LA TORÁ, UNA CESTA, Y LA TIERRA DE ISRAEL

La Torá escrita tiene cuatro componentes, que están simbolizados por el acrónimo טנת”א que significa: ta’amim (marcas de cantilación), nekudot (marcas vocálicas), taguim (coronas en las letras) y otiot (las letras en si). En un rollo de la Torá, solo se escriben las letras y los taguim, pero cuando leemos la Torá públicamente, el lector agrega oralmente los puntos vocálicos y las marcas de cantilación.

Estos cuatro componentes de la Torá escrita corresponden a los cuatro niveles de interpretación en la Torá, simbolizados por el acrónimo PaRDeS (פרד”ס): Peshat (el significado literal y simple), Remez (insinuaciones o significado alegórico), Derash (el significado homilético o interpretativo) y Sod (el significado secreto o místico). Obsérvese que las marcas de cantilación corresponden a Sod (el significado místico), las vocales apuntan a Derash (el significado homilético o interpretativo), los taguin a Remez (significado alegórico) y las letras a Peshat (significado simple).

Es obvio que los taguim, que son las pequeñas marcas encima de las letras, están completamente conectadas a las letras, y si en el rollo de la Torá hay un espacio en blanco que separa la letra y la marca, no es una marca, ya que la marca es una parte intrínseca de la letra. Por lo tanto, necesitamos reflexionar sobre el hecho de que los taguim, que corresponde al Remez de la Torá, y las letras, que corresponden al Peshat de la Torá, están completamente conectados entre sí.

La Torá como una cesta

Entre los primeros cabalistas, antes de las enseñanzas del Arizal, la palabra para cesta (טֶֶנֶא) en hebreo se usaba comúnmente como un acrónimo de ta’amim (marcas de cantilación), nekudot (marcas de vocales) y otiot (las propias letras). De acuerdo con este acrónimo, la Torá fue dada en una “cesta” (טֶֶנֶא), y los taguin (coronas en las letras) no se menciona en absoluto. La razón podría ser que, dado que los taguin están completamente conectados y unidos con las letras, se consideran parte de las letras y no se sostienen por sí solos. Por lo tanto, de acuerdo con la insinuación de “cesta” (טֶֶנֶא), solo hay tres niveles en la Torá. ¿Cómo puede ser esto? Si excluimos los taguim, omitimos la dimensión interpretativa de remez (insinuaciones o significado alegórico) de la Torá. ¿Qué le pasó? ¿A dónde se fue el “Remez“?

El acrónimo טנ”א parece ser una insinuación mucho más rica y completa que טנת”א porque טנת”א no es una palabra con significado y contenido, y por lo tanto no puede ser interpretada de diferentes maneras. En contraste, טנא es una palabra importante en la Torá, que aparece en nuestra porción: “Y será cuando llegues a la tierra que Havaiá tu Dios te da en herencia, y la poseas, y habites en ella. Tomarás las primicias de todos los frutos de la tierra, que traerás de tu tierra… y lo pondrás en una cesta (טֶֶנֶא) e irás al lugar que Havaiá tu Dios escoja para poner allí Su nombre”.[1]

La expresión “lo pondrás en una cesta”, vesamta batené (וְשַׂמְתָּ בַטֶּנֶא) está conectada con la entrada a la Tierra de Israel. Por lo tanto, los primeros sabios expusieron que la cesta, el recipiente en la que se llevan los primeros frutos conocidos como bikurim al Templo, está en el secreto de la misma Torá. En otras palabras, todos los niveles a través de los cuales estudiamos la Torá, todos los PaRDeS (Peshat, Remez, Derash, Sod) de la Torá, incluyendo el nivel más alto – las marcas de cantilación y los secretos de la Torá – son conjuntamente una cesta, un recipiente para algo que se coloca dentro de ella. ¿Qué se coloca dentro de la cesta? El “primero de todos los frutos de la tierra”. Por lo tanto, necesitamos reflexionar sobre el significado de “las primicias de todos los frutos de la tierra”. Es la luz interior que está investida dentro de la Torá.

