De todas las personalidades de la Biblia, Abraham es considerado el educador arquetípico cuya vida es un modelo de los ideales de inspiración e integración.
Para comenzar, Abraham personifica las cualidades de iniciador, ya que reveló un nuevo nivel de conciencia y, como resultado, se convirtió en el progenitor de un nuevo “pueblo”, los judíos. Es asociado con la plegaria de la mañana, que es recitada en el momento del día en que es más palpable la re-creación, el tiempo de una luz nueva (el amanecer) y un nuevo estado de conciencia (el despertar).
La primera aparición en la Torá de la raíz gramatical de jinuj, que hemos definido como iniciación/inspiración, es en relación con actos que realizó Abraham, cuando lideró una fuerza formada por sus educandos (janijav) para rescatar a su sobrino Lot.
También es el epítome de integración, que en hebreo hemos definido como hadrajá, cuya raíz es la palabra derej, que significa “camino”, usado en La Torá en relación a Abraham en un contexto muy revelador. Di-s explica por qué eligió a Abraham:
“Abraham se volverá una nación grande y poderosa y por él serán bendecidas todas las naciones del mundo. Yo le di un presente especial porque instruyó a sus hijos y a su familia en su camino, y guardará el camino [derej] de Di-s haciendo caridad y justicia.”
Di-s señala aquí que lo que distinguió a Abraham de las otras almas era su compromiso y capacidad para guiar a otros por los caminos de Di-s.
Abraham es llamado por los sabios la “fortaleza de ser” (eitan), porque él es la piedra basal, fundamento del pueblo judío. Fue el primero en reconocer la unidad de Di-s en el nivel más profundo posible: no sólo que Di-s es el Creador y nada existe sin que así sea Su voluntad, no sólo que El es la Fuerza de Vida que permea toda la creación, mantiene toda vida y nada puede existir sin su aporte permanente de energía, sino que, más aún, no hay nada aparte de El y nada existe excepto El. (nuestra experiencia sensorial de la “realidad” es una ficción temporaria, que no tiene existencia real o independiente en relación a Di-s.)
El Tania -la obra básica del jasidismo Jabad escrita en el siglo 18 por rabi Shneur Zalmen de Liadi- explica este último nivel de unidad con la metáfora de la nulificación de los rayos del sol en el propio cuerpo del sol. En este fenómeno, podemos observar que la existencia independiente de los rayos de luz es posible sólo cuando están aparentemente separados de su origen. Si siguiéramos el rastro hasta su origen, podríamos ver que en el punto en que se “juntan” con el sol, estos dejan de existir como entidades enteramente separadas y se aniquilan completamente en el sol. Así es la relación entre el universo y su Creador. Estas palabras son difíciles de captar por la mente, y mucho menos de entender por el corazón.
Sin embargo, este nivel de reconocimiento de la unidad definitiva de Di-s es el potencial de todo descendiente de Abraham.
Esta verdad fue imbuida en la creación, esperando que alguien la capte y la exprese y haga consciente y sólido algo que sólo había sido vago y tenue. Entonces vino Abraham. Su conocimiento de Di-s era tan profundo que se estructuró dentro de su propio ser y como tal, se volvió parte de la herencia de cada uno de sus descendientes. Este potencial de conocer y experimentar los niveles más extremos de la unicidad de Di-s es el legado de nuestro patriarca, quien incorporó espiritualmente la comprensión en las profundidades más materiales de su ser, de forma tal que se tornaron una realidad genética que puede ser transmitida por medios biológicos. Abraham es llamado la “fortaleza del ser” porque pudo adquirir una iluminación que comenzó como algo vago e intangible y se transformó en algo ligado e inseparable de la realidad física concreta, una entidad real llamada alma judía. Al hacer esto llevó a cabo dentro de su ser la unificación definitiva de lo espiritual con lo físico.
Es interesante notar a este respecto que el pueblo judío es la única “entidad social” a la que se puede ingresar desde ambas direcciones, la física y la espiritual. Por el lado físico, se es judío si es hijo de una mujer judía, mientras que desde el plano espiritual, el primer paso de la conversión al judaísmo es reconocer las verdades espirituales del judaísmo y querer dedicar la vida a la Torá. Por eso el judaísmo es algo que representa una síntesis completa de lo espiritual y lo material.
Este fortalecimiento del alma en el nivel más profundo posible fue cristalizado a través de la capacidad de Abraham de mantenerse firme las diez veces que fue probado por Di-s. Esto confiere al pueblo judío la capacidad de soportar los momentos difíciles y abastecerse de esta fuente de fortaleza en los momentos de prueba y adversidad. Esta fuerza de Abraham está presente en potencia dentro del alma de cada judío, esa capacidad de resistir a las tribulaciones y sobreponerse a ellas. Es como si una parte de Abraham mismo estuviera presente.