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Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov todos los Motzaei Shabat, la salida del Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañar a la novia (el Shabat).

Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de ellos, para una vida buena y larga y para salud

Una historia de Simjat Torá

Los Jasidim del Baal Shem Tov estaban alegres y bailaban y bebían mucho vino. La justa esposa del Baal Shem Tov vio lo que pasaba, y temió que no quede vino para el Kidush y la Havdalá. Entró a lo del Baal Shem Tov y le dijo:

– Diles que dejen de bailar y beber, porque no quedará vino para el Kidush y la Havdalá.

El Baal Shem Tov sonrió y respondió:

– Ve y diles que se detengan y se vayan a sus casas.

La rabanit abrió la puerta, y vio que estaban bailando en círculo, y un fuego ardía a su alrededor de ellos, que los protegía como una jupá, el dosel nupcial. Inmediatamente tomó las vasijas, fue al sótano y les trajo todo el vino que quisieran.

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