Taguin y la corona

Es digno de mención que entre las palabras para las marcas de cantilación, los signos vocálicos, las marcas y las letras (טְעִָמִים נְקֻּדּוֹת תִָּגִין אוֹתִיּוֹת), la palabra para las marcas (תִָּגִין) está en arameo, el idioma de traducción.[2] Resulta que los taguin provienen de un lugar completamente diferente y no son exactamente parte de este acrónimo. 

Sin embargo, ¿qué hace aquí una palabra traducida de un idioma secundario (en comparación con el hebreo, la Lengua Sagrada – Lashon HaKodesh)? La palabra aramea tag (תָּג) significa “corona”, lo que indica que los taguim provienen de una raíz más alta que todos los demás niveles de la Torá. La corona es más alta incluso que las marcas de cantilación, que corresponden a la sefirá de sabiduría.[3]

Por lo tanto, cuando usamos el acrónimo de “cesta” (טֶֶנֶא), requerimos una revelación adicional, que es la luz interior que necesita ser ubicada simbólicamente dentro de la cesta. Esta luz, o revelación, se describe como “la primicia de todos los frutos de la tierra”. Para ir un poco más profundo, la colocación de esta “luz” dentro de la cesta/recipiente es el resultado de que los taguín “desaparecen”, o se elevan a su raíz en la corona para despertar la esencia de la “luminaria”, maor (מָאוֹר) – “el primero de todos los frutos de la tierra” – para entrar en la cesta.

De hecho, el acrónimo טנא no solo significa “cesta”, lo que sugiere un recipiente, el valor numérico de טֶנֶא  es el mismo que el valor de “recipiente”, cli (כְּלִי). Por lo tanto, el טנא es el recipiente, por excelencia, de toda la Torá. En la Cabalá, los recipientes atraen la luz hacia ellos, y en este caso, la luz que entra en el recipiente es la propia luminaria – la fuente de la luz, la fuente de la revelación. 

Unas palabras sobre la relación entre una luminaria y su luz. Una luminaria es la fuente de la luz, por lo tanto, la usamos como una parábola para Dios y Su revelación. La luminaria corresponde a la sefirá de corona, mientras que la luz, la revelación de la luminaria, corresponde a la sefirá de sabiduría, que emerge del ser insondable de la luminaria. Sin embargo, en este caso, no es la luz (sabiduría) la que entra en el recipiente – la טנא, es decir, la Torá – es la luz de la corona misma. De hecho, todo esto sucede en la Tierra de Israel (אֶרֶץ יִשְׂרָאֵל), cuyo valor numérico es el mismo que “la luz de la corona”, or haKeter (אוֹר הַכֶּתֶר). La luz de la Corona es verdaderamente una extensión y revelación de la esencia de la luminaria, y esto es lo que necesita ser colocado dentro de la cesta/Torá.

 ¿Qué es Jasidut?

De acuerdo con el Arizal, hay un nivel aún más elevado que las marcas de cantilación y los secretos de la Torá, pero no lo comprendemos. El Rebe de Lubavitch, en su libreto titulado “La Esencia de las Enseñanzas de Jasidut” explica que este nivel superior es el Jasidut. Jasidut, en relación con la interpretación del sod, es la revelación de la esencia del asunto. Cuando se revela la esencia, también se revela el poder de unificación que pasa a través de todos los niveles y los une.

Dado que los cuatro niveles del alma conocidos como nefesh, ruaj, neshamá y jaiá (psique, espíritu, alma y viviente) corresponden a los cuatro niveles de la Torá que aparecen en el acrónimo טנת”א, Jasidut, que está por encima de todos ellos, corresponde a la iejidá (el singular) del alma. El quinto nivel, la iejidá del alma, también aparece e incluye en la Torá como “la luminaria en ella” (הַמָּאוֹר שֶׁבָּה). Esta frase procede del midrash que dice:

 “Si tan solo Me hubieran abandonado [a Dios] pero hubieran guardado Mi Torá, al comprometerse con ella, la luminaria que hay en ella los habría traído de vuelta al bien”[4]

