RECONOCIMIENTO. TRANSFORMARSE EN UN SIRVIENTE DE DIOS
La sinceridad, temimut , es la experiencia interior de la sefirá de reconocimiento o agradecimiento, como se traduce a veces.
Digamos algunas pocas palabras acerca de la sinceridad. La palabra hebrea implica también plenitud o integridad y simplicidad. A nivel de la supra conciencia representa nuestra voluntad especial dedicada a cumplir la voluntad de Dios. En el corazón, sinceridad representa nuestro anhelo fervoroso de servir a Dios con devoción. Cuando se manifiesta en la acción, la sinceridad asegura que nuestra voluntad se comprometerá a cumplir cada uno y uno de los detalles de los mandamientos de Dios. Con un carácter sincero y simple uno procura ejecutar la Voluntad de Dios con amor y gratitud.
La blasfemia, un acto bochornoso o expresión despectiva respecto a Dios, pervierte la expresión sincera natural del alma de agradecer a Dios y el reconocimiento de sus infinitas bondades y majestuosidad. Por este motivo esta prohibición protege la sefirá de reconocimiento de la psiquis y su dimensión interior, la sinceridad, y de ella deriva el quinto principio de la meditación y el servicio Divinos para los bnei Noaj , transformándose en un sirviente sincero de Dios y Su pueblo elegido, Israel.
La Torá llama a los bnei Israel , en masa, “los hijos de Dios”: “Así dijo Dios, ‘ Israel es Mi hijo, Mi primogénito .’ ” Los bnei Noaj a su vez están conectados idealmente a los siervos de Dios. Cuando los bnei Israel no manifiestan la esencia de su alma Divina – como el hijo al padre, “una verdadera parte de Dios en lo alto”- también se los llama sirvientes. A pesar de que en relación con la conciencia judía esto es definitivamente una deficiencia, en relación a la creación en general sirve a un propósito positivo. Como hemos visto, es la responsabilidad del judío mostrarle al gentil cómo venerar a Dios, y cuando sirve a Dios como un sirviente inspira al no judío a elevarse al mismo nivel y así volverse también un siervo de Dios.
Servicio o veneración se identifica en cabalá con la sinceridad. Un individuo sincero puede pararse frente a su maestro en total sumisión del ser y con un compromiso absoluto de su voluntad, creando con este estado sincero de sumisión un aura que abarca a ambos. Un significado adicional del nombre hebreo de la sefirá de agradecimiento, hod , por cierto es “aura”.
La sefirá de reconocimiento y su experiencia interior, la sinceridad, se encuentra en el final del eje izquierdo del Árbol de la Vida. Las sefirot que se encuentran en el mismo eje, tienen entre otras cosas una relación de tipo jerárquica. En este eje, el entendimiento es considerado el origen, o la sefirá superior mientras que el agradecimiento es la última o inferior.
Entonces, sumisión y compromiso, que como ya hemos visto están asociados con esta última sefirá, son considerados una extensión de la sefirá de poder y su experiencia interna de temor o respeto. En la práctica esto significa que cuando el no judío aprende sumisión y compromiso de los judíos, pueden ascender del reconocimiento al poder, ameritando poder servir a Dios con temor. De la misma manera, la sefirá de poder actúa como una extensión de la de entendimiento, que en la práctica significa que apoyando devotamente al pueblo judío y ayudándolo a tener éxito en su misión especial de traer luz Divina al mundo, los no judíos ameritan servir a Dios con alegría, que es la experiencia interna de la sefirá de entendimiento.
Frente a la presencia de su Amo, el corazón simple y sincero del siervo se llena de temor, pero al mismo tiempo, en lo profundo en su corazón, el servidor leal se regocija por el privilegio de servirlo devotamente. Para un no judío, la experiencia de este privilegio puede sentirse sobre todo cuando existe un empeño en ayudar y servir al pueblo judío, los hijos del Señor.