PARASHÁ BAMIDBAR-PARA NIÑOS

EL SENTIDO DE CAMINAR

La parashá Bamidbar, “En El Desierto” abre el Libro de la Torá del mismo nombre, también llamado Números. En ella se detalla extensamente el censo de cada una de las doce tribus, la distribución del campamento alrededor del tabernáculo, su división en cuatro grupos bajo cuatro estandartes y sus órdenes de movimiento en las travesías del desierto. La atmósfera que emana de los versículos de la parashá es de un orden militar riguroso, donde todo está medido y contado, con planes de acción para cada situación.

¡No olvidemos! Después que salimos de Egipto y recibimos la Torá, estamos a punto de entrar a la Tierra de Israel y comenzar una campaña militar para su conquista. Por lo tanto, no es sorprendente que en esta etapa el pueblo de Israel se convierta en un ejército real.

EL SENTIDO DE AVANZAR

¿Alguna vez has visto un desfile militar? Uno de los espectáculos más impresionantes es el marchar. La marcha de los soldados en un orden ejemplar, “izquierda-derecha-izquierda”, expresa la fuerza militar. Todos los soldados, aunque todos son diferentes, avanzan a un ritmo uniforme y constante hacia la meta.

En los libros de Cábala y Jasidismo se menciona que cada una de las doce tribus expresa un sentido especial. No me refiero solo a nuestros cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto), sino a otros siete adicionales, sumando en total doce. Estos doce sentidos pertenecen a las doce tribus, un sentido para cada tribu, y a los doce meses del año, un sentido para cada mes. ¿Y cómo se relaciona esto con nosotros? Porque el sentido especial del mes que recién comenzamos, el mes de Siván, es el sentido de caminar, jush hahiluj, חוּשׁ הַהִלּוּךְ.

¿Qué significa que caminar sea un sentido? Cuando necesito llegar a un lugar determinado, simplemente me levanto y camino hacia él. ¿Qué sentido necesito para eso? Al parecer, caminar no es solo una acción trivial de mover las piernas, sino una expresión de una fuerza poderosa que reside en cada uno de nosotros. Este es el sentido de avanzar, de no quedarse en el mismo lugar. No me conformo con lo que tengo, sino que siempre aspiro a seguir adelante, hacia la siguiente meta.

Lo interesante es caminar hacia atrás. Sí, ir hacia atrás también es un tipo de caminar y definitivamente parte de las habilidades únicas del sentido de caminar. Para caminar hay que aprender, así que vamos juntos en un viaje a pie siguiendo nuestro sentido del movimiento.

AVANZAR EN LA CAÍDA

El año pasado se realizó un concurso nacional. Es decir, no solo para los niños de nuestro Talmud Torá, sino entre estudiantes de instituciones de todo el país. De cada Talmud Torá debían seleccionarse dos representantes que pasarían a la etapa final. Por supuesto, los representantes elegidos son aquellos que avanzan a la final en la etapa preliminar del concurso en el Talmud Torá. Me esforcé mucho, estudié y repasé. Todos, incluyéndome a mí, estábamos seguros de que sería uno de los dos seleccionados. Pero ¿qué pasó? Los planes son una cosa y la realidad es otra. En el examen final se incluyeron tres preguntas precisamente sobre el tema que menos conocía. Y no, para mi gran decepción, no fui uno de los afortunados ganadores.

¿Qué habilidad debo aplicar aquí? Hasta el concurso, mi sentido de caminar era de avance. La meta deseada era ganar el concurso y para ello tenía que esforzarme yendo hacia adelante, estudiar y repasar. Pero ahora, al darme cuenta de que no llegaré allí me encuentro en una situación de caída. Una caída desde los sueños agradables a la realidad amarga y decepcionante, principalmente decepción conmigo mismo.

Sin embargo, una caída así también es un movimiento. Avanzar no siempre es una gran sabiduría. Hay una caminata ‘en altura’ y también hay una caminata en profundidad. Cuando tengo éxito en mis planes me resulta fácil agradecer a Dios y alegrarme. ¿Por qué? Porque los planes de Dios y los míos estaban sorprendentemente sincronizados, se alinearon perfectamente… Pero cuando algo se desvía y descubro que los planes de Dios eran diferentes de los míos, es entonces cuando entra en juego el movimiento hacia atrás.

Ahora debo intentar encontrar lo bueno en el fracaso. Cuando logre reconocerlo descubriré que incluso caminar hacia atrás es un tipo de avance. Intentaré entender qué quiere enseñarme Dios ahora: que no me llene de orgullo, que no sienta que la victoria siempre está en mi bolsillo, que debo esforzarme más en el futuro. ¿Tal vez estaba demasiado concentrado en mí mismo? De cualquier manera, no hay una razón real para estar triste. Al fin y al cabo, gané – aunque no en el concurso – al aprender Torá.

AVANZAR HACIA LA MISIÓN

Y hay otro tipo de movimiento hacia atrás. En realidad, no es un movimiento hacia atrás, sino que solo parece serlo. En realidad, es un avance:

Hace poco se llevó a cabo en nuestro grupo el juego “La búsqueda del tesoro”. ¿Recuerdan? Recibes en la estación de salida un enigma que te envía al siguiente destino, donde está escondido otro enigma y así avanzas de un destino a otro hasta llegar al tesoro. El tesoro suele estar escondido en un lugar sorprendente, uno que no imaginaste antes. ¿Qué pasó esta vez? El enigma nos llevó al piso 17 de las ‘Torres Iaarim’. Subimos rápidamente los 300 escalones para llegar al tesoro, eso pensábamos. Pero cuando llegamos, descubrimos que no había un tesoro esperándonos, sino otro enigma que nos enviaba con todo respeto… hacia abajo, al patio de la torre.

Esta historia no es de una caída ni de una mejora hacia atrás. Es una historia de avance, de una caída que en realidad es una forma de ascenso. A esta caída se le llama “descenso en aras de un ascenso”. A veces nos parece que el tesoro está en algún lugar arriba, pero la verdad es que está abajo.

¿Dónde quiere estar cada jasid en Rosh Hashaná? Obviamente, con su Rebe. Allí se siente la santidad de la festividad, las oraciones se dicen con fervor, los toques del shofar – todo allí es diferente. Pero, ¿quién dijo que esta vez el Rebe te quiere con él? ¿Tal vez prefiere que estés en un lugar lejano, donde no se llega a juntar un minian de judíos sin ti? Precisamente allí, en ese lugar remoto, el jasid, el enviado, el sheliaj, está mucho más cerca del Rebe.

El jasid y el rabino son un ejemplo excelente de un camino que podría parecer un retroceso y alejamiento, pero en realidad es el verdadero avance y acercamiento. Estar cerca de Hashem significa cumplir Su voluntad y llevar a cabo mi misión con entrega.

¡Que tengamos el mérito de avanzar juntos hacia la meta!

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