P: Estoy muy interesado en el ritual de exorcismo Judío del Baal Shem Tov. ¡Gracias y que Dios esté con ustedes!
R: El judaísmo ve a los dibukim como esas fuerzas negativas en el mundo espiritual que se adhieren al alma. Es nuestra creencia que el mundo se aproxima rápidamente a su redención definitiva. Esto determina que todo el mundo deba trabajar unido en aras del reconocimiento del programa Divino entregado por Dios a Moisés en la Torá, el fundamento esencial de todas religiones. Así como los Judíos tienen su propia responsabilidad en completar ese programa, los no Judíos tiene la propia, expresados a través de las 7 leyes Noájidas.
Aumentar la conciencia de s misión espiritual en la vida es la garantía más segura frente a la incursión de las fuerzas negativas en su psique, ya que tales fuerzas sólo pueden entrar donde hay un vacío en este aspecto. Cada acto de exorcismo debería ser dirigido a la revelación de la identidad y misión espiritual oculta, cuyo ocultamiento precisamente lo deja a uno en posición vulnerable a las entidades enemigas.
La gran innovación del Ba’al Shem Tov, fundador del movimiento Jasídico, en este asunto estriba en su creencia de que es posible eliminar las fuerzas negativas sin enfrentarse a ellas directamente en una batalla. Más bien, pueden ser forzadas a salir simplemente introduciendo uno mismo su verdadera identidad y propósito, y entrenándose en la realización de acciones constructivas que tienen un impacto positivo sobre la Creación. La influencia que tales acciones tienen sobre su alma sirve para deshacerse del vacío donde los dibukim han tomado posición. La aproximación a este tema descrita aquí es una de las más relevantes para nuestros tiempos y se deriva directamente de las enseñanzas del Ba’al Shem tov.
Que merezcamos pronto ver el día en que el espíritu de impureza será erradicado de la faz de la tierra, y las aguas del Conocimiento de Dios cubran a todos como las aguas cubren el mar.