כְּתִיב “ְוְאֹתִֹי עָָזָבוּ וְֶאֶתּ תּוֹרָתִי לֹא שָָׁמָרוּ”, הַלְוַַאי אוֹתִי עָָזָבוּ וְתוֹרָתִי שָָׁמָרוּ, מִּתּוֹךְ  שֶׁהָיוּ מִתְעַסְּקִין בָּּהּ  הַמָּאוֹר שֶׁבָּה  הָיָָה מַחֲזִירָן לְמוּטָּב

La Torá es generalmente “luz”, como está escrito: “Porque un mandamiento es una vela, y la Torá es la luz”.[5] Pero también está la “luminaria” dentro de ella, de la cual viene el despertar al arrepentimiento y al trabajo de teshuvá. Esto expía toda distorsión y mala conducta de los senderos de la Torá. Por lo tanto, vemos que la teshuvá proviene de un nivel más elevado que todas las revelaciones de la Torá, y tiene el poder de rectificar toda distorsión en la Torá.

La Teshuvá está conectada con la revelación de la esencia misma del alma judía, la Iejidá del alma, el quinto y más alto nivel dentro del alma judía, que está por encima de todas las revelaciones de la Torá. Todo esto se insinúa en la frase “el primero de todos los frutos de la tierra” (רֵאשִׁית כָּל פְּרִי הָאֲדָָמָה), cuyas letras iniciales forman la palabra “expiación”, capará (כַּּפָּרָה). Del “primero de todos los frutos de la tierra” que se coloca en la cesta / Torá, viene la expiación, “Porque en este día Él hará expiación por ti, para limpiarte de todos tus pecados”.[6]

El nivel de la iejidá del alma está conectado con la esencia de Dios. Dios es el “Amo de la Torá” y el “Dador de la Torá”. La Torá, por supuesto, expresa la voluntad de Dios en la forma de los mandamientos. Pero, más allá de la voluntad de Dios, está el “Amo de la voluntad”, Baal haRatzón (בַַּעַל הָָרָצוֹן), a Quien está conectada la iejidá del alma, y de quien proviene la verdadera teshuvá. Es de Él que viene el poder de expiar todos los pecados y todas las imperfecciones que uno ha causado en las letras. La iejidá está conectada con Dios como Iajid (el Singular), “el Singular del mundo”, iejidó shel olam (יְחִידוֹ שֶֶל עוֹלָם), con Su misma esencia, con la “luminaria”. Por lo tanto, la “luminaria” es la Iejidá del alma, y está escrito que la raíz de las almas de Israel es más alta que la Torá: “El pensamiento de Israel precedió a todo”, incluso a la Torá.

Jasidut toca el nivel de la iejidá del alma, y es “la luminaria dentro de ella”. Esta es la esencia del Baal Shem Tov. Cuando estudias el secreto (sod) dentro de la Torá, estudiando el Etz Jaim y otros escritos del Arizal, es una parte de la Torá, la parte del sod dentro de la Torá.

En contraste, Jasidut no es exactamente una parte de la Torá. Aunque Jasidut está conectado con la Torá y la abarca, el estudio del Jasidut implica aprender sobre la iejidá del alma y, en consecuencia, aprendes sobre la esencia de Dios. Dado que este nivel está por encima de la Torá, está oculto dentro de la Torá y, como se citó anteriormente del midrash, es el secreto de “la luminaria dentro de ella los habría traído de vuelta”. La Iejidá del alma, “la luminaria dentro de ella”, une todas las partes de la Torá: Peshat (significado simple), Remez (insinuación), Derash (interpretación) y Sod (secreto).

Torá de la Tierra de Israel

Anteriormente mencionamos la insinuación de que el valor de “la Tierra de Israel” (אֶרֶץ יִשְׂרָאֵל) es igual a la “luz de la corona” (אוֹר הַכֶּתֶר), lo que indica que nuestra tierra santa está por encima de “la Torá que emerge de la sabiduría”. Esto proporciona una razón positiva para la pregunta de por qué la Torá no fue dada en la Tierra de Israel desde el principio, sino más bien en el desierto, antes de que el pueblo llegara a la Tierra de Israel. Ahora, cuando estudiamos la Torá, el estudio primario de la Torá es específicamente en la Tierra de Israel: “No hay Torá como la Torá de la Tierra de Israel”,[7] “El aire de la Tierra de Israel hace a uno sabio”[8] y “la Torá emerge de la sabiduría”.[9] De hecho, hay varias razones y explicaciones en Jasidut que abordan la pregunta de por qué la Torá fue dada en el desierto y no en la Tierra de Israel.

