Vivir con el Baal Shem Tov: El Baal Shem Tov en la Universidad – El Alma de Mashíaj y la Barba de Cabra

Una vez, en uno de sus numerosos viajes, el Baal Shem Tov llegó a la ciudad de Viena. Allí no había muchos judíos en esa época. Se quedó en un lugar que estaba cerca de la universidad de Viena, y cuando entró a su cuarto, se encontró con todo un grupo de estudiantes no judíos de la universidad.

Uno de los estudiantes no judíos miró firmemente al Baal Shem Tov, lo señaló y le dijo en su propia cara:

“Sabes que con tu barba pareces una cabra”. El Baal Shem Tov se acercó al no judío, posó la mano en su hombro suave y gentilmente, lo miró seriamente a sus ojos y le dijo: 

“Sé un judío”. 

Y se fue.

Un momento después el estudiante comenzó a correr tras el judío. ¿Quién es, dónde está y a dónde se fue!? 

Y cuando finalmente alcanzó al Baal Shem Tov le dijo:

“En ese momento que pusiste tu mano en mi hombro, mi corazón comenzó a arder de pasión por volverme un judío. Ayúdame a ser un judío.”

Así, el final es por supuesto que se convirtió, y se convirtió en un jasid del Baal Shem Tov.

De esta historia aprendemos dos cosas diferentes en dos direcciones diferentes.

Una es que  el Baal Shem Tov en su Ruaj Hakodesh supo que ese no judío se tenía que convertir al judaísmo para traer la redención. 

Ya estudiamos que la redención y el Mashíaj solo vendrá cuando todas las chispas sagradas dentro de los no judíos se conviertan.

Todos los no judíos deben convertirse en gentiles justos, pero muchos de ellos deben convertirse al judaísmo, y de ellos depende que venga el Mashíaj. 

La segunda cosa que aprendemos que ese estudiante entre todos los demás que se encontraban allí, era el único que de un principio fue atraído subconscientemente por observar al Baal Shem Tov, y ver que su barba lo asemejaba a una cabra, a pesar de que era algo ridículo. Pero el mismo hecho de que observó al Baal Shem Tov y expresó su punto de vista, ya significa que tenía cierta afinidad por la santidad del Baal Shem Tov. Esta historia también corrobora la tradición jasídica de que ciertamente la barba del Baal Shem Tov estaba separada en muchos fragmentos, y realmente parecía la barba de una cabra.   

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