LA TRANSPOSICIÓN DE SHEVAT

El santo Arizal enseñó que cada mes del año tiene su propio tzeruf (combinación de las letras del Nombre de Dios, Havaia) al que se alude en uno de los versículos del Tanaj, la Biblia. La alusión al mes de Shevat está oculta en el libro de Levítico: “No indagará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y por otro lo cambiare, tanto él como aquel por lo cual fuere cambiado serán sagrados; no podrán ser redimidos.[1]” En hebreo las palabras para “y si lo cambia por otro, entonces ambos” “הָמֵר יְמִירֶנּוּ וְהָיָה הוּא” son un acrónimo de la permutación del Nombre de Dios היוה.

El Reinado emerge desde el corral

Como siempre estamos ante un enigma. ¿Cuál es la conexión entre nuestro verso y el mes de Shevat? El primer paso es entender este versículo. El versículo que lo precede dice: “Y todo diezmo de vacas o de ovejas, todo lo que pase bajo la vara, el décimo será consagrado a Dios.[2]” Esto se refiere al mandamiento de diezmar los animales. Cuando tengamos nuestro Templo Sagrado en Ierushalaim se nos ordena apartar una décima parte de los animales que nos nazcan durante el año de la siguiente manera: Todos los corderos son llevados al establo mientras sus madres esperan afuera. Luego, los corderos salen del establo uno por uno a través de una pequeña abertura. Se cuentan con una vara y el décimo se señala con una marca roja. Si el décimo no tiene defecto se ofrece como sacrificio en el Templo y se come en estado de santidad. Si el décimo tiene defecto se come en cualquier lugar (de acuerdo con leyes especiales). Está prohibido interferir en el proceso y determinar qué cordero será el décimo por adelantado. Después de la salida del décimo cordero está prohibido cambiarlo por otro cordero. Y si a pesar de todo el propietario dijera: “Este cordero a cambio de ese cordero”, ambos corderos son sagrados, “tanto ese como aquel por el cual es cambiado serán sagrados”.

La clave que estamos buscando está en las leyes: el diezmo de los animales se hace por medio de un shevet (שֵבֶט vara), que comparte las mismas letras con el mes de Shevat (שְבָט). Profundicemos en nuestra meditación: El dueño del animal cuenta “uno, dos tres…diez” y luego dice “Haasirí Hu Kodesh” “el décimo es sagrado”. Esta es la estructura más básica de las diez sefirot (que se compara con un árbol, apropiado del mes de Shevat el mes del año nuevo de los árboles). Generalmente, el orden de las sefirot es de arriba hacia abajo. La décima sefirá, la más baja, es la sefirá de reinado. Por lo tanto, nuestro mes de Shevat está particularmente conectado con la sefirá de reinado.

Además, la palabra “shevet” en sí también se usa como título para un rey y un reino, como en los versículos “El cetro (shevet) no será quitado de Iehudá[3]” o “un cetro (shevet) de equidad es el cetro de Tu reino.[4]” El shevet es el cetro del reino. Saltamos entre la sefirá divina de reinado y el reino humano aquí en la tierra porque el reino de la tierra es como el reino de los Cielos. Incluso un reino malvado extrae su poder de alguna manera de la sefirá de reinado. Esto es verdaderamente cierto en el caso del Rey Mashíaj, quien representa el reino de Dios y se sienta en el trono de Dios, por así decirlo.

Involúcrese en el mundo

¿Qué tiene de especial la sefirá de reinado? Las diez sefirot son una descripción del mundo Divino superior, el Mundo de Emanación. Todo es bueno y hermoso en el Mundo de Emanación, allí no existe el mal. Tan pronto como salimos del Mundo de Emanación hacia los mundos inferiores estamos más distantes de la Fuente Divina y comienzan a aparecer deficiencias. Estas imperfecciones y estados de carencia aumentan a medida que aumenta la distancia desde la Fuente Divina hasta llegar a nuestro mundo, el más bajo Mundo de la Acción donde florece el mal.

Todas las sefirot están ubicadas completamente en el Mundo de Emanación como en una crisálida iluminada, excepto la sefirá de reinado que es una puerta y un pasaje desde los mundos Divinos a los mundos inferiores. Además, la sefirá de reinado misma desciende como la luz Divina oculta en el mundo. Su función es hacer clarificaciones y llevar al mundo a su propósito final. Las sefirot generalmente son llamadas Adam, unapersona, porque los profetas vieron la imagen de una persona. Solo la sefirá de reinado es llamada beheimá (animal) porque se expone a una zona en la que no hay un reconocimiento claro de Dios. Por lo tanto, es posible pensar que la sefirá de reinado no es parte de la historia contada por las sefirot. Esto, sin embargo, es cortar de raíz lo que se considera adoración de ídolos. El “décimo es sagrado” específicamente porque su propósito final es alcanzar el reinado y rectificar el mundo entero.

Las sefirot también son ‘el mapa del alma del hombre’. También en este caso la sefirá de reinado es la puerta de salida hacia otras personas y hacia el mundo en el que una persona actúa y se expresa. Quizá sea más cómodo quedarnos enfrascados en nosotros mismos, no asumir responsabilidades y no arriesgarnos a vivir experimentos que pueden no salir bien. Pero nos incumbe atrevernos a tomar algunos riesgos, decidir avanzar y salir de nuestro mundo interno y entrar en la realidad que está repleta de peligros y sorpresas, pero también de oportunidades fascinantes.

Este es el secreto del intercambio. “Y si lo cambiare, tanto él como aquel por el cual fuere cambiado serán sagrados”. La sefirá de reinado sale al mundo que está repleto de transposiciones. Es una apuesta como en el diezmo de los animales, cuando no sabemos qué animal resultará ser el décimo. Sin embargo, una vez que hemos emprendido nuestro viaje ya no podemos hacer un cambio. Hemos salido de nuestro mundo interior a la realidad y ahora es imposible volver a casa. Si intentamos encontrar un reemplazo hemos cometido un pecado. El reinado original no puede ser intercambiado.

Esto se expresa en las historias sobre el rey David. David cae en pecado en varias ocasiones, pero no nos desesperemos y lo quitemos de su papel como rey. David cae y se levanta, se arrepiente y demuestra que no hay desesperación en el mundo. El reinado se levantará, ¡y será sagrado!


[1] Levítico 27:33.

[2] Levítico 27:32.

[3] Génesis 49:10.

[4] Salmos 45:7.

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