LOS SIETE SENDEROS DEL ÁRBOL DEL CAMPO

La imagen del hombre como árbol del campo, en esta porción semanal de la Torá, es la de un potente campo de energía. ¿Cuál es esta energía y hacia dónde debe ser dirigida? El rabino Ginsburgh nos guía a través de una meditación sobre el árbol del campo y al visualizar esta imagen en nuestra mente, alcanzamos una comprensión más profunda de cómo dirigir nuestras tremendas energías, hacia dónde nos llevan los senderos de nuestro servicio a Di-s y a conocerLo en cada faceta de nuestras vidas.

La Imagen del Árbol

Al final de la porción Shoftim, la Torá describe las dinámicas de las leyes de la batalla. Si se asedia una ciudad en la Tierra de Israel para conquistarla, la Torá nos prohíbe destruir sus árboles frutales. Para apoyar esta prohibición, la Torá explica (Deuteronomio 20:19):

“porque el hombre es como el árbol del campo”

Ki haadam etz hasadé

En la Torá, (Génesis 1:26) aprendemos que Di-s creó al hombre a Su imagen (tzelem). Significativamente, el valor numérico de la palabra etz, “árbol”, 160, es igual al de tzelem.

Daat y el Sistema Nervioso

El valor numérico de la expresión etz hasadé, “el árbol del campo”, es 160 (etz) más 314 (hasadé) = 474, como daat, “conocimiento”. Daat es la sefirá central y la más abarcadora. El conocimiento o la conciencia es un estado todo abarcador del alma que une el intelecto con la emoción. Es verdad que este poder crea la unión dentro de la mente, pero su propósito final es unir todas las facultades mentales y emotivas del alma.

En cabalá y jasidut aprendemos que todo sistema fisiológico corresponde a una sefirá suprema. La sefirá de daat corresponde al sistema nervioso, que transmite los impulsos eléctricos del conocimiento a través del cuerpo, pudiéndosela visualizar como un árbol: el tronco es la columna vertebral y las ramas los nervios.

El Campo de Energía

La palabra hasadé, “del campo” (hei, shin, dalet, hei), comparte dos letras con el Nombre de Di-s Shakai (shin, dalet, iud). Las dos letras restantes, las dos hei, suman 10, como la letra restante de Shakaiiud. Por lo tanto, tienen el mismo valor numérico.

Este nombre sagrado representa la energía, el poder de proyectar fuerza hacia el exterior. El árbol del campo, representando a daat, el sistema nervioso del hombre, es un campo energético.

Shakai también corresponde a la sefirá de iesod, complementaria de daat, el basamento de las energías sexuales del hombre. En cabalá y jasidut aprendemos que hay una interdependencia muy estrecha entre el funcionamiento apropiado del sistema nervioso y el uso apropiado de nuestras energías creativas, representadas por el iesod.

Cuando meditamos acerca del árbol del campo debemos considerar al campo como un campo de energía dirigiendo nuestras potentes energías creativas del iesod, por medio del campo de fuerza de daat.

La Llave de las Cámaras del Corazón

Cuando dividimos 474 por 6 (las letras de etz hasadé) obtenemos como resultado que el valor promedio de cada letra es 79, deá, que comparte la raíz con daat. En su Código de la Ley Judía, Maimónides dedica una sección entera de su trabajo a las leyes de deot, “los atributos del corazón”. Por lo tanto, en daat convergen seis expresiones de deá.

La conciencia, daat, es la llave que abre las seis puertas de las seis cámaras del corazón, deot, siendo cada una un atributo del corazón, una característica emotiva. Etz hasadé, el árbol del campo, es la llave para revelar las características emotivas.

El Placer Sereno

La palabra etz es también equivalente a noam, nun-ain-mem, que significa “placentero” o “placer sublime”. Así, etz hasadé, nuestra conciencia, puede también ser entendida como noam Shakai, el “placer sereno del Todopoderoso”. Debemos visualizar al hombre como un árbol del campo, cuyo sistema nervioso dirige sus energías creativas para manifestarse como la serenidad Divina.

El Placer Sereno de Conocer a Di-s en todos nuestros Caminos

Las dos palabras noam Shakai tiene seis letras, tres en cada una. En el sistema cabalístico llamado ribúa pratí, “el cuadrado individual”, multiplicamos cada letra de la primera palabra por su contraparte en la segunda. Esto nos permite comprender asociaciones profundas de la frase de la siguiente manera: 

noam
deletreo
shakai
deletreo:
suma
nun (=50)shin (=300)50 x 300 = 15,000
ain (=70)dalet (=4)70 x 4 = 280
mem (=40)iud (=10)40 x 10 = 400

La suma total es 15.680, diez veces 1.568, que es a su vez dos veces 28 al cuadrado.

Nuestros sabios enseñan que hay un verso en la Biblia que expresa sucintamente como nuestro servicio a Di-s debería ser perfeccionado en nuestra conciencia. En Proverbios 3:6 está escrito:

Bejol drajeja daeu veu ieasher orjoteja

“En todos tus caminos, conóceLo, y El rectificará tus caminos”

La parte esencial de este versículo es la palabra daeu, “conóceLo”, de la raíz daat. Nuestro objetivo debe ser conocer a Di-s en todos los senderos de nuestra vida -tanto en la guerra, como sucede en esta porción semanal de la Torá, como en los tiempos de paz y prosperidad- desde la cúspide de lo sublime hasta la monotonía de lo mundano.

Conocer a Di-s en todos tus senderos. Los senderos de Di-s son los de Sus mandamientos. Tus senderos son todos los diminutos detalles que tejen la trama de nuestra vida. En el trabajo o al comer y hasta al dormir, debemos conocer a Di-s y estar concientes de Su presencia en nuestras vidas y en cada uno de nuestros actos. Si hacemos esto, Di-s promete que fortalecerá nuestros senderos.

Los Siete Senderos

El valor numérico del verso Bejol drajeja daeu veu ieasher orjoteja, es 1568. Diez veces esto es el valor de la guematria completa de noam Shakai. Así, este verso expresa la experiencia de conocer a Di-s en cada faceta de nuestras vidas con los diez poderes de nuestra alma.

Si dividimos 1568 por 7, obtenemos 224, el valor numérico de derej, “sendero”. En cabalá y jasidut está explicado que hay 7 senderos a través de los cuales cada alma-raíz puede servir apropiadamente a Di-s. Vemos entonces que nuestro verso abarca los 7 senderos. Cuando nos conectamos con la imagen del hombre como un árbol del campo, podemos dirigir nuestras energías creativas a un objetivo: conocer a Di-s en todos nuestros caminos y diseminar Su conciencia para que también sea conocido en todo el mundo.

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