלַךְ).

Sin embargo, la mishná nos enseña que para saber hacia dónde nos dirigimos – para reconocer nuestro verdadero propósito, tenemos que hacernos dos preguntas adicionales: “¿De dónde vienes?” y “¿Ante quién estás destinado a ser enjuiciado y rendir cuentas?”. Es imposible reconocer nuestro destino si no sabemos de dónde venimos. Además, una persona debe saber que está destinada a rendir cuentas, un informe detallado de cada paso que se dio en el camino. Toda la vida es una larga caminata y debemos contarle a Dios cada paso que hemos dado. Cuando una persona sabe ante Quién está destinada a rendir cuentas, recibe claridad de hacia dónde se dirige y va allí de la manera correcta.

Y ahora la alusión numérica: “a dónde”, lean (לְאָן) tiene la misma guematria que “yo”, anojí (אָנֹכִי). La Torá que nos da el sentido de caminar/progreso comienza con la misma palabra hebrea para “yo” (אָנֹכִי), que según los sabios es un acrónimo de “Yo [Dios] me he escrito y me he entregado [en la Torá] (אֲנָא נַפְשִׁי כְּתַבִית יְהַבִית). Quien camina con la perspectiva de la Torá camina constantemente con Dios.

¡Que sepamos de dónde venimos y ante quién rendiremos cuentas y vayamos directos a la redención!


[1] El Libro de la Formación 5:7

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