Emuná es el estado espiritual asociado con la experiencia interna de la más elevada de las tres “cabezas” de keter, la Reisha d’lo Itiadá (“la cabeza incognosible”).
Emuná es la conección esencial o “pacto” entre Israel y Di-s. Dice un dicho jasídico: la “fé simple” (emuná peshutá) del “judío simple” (iehudí pashut) lo conecta con “la unidad simple (absoluta)” (ajdut peshutá) del Atzmut de Di-s (La esencia, por encima de la revelación de Su luz infinita, or ein sof ). Toda alma judía hereda su fé de los patriarcas y matriarcas del pueblo judío en general, y de Abraham, el primer creyente, en particular. Como rasgo hereditario, emuná está siempre presente en el alma de cada judío, aunque no necesariamente en forma conciente.
La función de Moisés, (presente en cada generación), es mantener y reforzar la conciencia de la fé de Israel, y consecuentemente la identidad judía, a través de alimentarla con la sabiduría de la Torá: Gracias a Moisés, se le dió maná al pueblo de Israel. En la Torá, aparece por primera vez escrito como “man hu“, cuyas letras conforman también la palabra “emuná”.
La predisposición innata del judío de entregar su vida completamente al servicio de Di-s, y hasta sacrificar la vida por Su causa, es la expresión esencial de su emuná en el Creador.