Al final de la parashá “Y salió”, (Génesis 31:23) está escrito: “Y lo persiguió en el camino durante 7 días”. Labán persiguió a Iaacov cuando huyó de su casa con mujeres e hijos y todas sus posesiones. Porque en verdad todo le pertenecía a Iaacov, pero Labán se enojó muchísimo y lo persiguió durante siete días por el camino, así está escrito.
El Maguid da una explicación muy importante, fundamental para entender lo que nos sucede en este mundo. La motivación interior que tenía Labán para perseguir a Iaacov es que como nuestro patriarca es la columna de la Torá, amuda deemtzaita, la columna central del Árbol de la Vida, llamada Iaacov, tenía que lograr rescatar las chispas Divinas de la casa de Labán representadas por sus hijas, los niños y el ganado. Todo esto eran letras que en el futuro iban a revelarse al Pueblo de Israel y escribirse en la Torá para ser entregada por Moshé Rabeinu a los Hijos de Israel.
Todo eso estaba al principio en posesión de Labán el arameo, el ramaí-estafador. Iaacov logró extraer muchas de esas letras a través de trabajar duro durante muchos años, y en el futuro llegarían a ser muchas de las palabras de la Torá. Pero Labán en su inconsciente, en la raíz de su alma sabía que el cometido de Iaacov era rescatar esas letras de la Torá, y ahora sentía que Iaacov se estaba escapando sin avisarle, antes de tiempo porque todavía tenía muchas letras de la Torá que Iaacov no pudo extraer aun, muchas chispas Divinas. Por eso lo persiguió para que siguiera con su tarea y la completara del todo, extraer de Labán todas las letras de la Torá, de esa Torá de Iaacov que todavía permanecían con Labán.
Es una idea fabulosa, y de esta manera explica que así sucede con todo justo. Si el tzadik tiene acosadores y oponentes que lo persiguen, es porque inconscientemente saben que el tzadik tiene que rectificarlos, extraerles lo sagrado que hay en ellos y todavía no lo ha hecho. Por eso lo acosan para que termine la rectificación, sacar de ellos las chispas sagradas de acuerdo a la cualidad que caracteriza a cada justo, Iaacov es la misericordia, la Torá, Abraham el amor, e Itzjak el temor, etc. Cada tzadik tiene que extraer de sus oponentes las chispas de acuerdo a su misión particular, y si no lo hace entonces es como si esa cáscara impura, al acosar al justo le está rogando que lo haga, al perseguirlo y oponérsele de esa manera tan fuerte.
Entonces así comprendemos ante todo por qué hay acosadores y oponentes, y logramos extraerles, con la ayuda del Todopoderoso y tal como ellos lo piden íntimamente, inconscientemente, todas las chispas sagradas atrapadas en ellos.