LOS BUENOS MODALES UN REQUISITO PREVIO A LA TORÁ

Es costumbre que los niños pequeños comiencen a estudiar la Torá en la escuela con la porción de Vaikrá (la porción de la Torá de esta semana). Unámonos a ellos en el aprendizaje. El primer versículo dice: “Él [Dios] llamó a Moisés; Dios le habló desde la Tienda de Reunión, diciendo.”[1] ¿Por qué la repetición? ¿Primero Dios llamó a Moisés, luego le habló? ¿No podría el versículo simplemente decir, “Dios se dirigió a Moisés desde la Tienda de Reunión?”

Los sabios usan esta repetición para hacer una afirmación muy contundente:

Cualquier erudito de la Torá que no es consciente [de su propia conducta], incluso un cadáver es mejor que él.”[2] Aprendemos esto de Moisés, el padre de la sabiduría, el padre de todos los profetas…. que no entró en el Tabernáculo hasta que Dios le llamó para que entrara y entonces le habló”.

El significado de conciencia aquí es tener buenos modales, es decir, entrar solo con permiso, como dice el adagio de los sabios: “Los buenos modales son un requisito previo para la Torá”[3] , derej eretz kadmá laTorá (דֶּרֶךְ אֶרֶץ קָדְמָה לַתּוֹרָה).

En el rollo de la Torá escrito a mano, la palabra hebrea para “Él [Dios] llamó” (וַיִּקְרָא) está escrita con una alef menor. Esto simboliza que Moisés se hizo pequeño con humildad, no entrando al Tabernáculo hasta que fue llamado. Esta es la primera lección para enseñar a los niños pequeños que dan sus primeros pasos en la Torá (y para recordarle al niño que llevamos dentro como adultos, cuando comenzamos nuestro estudio diario de la Torá): Vienes a aprender Torá, acércate a la Torá con humildad y modales apropiados.

¿ES ESTO POSIBLE?

El versículo dice: “Cuando una persona peca…”[4] nefesh ki tejetá (נֶפֶשׁ כִּי תֶחֱטָא). El Zohar explica que estas palabras deben leerse con asombro, como una pregunta: ¿Cuándo una persona peca? ¿Es esto posible? La pregunta no es si nuestra alma animal puede pecar – con ella nos identificamos, sentimos que es el “yo” dentro nuestro. Por supuesto que puede; incluso es propensa a hacerlo porque esa es su naturaleza. La pregunta del Zohar está más bien dirigida a nuestra alma Divina – la parte de Dios en lo Alto que está dentro de cada judío y que reside como una chispa dentro de cada uno. ¿Es posible que el alma Divina pueda participar en un pecado? ¿Cómo podría estar presente en nosotros mientras nos rebelamos contra el Todopoderoso?

Esta pregunta queda sin respuesta. Al hacernos esta pregunta, estamos destinados a despertar una misericordia infinita por nuestra alma divina que en nuestro desafío hemos empujado a un lugar tan bajo y la hemos obligado a participar en nuestros pecados.

(basado en Perek Be’avodat HaShem de Lev LaDa’at)


[1] Levítico 1:1

[2] Vaikrá Rabá 1:15

[3] Veáse Ibid 9:3

[4] Levítico 4:1

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