La primer etapa de ignorar la ansiedad, que a menudo no es realizada concientemente, es la forma en que un persona deshecha muchos, sino la mayor parte de los pensamientos que emergen del subconciente.
Este es una forma de sumisión o supresión natural y saludable, que simplemente impide que toda pequeña necesidad o complejo que viene a la mente pueda complicar o descarrilar las funciones normales de la vida. Bastante a menudo, estos murmullos no están enraizados muy profundamente en el subconciente, y por lo tanto no justifican ningún tratamiento fundamental que requiera prestarles mucha atención. Si este es el caso, ignorar el problema es por cierto la mejor forma de tratarlo. Una atención injustificada del problema sólo lo va a agravar, causando que asuma dimensiones artificiales.
Por ejemplo, nuestros sabios nos enseñan que la mejor forma de luchar contra la ira es premanecer en silencio y de contrarrestar los celos es ignorarlos. Cuando una persona hace esto concientemente, su desatención a sus problemas, ansiedades, neurosis e incluso psicosis, es una tácita admisión de que es impotente para confrontar y desafiarlos por si misma. Concomitante con la comprensión de su bajeza y degradación existencial, está su apercibimiento de que no está capacitado para atacar directamente su mal interior. Su primer recurso es entonces simplemente ignorarlo.
Cuando la persona se da cuenta de que sus pensamientos oscuros no se apartan de él, e ignorarlos no ayuda, se vuelve hacia el cielo e implora la ayuda de Di-s. Cuando la persona clama a Di-s, al mismo tiempo reconoce la existencia del mal dentro de si y admite que no puede darle batalla por si mismo. Advierte que sus plegarias anteriores no fueron intensas o suficientemente específicas para librarlo del flagelo particular que está padeciendo.
En sus plegarias previas le pidió a Di-s el poder de superar las ansiedades, pero ahora se da cuenta de que esta plegaria no fue del respondida del todo y ruega en cambio para que Di-s mismo lo rescate de ellas.
Hasta este punto, no hay ninguna confrontación directa con el mal, ni tampoco ningún intento de parte de la persona por juntar fuerzas para combatirlo. El efecto conciente y subconciente de la circunsición sobre la psiquis de la persona es que el sabe que es esencialmente bueno y separado existencialmente de los problemas y ansiedades que acosan su mente. En cualquier momento puede beneficiarse de la ayuda de Di-s, de momento que El está siempre a su lado, en sentido figurado, listo para salvarlo de la agresión de los malos y oscuros pensamientos que lo atacan constantemente. En este sentido, puede considerarse siempre por encima de las miserias de este mundo.Admitir no estar capacitado para desprenderse de los pensamientos negativos o rogarle a Di-s para hacerlo es la subface de la sumisión dentro de la separación.