UNIVERSIDAD DE LA TORÁ
PSICOLOGÍA DE LA TORÁ – TORAT HANEFESH
Mi cabeza no funciona, mi corazón está bloqueado, no puedo orar y no tengo fuerzas para nada. Me siento amenazado, todo me irrita, y todas las afirmaciones elevadas y hermosas me resultan lejanas y no tienen nada que ver conmigo en este momento. No tengo paciencia para ideales, todo lo que quiero es acurrucarme debajo de mi manta, sobrevivir este día y no ver a nadie. En resumen, estoy con una conciencia contraída.
A veces, caemos en un estado de una conciencia contraída sin una razón aparente, a veces es la situación externa la que crea tensión y presión. De una forma u otra cuando una persona está experimentando una conciencia contraída está cautiva de sus inclinaciones naturales. Solo se preocupa por sí mismo y se enfada con cualquier persona o cosa que crea que le está haciendo daño. (A menudo ve a todo el que le rodea como una amenaza e intenta distanciarse de él).
Uno de los fundamentos de las enseñanzas del Baal Shem Tov es que debemos, y es posible, servir a Dios en cada situación y condición, tanto en un estado de conciencia contraída como expandida. Como escribió el rey Shlomó en Eclesiastés: “Estás en un buen día, sigue en lo bueno, en un mal día, mira, Dios ha hecho uno opuesto a lo otro”.
Dios está en todas partes, no solo en un lugar físico sino también en un estado emocional. Esta creencia nos permite soportar la situación, enfrentarla y servir a Dios mientras estamos en medio de ella. Además, Dios vela por todo con Su Divina Providencia. No sólo Dios está conmigo cuando me encuentro en mi estado de conciencia contraída, sino que es Él Quien me puso allí y espera que actúe de una determinada manera. Él me da la fuerza para superar la prueba y para servirLe aquí mientras la estoy afrontando. En última instancia, Él también me liberará de la crisis y habré ganado algo precioso.
Cuando damos otro paso adelante con este concepto revelamos una clave muy importante para gestionar la conciencia contraída: necesito fortalecer mi fe y confiar en que el Creador, mi Padre compasivo, pronto me sacará de este lugar restringido y me llevará a un lugar de amplitud. Mañana ya no estaré aquí, pero mientras estoy aquí hoy en este lugar puedo darLe a Dios un placer único que no podré darLe cuando ya no esté aquí.
Dios obtiene un placer especial justamente de los clamores del corazón desde dentro de la oscuridad, de un pequeño esfuerzo realizado en medio de una dificultad aplastante, de la devoción y la buena voluntad cuando la mente y el corazón están bloqueados y contraídos. Mañana, con la ayuda de Dios, no estaré aquí, pero mientras estoy aquí me propongo dar Dios el mayor placer posible con mi conciencia contraída.
Este pensamiento es mucho más que palabras de fortalecimiento para ayudarnos a sobrellevar la situación o animarnos a mantener la cabeza fuera del agua, ambas cosas importantes por sí mismas. Este pensamiento es la fuente de la capacidad para emerger desde lo profundo de nuestro espacio contraído. En un estado de conciencia contraída la persona se encierra en sí misma y se apoya en consideraciones egoístas. Está motivada por factores que no son en aras de Dios. Pensar en el placer especial que puede proporcionar a Dios, específicamente desde su lugar contraído, le saca de sus pensamientos egoístas. En lugar de pensar en sí mismo, en sus dificultades actuales y en la futilidad de sus acciones, se acuerda de Dios y de su aspiración a darLe placer. Su conciencia ha comenzado a transformarse en un estado de “en aras de Dios”.
Este es el significado profundo de “De dentro de no hacer en aras del Cielo, se llega a hacer en aras del Cielo”. “מתוך שלא לשמה בא לשמה”, “mitoj shelo lishmá, ba lishmá”. El punto interior de “no en aras del Cielo”, el propósito por el cual Dios nos trajo a este estado de conciencia contraída es específicamente el servicio de “en aras del Cielo”, complacer a Dios. Cuando recordamos la oportunidad única que tenemos de complacer a Dios en nuestro estado contraído, nuestra conciencia se transforma y comenzamos a acceder a una conciencia expandida.
El Baal Shem Tov dice que a veces Dios pone a grandes personas en estados restringidos para que puedan identificarse con aquellos que están en un lugar más bajo y contraído y ayudarlos a emerger de allí (volver a Dios o incluso convertirse). Incluso cuando nos encontramos en un lugar contraído debemos permanecer en un estado de influenciar, con fe en que justamente esta caída nos permite preocuparnos por los demás. Y la preocupación por los demás es la clave para emerger desde la conciencia contraída a una nueva luz de expansión.