Capitulo 3: El Sendero Espiritual del Noájico (parte 4)

Belleza: Reconocer los Milagros de Dios

La misericordia es la dimensión interior y la vivencia de la belleza, el tercero de los atributos emotivos que sintetiza a los dos que le preceden, las emociones opuestas del amor y el temor. El alma arquetípica de la sefirá de belleza es Iacob, el tercer patriarca de Israel, que aúna los dos niveles de conciencia Divina personificados por su abuelo y su padre, Abraham e Itzjak. Es el sentido de la verdadera empatía para con otra alma en su presente situación de vida. Cuando uno juzga al prójimo con misericordia ve más allá de la superficialidad y encuentra el mérito en su esencia.

En nuestras plegarias (especialmente en las Altas Festividades, los días de juicio) imploramos a Dios, cuando está juzgando al mundo, que se levante de Su trono de juicio severo (kisé din) y se siente en el de la misericordia (kisé rajamim) (25) Cuando Iacob envió a sus hijos a Egipto por segunda vez para adquirir grano, rezó por su éxito con las siguientes palabras: “Que el Dios Todopoderoso les de misericordia” (26)

El robo es una perversión del poder de la belleza, como se explicó, por lo que también es un crimen contra su dimensión interior, la misericordia. Explica el jasidismo que la misericordia de Dios es revelada por los milagros que realiza. (27)

Ahora podemos derivar el tercer principio de la meditación y servicio Divinos para los bnei Noajpercibir los milagros de Dios en nuestras vidas.

Irónicamente, los ladrones viven de milagros ya que como fue observado por los maestros jasídicos ponen su vida en peligro confiándose en un milagro para no ser atrapados. De hecho, ellos siempre rezan a Dios, ya conciente o inconcientemente, para que los ayude a robar, mientras que a la vez, paradójicamente, desobedecen totalmente Su Voluntad. (28)

En el amanecer de la creación, Dios vio que el universo no hubiera podido persistir si lo creaba de tal manera que cada individuo sea juzgado exactamente de acuerdo con el mérito de sus acciones e intenciones. Entonces combinó el juicio (severo) con la misericordia y creó el mundo con ambos. (29)

La misericordia de Dios alcanza a todas sus creaciones, como está dicho en los Salmos: “Dios es bueno para todos y Su misericordia se extiende a todas Sus criaturas”. (30) De esta manera el orden natural de la creación refleja el juicio Divino, mientras que los milagros, definidos como actos que invalidan las leyes estrictas de la naturaleza que no parecen distinguir entre individuos, expresan la misericordia Divina. (31)

En la práctica, como estas tres sefirot de bondad, juicio y misericordia están separadas, cada una puede ser experimentada por separado o en conjunto. La experiencia de la recreación continua es la del amor Divino, la primera de las emociones del corazón; la de la legalidad y el orden natural que funciona dentro de los límites del tiempo y el espacio de la creación, es la experiencia del poder y el juicio (32); experimentar milagros es vivir la infinita misericordia de Dios, la tercera fuerza emotiva sintetizadora. A través de este atributo Dios es menos exigente con nosotros y permite que el reino sobrenatural se manifieste libremente dentro de lo natural.  En cabalá y jasidut aprendemos que estas tres primeras fuerzas emotivas fluyen naturalmente una después de la otra. (33)

Reconocer la misericordia de Dios revelándose a través de milagros (34) despierta el deseo en el corazón humano de volver a Dios con devoción; reconocer los milagros de Dios actuando en el mundo significa reconocer Su deseo y poder de cambiar el curso de la naturaleza, no sólo como respuesta y en proporción a los méritos de los seres humanos, siendo esta la función del juicio Divino.

Los sabios se refieren a la plegaria como “[implorar] misericordia” (rajamei). (35) Rezamos porque Dios cure milagrosamente al enfermo, provea al pobre y bendiga con hijos a la estéril. Rezamos por claridad de mente y corazón para conocer a Dios y poder emular Sus caminos. Los sabios nos enseñan que la forma de despertar misericordia es emular Su atributo de misericordia, solidarizándonos con los demás y mostrando compasión por ellos, y Él nos promete por su parte que “a quien muestra misericordia por los demás se le mostrará misericordia desde el Cielo” (36)

Echando una mirada a la historia, al pasado y el presente, los no judíos seguramente verán la maravilla de la misericordia de Dios sobre Su pueblo elegido bendiciéndolo con incontables milagros. (37) Incluso en los tiempos de destrucción y exilio, la llama del pueblo judío nunca se extinguió, como las leyes de la naturaleza hubieran parecido dictar. Meditando acerca de este fenómeno, los no judíos se conectan con el atributo de la misericordia Divina al venerar a Dios.

En nuestras plegarias aludimos al Mesías, quien traerá la salvación al mundo entero como “un mendigo implorando misericordia en el umbral de la puerta” (38) Reconociendo el atributo y los actos de misericordia de Dios para todos (y especialmente su misericordia y milagros sobre Israel) los no judíos también pueden conectarse con el alma del verdadero salvador de la humanidad.

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