De lo que acabamos de aprender, parece que la Tierra de Israel es más elevada que la Torá. Es decir, la Tierra de Israel está incluida como uno de los significados de “el pensamiento de Israel precedió a todo”[10] – incluso a la Torá. Hay un poder en la Tierra de Israel para revelar la conexión innata con Dios. En otras palabras, para revelar que el judío está conectado con Dios de manera natural, instintiva.

Clarificar el poder de la imaginación

La noción de que cada judío tiene algo esencial en él o ella que dirige su relación con Dios solamente se revela solo en nuestra tierra santa, la Tierra de Israel, porque posee la cualidad única de clarificar el “poder de la imaginación”, coaj haMedamé (כּחַֹ הַמְדַמֶּה). El “poder de la imaginación” está conectado con la cualidad única de la Tierra de Israel, la tierra de la que se dice: “Una tierra que Havaia tu Dios busca; los ojos de Havaiá tu Dios están siempre sobre ella, desde el principio del año hasta el final del año”.[11] La mirada de los ojos de Dios se considera una extensión de la sefirá de sabiduría, y por lo tanto, toda la atmósfera de la Tierra de Israel está llena de la sabiduría de Dios. Dado que el corazón y la mirada del Santo Bendito Es están dirigidos hacia la Tierra de Israel, aquí hay un gran poder de “todo se aclara a través de la sabiduría”,[12] así como la asistencia Divina y la capacidad de esclarecerlo todo.

Lo principal que necesita ser aclarado, a través del poder de la Providencia y la mirada de Dios concentrada en este lugar, es nuestro poder de imaginación. Al hacerlo, podemos revelar las profundidades ocultas del corazón de cada persona, la conexión intrínseca con el Dios Único y Singular, porque el judío es esencialmente “una parte de Dios arriba, literalmente”.[13] Aquí, en la Tierra de Israel, está el lugar único donde es posible revelar clara y tangiblemente, sin ilusión ni engaño, cómo un judío está intrínsecamente conectado con Dios.

Imaginar la fe

Por lo tanto, nuestra tierra santa es la tierra de la verdadera fe, lo que significa que aquí, en la Tierra de Israel, un judío puede elaborar o imaginar la fe por sí mismo. Un judío que vive fuera de la Tierra de Israel, en el suelo de tierras extranjeras, también cree, porque todos somos “creyentes, descendientes de creyentes”.[14] Sin embargo, les es imposible elaborar, es decir, imaginar la fe, que es totalmente esquiva fuera de la Tierra de Israel. En el momento en que un judío trata de imaginar la fe allí, cae en falsas imaginaciones y errores. Por lo tanto, fuera de la Tierra de Israel, la fe debe dejarse relativamente limpia de la imaginación.


[1] Deuteronomio 26:1-2

[2] En la época de los sabios rabínicos, el idioma internacional al que se tradujo la Torá era el arameo. Es interesante observar que la palabra para “traducción”, targum (תַּרְגּוּם) es una permutación de la frase “marca exaltada”, tag rum (תָּג רוּם), lo que sugiere que la raíz de los taguin está en las profundidades de la exaltación, la corona suprema, como se explicará.

[3] En la Cabalá, los taguin demuestran así el secreto de “Ze’er Anpin está unificado y conectado con Atika“, lo que significa que hay una conexión directa entre Ze’er Anpin (el taguin corresponden al segundo nivel desde abajo que corresponde con Ze’er Anpin) y Atika, que es la corona

[4] Petijta a Eijá Rabá basado en el versículo de Jeremías 16:11

[5] Proverbios 6:23.

[6] Levítico 16:30

[7] Bereshit Rabá 16:4

[8] Bava Batra 158b

[9] Zohar 2:121a

[10] Bereshit Rabá 1:4

[11] Deuteronomio 11:12

[12] Tania; Igueret HaKodesh 26 basado en Zohar 2:254b

[13] Ibid. Cap. 2

[14] Shabat 97a

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