En el capítulo cuarto de Pirkei Avot encontramos la enseñanza de Rabi Shimón bar Iojai, “Son tres coronas, la corona de la Torá, la corona del Sacerdocio y la corona del Reinado, y la corona del Buen Nombre se eleva sobre ellas”. Hay tres más una cuarta, pero la diferencia es que esta depende de las tres primeras. Está escrito “se eleva sobre ellas”, entonces primero se necesita a “ellas” y entonces puede venir la cuarta que se eleva sobre ellas.
¿Quién mereció la corona de la Torá? Moshé Rabeinu, nuestro maestro y todo talmid jajám, los sabios de la Torá que son llamados “Moshé”. Así dicen nuestros sabios, lo que dice todo sabio de la Torá es como si Moshé hablara.
¿Quién mereció la corona del Sacerdocio? Aharón el Sumo Sacerdote y tras él todos sus hijos.
¿Quién mereció la corona del reinado? El rey David, que mereció el reinado por siempre jamás, hasta la llegada del justo redentor.
¿Entonces quién es pues la corona del Buen Nombre que se eleva sobre ellas? Es el Rey Mashíaj mismo, así está escrito. Él cumple con la enseñanza que estudiamos en el capítulo anterior, el capítulo tercero: “Todo aquel que las personas se complacen con él, Dios se complace con él.” Esa es la corona del Buen Nombre, quien es amado por todas las personas.
Si tomamos sólo la expresión Keter Shem Tov, “la Corona del Buen Nombre”, כתר שם טוב, y lo juntamos con el Mashíaj, משיח, obtenemos la guematria de un número importante, 1335. Este número es citado explícitamente al final del libro de Daniel, que justamente habla el Rey Mashíaj, “Dichoso el que espera y llega a los días mil trescientos treinta y cinco”. De guematria la Corona del Buen Nombre-Mashíaj. Esto viene a enseñarme, y que todos entendamos e incorporemos dentro que la llegada del Rey Mashíaj depende de la Corona del Buen Nombre, que es “las personas se complacen con él”. Y cuando logramos esto, en cada uno de nosotros brilla la chispa del Mashíaj.