EL VINO Y SUS DISGUSTOS

Noaj fue el mensajero de Dios para perpetuar a la humanidad que sobreviviera al diluvio. Sin embargo, después del diluvio, Noaj cayó en pecado. Plantó una viña, bebió el vino y se emborrachó. Esta es la primera aparición del vino y la intoxicación en la Torá.

El Talmud (Sanhedrín 70a) analiza las trece letras vav (que declinan un verbo del tiempo futuro al pasado, o que significan “y”) que están conectadas con el vino en el pasaje de la Torá sobre la caída de Noaj en la intoxicación:

Y NOAJ EL HOMBRE DE LA TIERRA COMENZÓ Y PLANTÓ UNA VIÑA. Y BEBIÓ DEL VINO Y SE EMBRIAGÓ; Y ESTABA DESCUBIERTO DENTRO DE SU TIENDA. Y JAM, EL PADRE DE CANAÁN, VIÓ LA DESNUDEZ DE SU PADRE, Y SE LO DIJO A SUS DOS HERMANOS AFUERA. Y SHEM Y IEFET TOMARON UNA PRENDA, Y LA PUSIERON SOBRE SUS HOMBROS, Y SE VOLVIERON HACIA ATRÁS, Y CUBRIERON LA DESNUDEZ DE SU PADRE; Y SUS ROSTROS ESTABAN GIRADOS, Y NO VIERON LA DESNUDEZ DE SU PADRE.[1]

Rashi explica que las trece vavs (“y”) aluden a “vei vei” (gritos de lamento).[2] Los Tosafot añaden que la “y” respecto a Iefet no se cuenta, ya que está unida a un sustantivo y no a un verbo. Noaj estaba destinado a traer consuelo y descanso al mundo. Tanto en consuelo, nejamá (נֶחָמָה) como en descanso, menujá (מְנֻחָה) encontramos las letras de Noaj (נֹחַ). Al nacer, su padre lo llamó Noaj porque “Éste nos consolará”. Pero, en sus acciones después del diluvio, su nombre se refiere a un “suspiro” (אֲנָחָה), cuyas letras del medio también deletrean a Noaj.

Trece gemidos

Las 13 vavs también corresponden a los Trece Atributos de Misericordia de Dios, que a su vez corresponden a los Trece Principios de Fe de Maimónides. Noaj manchó la existencia con vino. Convirtió todas las fuentes celestiales de fe y misericordia en “vei”, en lamentos de gran dolor, lo opuesto a la bendición que podría evocarse cuando una persona bebe vino dentro de los límites de la santidad.

En los versículos en hebreo, el comienzo del pecado se describe como “Y comenzó Noaj”, vaiajel Noaj (וַיָּחֶל נֹחַ), un verbo relacionado con el verbo que significa hacer algo profano. Noaj se profano, renunció a su santidad. Los sabios explican que Noaj traspasó los límites de la santidad. El vino fue creado en el mundo para rituales sagrados. Noaj, sin embargo, sacó el vino de los parámetros de la santidad y lo hizo profano. Como resultado, se produjeron 13 lamentos y los 13 santos atributos de misericordia quedaron manchados.

El árbol del conocimiento

El versículo que sigue inmediatamente a la descripción anterior de la embriaguez de Noaj es: “Y Noaj despertó de su vino y supo lo que su hijo menor le había hecho”. A Rashi le resulta difícil entender por qué los sabios no incluyen las dos “y” de este verso en su enumeración de las “y”. Explica que la culminación del pecado ocurrió cuando Noaj “conoció” el castigo impuesto por el vino, lo que hacía y lo que causaba. Esta es una idea importante: ocurre que comenzamos a perder la santidad en algún ámbito de la vida, tal como lo hizo Noaj, cuando plantó una viña. Pero todavía no somos conscientes de adónde nos llevará esto. Pero, finalmente, nos damos cuenta de que hemos abandonado los límites de la santidad. Este resultado final, si nos hemos salido de los parámetros de la santidad, se hace evidente cuando nos damos cuenta de cuán enredados estamos en una maraña de negatividad. En el caso de Noaj, tomó conciencia del lado negativo del vino y de que el vino en sí mismo puede ser un castigo.[3] Participar en una conducta fuera de los límites de la santidad se convierte en el castigo en sí mismo.

El Talmud continúa: “El Santo Bendito Es, le dijo a Noaj: ‘Noaj, deberías haber aprendido de Adán – lo que le sucedió se debió al vino’”. Esto es de acuerdo con la opinión de Rabi Meir, quien postula que el Árbol del conocimiento del que comió Adam, era una vid. Rabi Meir extrapola esto del hecho de que aquí, el vino trajo “lamentos”, ielalá (יְלָלָה) – que tiene el mismo valor numérico que “vino”, iain (יַיִן) – al mundo, como está escrito en nuestro versículo, “Y bebió del vino (= llanto) y se embriagó”.

Hay otras conexiones claras entre el pecado del Árbol del Conocimiento y la intoxicación de Noaj. Mencionemos un par.

Primero, ambas historias terminan cubriéndose la desnudez. En segundo lugar, al igual que Adam, la historia de Noaj termina con conocimiento: “Y él supo [lo que su hijo menor le había hecho]”. El fin del abuso está cerca cuando una persona sabe, lo que significa que el vino ha ascendido a su facultad de conocimiento y se da cuenta de que tiene el potencial de hacerle descender a la cloaca (como se explicó anteriormente).

En definitiva, el atributo de bondad es siempre mayor que el atributo de juicio. Así, del mismo modo que hay un gran peligro en el vino y debemos tener cuidado con la intoxicación, “Y cuidaréis mucho vuestras almas”[4] de la adicción a los espíritus amargos, que trae todo tipo de negatividad, así también hay una gran bondad en el vino cuando se usa con propósitos sagrados. Cuando se consume de forma adecuada, el vino “trae alegría a Dios y a los hombres”[5].


[1] Génesis 9:20-24

[2] El hecho de que los sabios expliquen las letras vav como aludiendo a un gemido se basa en el sonido fonético de la vav. Este es un ejemplo patente del hecho de que toda la Torá puede leerse como un poema. Al escuchar la Torá, uno debe ser consciente de su naturaleza lírica.

[3] El valor de la raíz de “castigar” (ענש), en hebreo, es 420, que es igual a 6, el valor de la letra vav (ו) multiplicado por 70, el valor de “vino” (יַיִן). Sólo la primera letra de la raíz, la ayin (ע) es igual a 70, un “vino” (יַיִן)), mientras que las otras dos letras (נש) son igual a 5 veces “vino” (יַיִן).

[4] Deuteronomio 4:15

[5] Jueces 9:13

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