El común denominador de los tres ejercicios de contemplación descriptos en los capítulos previos, es que son de carácter general y sinóptico. El énfasis es en la experiencia global de la mente acerca del tópico que se está escrutando, más que en el significado de los detalles individuales que conforman la imagen. El jasidismo se contrapone a este tipo general de contemplación a través de una contemplación detallada y específica, que emplea en forma más completa los poderes mentales del individuo y por lo tanto de un efecto de mucho más largo alcance.
La respuesta emocional evocada por la contemplación general, produce una impresión más profunda en la conciencia de la persona que la que produce la experiencia emocional directa, sin embargo no es algo verdaderamente duradero. Esto es porque la falta de atención a los detalles deja sin tocar gran parte de la mente y por lo tanto sin un cambio ni un convencimiento.
Las estructuras mentales con las cuales las personas se ha acostumbrado a crecer, utilizando el proceso progresivo de interpretar y reaccionar a la vida, no son afectadas por las amplias pinceladas bosquejadas por un escrutinio vago y general de un aspecto particular de la vida.
En nuestro caso, la contemplación sinóptica ataca sólo los síntomas del ego, los pensamientos egocéntricos que producen la ansiedad. La raíz inconciente del ego mismo permanece totalmente atrincherado e inalterado.
En cambio, a través de la contemplación detallada y cabal de ciertas facetas de la verdad, junto con todas sus implicancias, ramificaciones y aplicaciones, el individuo trasciende su propia percepción y se torna totalmente absorbido en la experiencia de la verdad. Un examen concienzudo de los distintos aspectos de una verdad, trae al enfrentamiento individual con una clara y lúcida percepción de la profunda verdad interna y su esencia. De esta manera, la contemplación detallada realza e incluso ilumina radicalmente la percepción lograda con la contemplación general.
Por otra parte, el efecto de ser absorbido en esta forma de contemplación, es que la persona comienza a adoptar la perspectiva inherente en esta verdad como parte de su psiquis. De esta manera, va renovando gradualmente los circuitos de su mente, de acuerdo a su esclarecida percepción y forja nuevos caminos de pensamiento, que con el tiempo también afectarán profundamente sus respuestas emocionales y de conducta hacia la vida.
Específicamente, la contemplación detallada comienza con el estudio en profundidad de la grandeza de Di-s por Su creación del universo y Su providencia sobre él. Los textos clásicos de cabalá describen en gran detalle el espectro completo de etapas del proceso creativo, desde la luz de Di-s primordial e infinita, hasta nuestros mundos inferiores. El jasidismo acentúa la habilidad del hombre de aprehender estos niveles relacionándolos con la experiencia y el servicio Divino del alma. En virtud de experimentar la luz inherente a la percepción de la grandeza de Di-s, se es capaz acto seguido de dirigirla hacia si, atestiguar en detalle su fluir y conocer en forma infinitamente más profunda que antes su nulidad existencial.
En cuanto a la inherente imperfección individual, la contemplación general de esta idea no es suficiente por si misma. La persona debe proceder a examinar todas sus faltas y defectos, que se expresan como sus ansiedades y miedos. A medida que los examina uno por uno, lo absoluto de su nulidad existencial se va reflejando más y más gráficamente. El efecto acumulativo de enfrentar un ejemplo tras otro de la propia humildad es un “agujero negro” psicológico que absorbe el ego de la persona, aniquilándolo parte por parte.
Contemplando la infinita grandeza de Di-s y la nulidad de la creación en general, se llega a conclusión de que la creación es insignificante y no posee en absoluto existencia independiente. Sin embargo cuando se empieza a contemplar las propias fallas dentro de su marco gráfico, se comprenderá que no sólo no posee la realidad intrínseca que tiene Di-s, sino que su presente condición psicológica es de hecho una antítesis de esa realidad. Su orientación material convierte su vida entera en algo negativo y ofensivo hacia la omnipresencia de Di-s. No sólo es no significativo, no real y no intrínseco, sino que es anti-significativo, anti-real y anti-intrínseco; es verdaderamente un agujero negro de antimateria, una mancha negativa en la perfección de la creación de Di-s.En esta etapa, la persona está muy ocupada enfrentando su propia tosquedad y vulgaridad para rectificar o sanar sus ansiedades. Todo lo que puede y debe hacer en este momento, es sorprenderse por lo profundo de su perversión a medida que se va desplegando frente suyo. Esto posibilita examinar las propias ansiedades sin sentirse atrapado dentro de ellas.